Las negociaciones en el marco de la investidura del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, están copando todos los focos y todas las portadas de los medios de comunicación, especialmente por la falta de información o, en todo caso, por los escasos datos que llegan a cuenta gotas. Y es que en medio de todo el tablero político, entre exigencias de unos y voluntades de otros, han saltado como figuras activas informaciones que en la mayoría de los ocasiones son falsas. Es el caso de las publicaciones que en las últimas horas apuntaban a que Carles Puigdemont había propuesto al cardenal Omella, líder de los obispos, como mediador con el Gobierno. Una suerte de golpe en la mesa que queda en papel mojado ya que tanto socialistas como Junts per Catalunya niegan su veracidad.

PSOE y Junts niegan al cardenal Omella como propuesta

Hace poco más de dos semanas, desde Junts per Catalunya evidenciaron su predisposición a exigir un mediador como figura necesaria para las negociaciones con el PSOE. De hecho, el partido que lidera el expresident catalán Carles Puigdemont condicionó su "sí" a la investidura de Pedro Sánchez a contar con un relator en la mesa de diálogo para dar salida al escollo del procès. Especialmente cuando una ley de amnistía está centrado todos los debates. Así lo dijo la presidenta de la Associació Catalana de Municipis (ACM) y alcaldessa de La Garriga (Barcelona), Meritxell Budó, quien aseguró que era "indispensable para dar cualquier tipo de apoyo" debido a que "ninguno de los dos partidos principales del Estado español, ni PP ni PSOE" dan garantías a su partido en las negociaciones.

"Queremos pago por adelantado, queremos pruebas, queremos garantías para poder avanzar en estas negociaciones y, en ese caso, votar la investidura", recalcó Budó en sendas entrevistas. Unas palabras que, con todo, fueron rebajadas por fuentes de la cúpula de la formación, que aseguraron en conversaciones con ElPlural.com que la dirigente independentista se pronunció como presidenta de l'ACM y no como parte de Junts ya que "no forma parte de las negociaciones". Sin embargo, el poso de que tener un intermediario es una condición sine qua non para que sus siete diputados finalmente se pronuncien a favor de sustentar la reválida del presidente del gobierno en funciones en Moncloa ha quedado, e incluso se ha extendido.

Distintos medios de comunicación han publicado en las últimas horas de este jueves que Puigdemont, en un intento de dar un golpe de efecto sin precedentes en esta coyuntura de acuerdos para desencallar el bloqueo político, habría puesto encima de la mesa un nombre especialmente rompedor. En concreto hablan del cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española, como relator para los coloquios entre la formación nacionalista catalana con el Gobierno central. De esta forma, el líder de los obispos entraría a formar parte del cónclave en la que ya están Félix Bolaños, María Jesús Montero y Santos Cerdán por parte del PSOE y el expresident catalán Gonzalo Boye junto a la portavoz en el Congreso, Miriam Nogueras, por Junts.

Sánchez y Puigdemont hablan de "bulo"

Pero nada más lejos de la realidad. "Es un bulo" o "es todo mentira" son las dos principales afirmaciones tanto por parte de Junts per Catalunya como del PSOE sobre estas informaciones. Especialmente incisivos se muestran las fuentes del Gobierno, que cuestionan estas y otras publicaciones al respecto de las negociaciones para la investidura. De hecho, preguntados por este periódico, voces cercanas al partido de Carles Puigdemont niegan avanzar ningún "detalle" de las conversaciones que están manteniendo los equipos negociadores. Tampoco del acuerdo con Sumar. Este es el ánimo general que reina de cara a la votación que puede convertir de nuevo presidente a Sánchez por todas las partes que tienen la llave para hacerlo real. Nadie quiere dar pie a filtraciones que hagan estallar por los aires la mesa de diálogo.

Las informaciones también apuntan a que este nombre podría tener efectos impactantes en la negociación ya que, por un lado incorporaría a la Iglesia a un debate político entre administraciones al tiempo que impactaría en el sector más conservador y religioso de la derecha, y por otro colocaría la amnistía y las medidas para dar solución a los problemas derivados del procés en el foco internacional. Con todo, sí señalan que el Ejecutivo estaría más cerca de rechazar esta proposición ya que no lo ven adecuado, pero en ningún momento ha estado considerado como una posibilidad real, tal y como ha podido saber este diario por fuentes cercanas de ambos. 

Asimismo, el nombre de José Luis Rodríguez Zapatero ha sobrevolado el aire desde antes de la designación por parte del rey Felipe VI a Pedro Sánchez como candidato oficial a la investidura, en especial tras su papel en la campaña electoral para el 23 de julio. Una de las disyuntivas era si el que fuera presidente del Gobierno y secretario general del PSOE podría erigirse como postulante a relator, una opción que ni unos ni otros han querido ratificar. Estas informaciones aseguran que los de Puigdemont tienen "respeto" al exdirigente socialista por ser "valiosa" pero lo consideran una persona parcial en este asunto. Fuentes de Junts ni confirman ni desmienten este extremo, y tampoco el Partido Socialista ha dado cuenta de su voluntad de aceptar esta figura como exigencia.