La sangría de bajas en Vox vuelve a la primera línea de las portadas y de los medios de comunicación. A pesar de los continuos intentos de la formación de situarse como adalid de la política útil, por ejemplo con una moción de censura con Ramón Tamames a la cabeza previsiblemente abocada al fracaso, el partido sigue experimentando dimisiones bajo el cuestionamiento del papel de la organización en la escena pública y en el propio interior de la cúpula. Una de las últimas se produjo hace tan solo unos meses por parte de un alto cargo en Castilla y León tras dinamitar los servicios públicos de esta región, pero no es la única. Ahora se ha vuelto a producir con Alejandro Hernández, quien ha presentado su dimisión como presidente de Vox en Córdoba ante ruegos a Dios y con un dardo hacia la dirección nacional que dirige Santiago Abascal.

Nueva dimisión en Vox

El pasado viernes, el diputado de Vox en Córdoba Alejandro Hernández ha comunicado su cese voluntario como presidente de la formación en la región andaluza. A través de una amplia publicación en su perfil oficial en la red social Facebook, el hasta ahora dirigente ultra ha explicado su decisión con un texto plagado de mensajes sobre el papel del partido desde el mismo momento de su constitución. Una salida que se produce después de años en los que las acusaciones de "totalitarismo" y "antidemocracia" se suceden con cada dimisión que se produce en el seno de Vox. "He estado más de cinco años partiéndome el alma para conseguir que VOX fuera un partido político asentado y respetado en Córdoba", ha comenzado el texto, en el que ya en el primer párrafo reconoce que "las cosas no siempre han salido bien".

Así, Hernández ha admitido que para él es una "frustración" y un "fracaso personal" que el partido no pueda concurrir en las elecciones nacionales y autonómicas en muchos lugares del territorio español ante la falta de personas "motivadas para dar un paso al frente". Y es que a pesar del empuje que tuvo la organización hace años, en los últimos tiempos ha experimentado un bluff muy sonado, tal y como ha reconocido el último CIS, que le ha llevado a perder fuerza y miembros. Según el diputado, que ha anunciado que va a continuar en el Parlamento de Andalucía "mientras pueda y lo mejor que pueda", entonces era un organismo político "rudimentario" aunque "no había agendas personales", lo que ahora -a su juicio- ha cambiado a raíz sobre todo del primer Vistalegre.

Dardo hacia Santiago Abascal y la cúpula

"En el autobús de vuelta íbamos todos encantados convencidos de que Santiago Abascal iba a ser eurodiputado el año siguiente, las elecciones andaluzas del 2018, y … Desde entonces, las cosas han cambiado y no todas a mejor", afirma el ya expresidente de Vox de Córdoba. Tras insistir en que sigue convencido de que "el proyecto está por encima de las personas" o que "ser la cara de VOX sigue siendo una decisión compleja", Hernández ha dedicado un dardo hacia otros miembros del partido así como hacia la cúpula nacional, liderada por Abascal. De esta forma, ha asegurado que ha perdido "amigos y camaradas defraudados en sus expectativas personales" al tiempo que ha tenido que "soportar insultos y difamaciones".

"Estos “tontos entregados” de photocall son pocos (diría que los cuento con los dedos de las manos) y cobardes, aunque a veces hagan mucho ruido", ha sostenido en el texto antes de manifestar que ha "echado de menos que por parte de la dirección nacional se haya estado más pendiente de atender las quejas de esos cuatro alborotadores que de disciplinarlos". "No vine a servirme de VOX para mi promoción particular sino a trabajar por unos ideales. Y lo seguiré haciendo mientras pueda y lo mejor que pueda desde el Parlamento de Andalucía", ha defendido. Además, el diputado de ultraderecha ha apelado a Dios para desear que este partido no se convierta "en otra red clientelar más", como dice han hecho otras formaciones.

"Trepas y advenedizos"

"De mi andadura como presidente me llevo la estima y el afecto de la inmensa mayoría de los nuestros, el respeto de los rivales políticos y creo que el de los profesionales de la comunicación honestos; también me quedará el resentimiento de los pocos trepas y advenedizos que traté y a los que mantuve alejados del partido. Siempre consideré que ese peaje iba incluido con el “sueldo de presidente”, y si antes no me afectó mucho, ahora, francamente, me importa un bledo", finaliza el texto, que también ha compartido en su perfil oficial de Twitter.