Misteriosas fuerzas parecen empeñadas en situar a Isabel Díaz Ayuso en la carrera por Moncloa. La guerra fratricida que mantiene con el presidente de su partido, Pablo Casado, no solo se libra por controlar el PP madrileño; sino por una hipotética sucesión en Génova. Como si Ayuso aguardara con una guadaña el momento oportuno para propinar el golpe definitivo llegado el momento y asumir los mandos. La pugna está relanzando sus aspiraciones. Las entrañas del último barómetro publicado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) revelan un desplome del respaldo popular a la candidatura de Ayuso a la Presidencia del Gobierno pasada la luna de miel post 4M; una tendencia que se ha revertido en el último mes, cuando más resonaban los tambores de guerra.
Buceando en el sondeo del CIS del mes de noviembre, concretamente en la pregunta número 21, nos topamos con la presidenta de la Comunidad de Madrid. Debiera extrañar, puesto que se trata de una cuestión relacionada con los favoritos a liderar el Ejecutivo estatal y ella no es candidata ni es líder nacional de ningún partido. De hecho, es la única dirigente autonómica que aparece. En esta entrega, recibe un 1,8% de los votos de los encuestados. Queda muy lejos de Pedro Sánchez, quien lidera el ranking con un 21,1%; de Yolanda Díaz y su 15,8% y del propio Pablo Casado y su 10,7%. Se ve superada también por Inés Arrimadas e Íñigo Errejón con un 5,8% y 5,6% respectivamente. Sin embargo, estar en esa terna ya es una victoria para ella.
Según ha confirmado el CIS a ElPlural.com, la respuesta sobre la presidenta madrileña es “abierta y espontánea, el encuestador no cita a Isabel Díaz Ayuso”, como sí hace el resto de candidatos que salen en la tabla, y la líder regional “sale porque la gente la menciona”. El CIS niega que los encuestadores sean los que mentan a la presidenta regional, por lo que se deduce que le otorgan una categoría propia -y no a otros espontáneos- dado el elevado número de referencias.
La batalla por Génova y Vox alimentan el suflé
Díaz Ayuso lleva varios meses en la terna de favoritos a presidente del Gobierno. El último sondeo del CIS en el que no aparecía fue el de abril, antes de las elecciones autonómicas del 4M que la catapultaron a lo más alto. En la encuesta del mayo ya aparecía con un 2,4, superando a Alberto Garzón (2) y a Yolanda Díaz (1,7). En la siguiente entrega, relativa al mes de junio, alcanzó su prime con un nada desdeñable 2,9. En julio volvió al 2,4 (en este punto Yolanda Díaz ya era la tercera candidata favorita con un 9,5) y en septiembre se desplomó al 1,6. Al mes siguiente, en octubre, su nombre desapareció; pero regresó en noviembre con un 1,8.
Llama poderosamente la atención que Ayuso desaparezca en el barómetro de octubre. Fuentes consultadas trasladan su extrañeza a este periódico y no atinan a explicar el fenómeno, puesto que resulta de lo más extraño que de un mes para otro se marchitase. En cualquier caso, todo indica que el pulso que mantiene con Génova ha reavivado la llama.
Otro dato llamativo es que los electores que se decantan por Ayuso como líder del Ejecutivo nacional no pertenecen al PP en su mayoría, sino a Vox. Son los parroquianos ultraderechistas los que apuestan por ella, tal y como revelan las variables políticas del CIS. En la tabla se observa que la mayoría de los votos que recibe Ayuso dieron su confianza a Vox en las elecciones generales, con un 5,7. El flujo de voto que roba la dirigente regional a Casado es del 5,4. En otras palabras, Ayuso quita más votos a Abascal que a Casado.
