La nueva alianza entre el Partido Popular y Vox para gobernar en coalición en Aragón no solo ha evidenciado de nuevo la buena sintonía entre ambas formaciones sino que ha movido el foco hacia otras regiones donde todavía no han alcanzado un acuerdo de gobierno. Es el caso de Murcia y Ceuta, dos comunidades bloqueadas actualmente con contextos diferentes pero mismo destino y dos opciones: coalición o elecciones.

En el primer caso, Fernando López Miras -el primer barón popular en protagonizar una investidura fallida tras el 28 de mayo- no quiere compartir ejecutivo con los ultras, al menos en la misma proporción, mientras los de Santiago Abascal presionan con más poder. En el segundo, los populares de Juan Vivas han buscado el apoyo del PSOE para firmar un acuerdo lejos de la extrema derecha. Ilusión que los socialistas han tumbado.

Corre el tiempo para Murcia

A penas saltó a la palestra el acuerdo de coalición entre el PP y Vox firmado a última hora de este jueves para gobernar juntos Aragón, las miradas se trasladaron directamente hasta Murcia, donde la situación está especialmente encallada. El candidato popular Fernando López Miras está a solo dos escaños de la mayoría absoluta y ha intentado encontrar un aliado en Vox, que no se lo está poniendo fácil. Los ultras quieren entrar en el ejecutivo murciano con el mismo peso que los populares, hasta el punto de que han rechazado la última oferta: un plan programático conjunto y un puesto en la Mesa regional.

Desde la celebración de los comicios municipales regionales y autonómicos del pasado 28 de mayo, López Miras se ha presentado como el dique de contención de la ultraderecha e incluso como ejemplo de comportamiento del Partido Popular. Pero los de Alberto Núñez Feijóo han pactado con los de Santiago Abascal en más de cien ayuntamientos y algunos gobiernos autonómicos. El último el aragonés. De hecho, desde el PP murciano esgrimieron que su objetivo era gobernar pero "no a cualquier precio", lo que sería dirigir la administración en las mismas condiciones que los ultras.

Por su parte, la ultraderecha tiene la llave de la gobernabilidad y quiere jugar todas sus cartas. Nada se ha movido en las últimas semanas desde la propuesta del pasado 25 de julio. Ninguna de las dos partes ceden y ahora el escenario más probable es la repetición electoral. Los populares están instalados en esta opción ya que únicamente necesitarían que los de extrema derecha se abstuvieran para que López Miras se convierta de nuevo en presidente regional. Sus 21 escaños les basta siempre y cuando tengan una abstención de los ultras. Pero estos no están por la labor de facilitar su investidura.

Y todo esto mientras el calendario apremia. Después de la celebración de una votación fallida hace tres semanas, ahora el día marcado en rojo es el 7 de septiembre, cuando se iniciaría el proceso automático de nueva convocatoria de elecciones en el caso de que el PP y Vox no alcanzaran un acuerdo antes. De llegar a ese punto, los comicios se celebrarían 54 días después, lo que sitúa la cita con las urnas el próximo 25 de octubre. Una posibilidad cada vez más cercana y casi deseada. Los de Génova creen que este escenario sería beneficioso para López Miras, que saldría reforzado ante un Vox debilitado y sin "utilidad" política.

Ceuta, con Vox o elecciones

Otra región encallada a cuenta de los no pactos para investir a un popular es Ceuta. Mientras un ojo está puesto en la Región de Murcia, el otro está en la ciudad autónoma ceutí, donde los de Feijóo se encuentran ahora mismo absolutamente arrinconados. La primera apuesta de su presidente Juan Vivas tras el 28 de mayo ha sido instar al PSOE a cerrar un macroacuerdo que deje fuera de las instituciones a la ultraderecha. Una idea revolucionaria entre las filas populares en los últimos meses que los socialistas han tumbado. 

Y es que el Partido Popular del territorio quería aglutinar en el mismo ejecutivo bajo sus siglas a los socialistas y al partido local de izquierdas MDyC (Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía) con el objetivo de "darle a la ciudad una gobernabilidad y estabilidad". Pero Ferraz ha frenado este posible pacto con una justificación en clave nacional. "Con el PP de Feijóo es imposible. Siguen instalados en el insulto, la mentira y están absolutamente en shock tras el resultado electoral. Nunca el PP estuvo más solo, y eso tiene un nombre: Feijóo. Necesitan un buen rato en el rincón de pensar", sostienen.

Pese a que esta decisión se dio a conocer en la mañana de este jueves, no ha sido hasta primera hora de este viernes -horas después de lo de Aragón- cuando la cúpula de Génova ha salido a criticar la postura de los dirigentes socialistas. El propio Feijóo ha culpado directamente a Pedro Sánchez de "bloquear un acuerdo por la estabilidad" en la ciudad autónoma. "El PP es un partido de Estado. Nuestro deber es fortalecer la cohesión social y proteger a los ciudadanos, frente a ese interés por mantenerse en el poder", ha escrito en su perfil oficial de Twitter, ahora llamada X.

En la misma línea se ha pronunciado también este viernes la secretaria general de la formación, Cuca Gamarra, quien ha subido el tono. "La inestabilidad y el bloqueo a todos los niveles es lo único que ofrece a España. Los socialistas de Ceuta querían pactar por el interés general, pero Sánchez solo busca su propio interés. Él está por encima de Ceuta. Sánchez activa su “no es no” hasta desde Marruecos", ha afirmado, en referencia también a las vacaciones familiares del presidente del Gobierno.

Ahora la coyuntura en Ceuta se acerca a la Murcia. A partir del no del PSOE, las opciones que se le abre a Vivas es intentar firmar un documento con Vox o forzar la repetición electoral. El resultado de las urnas le colocan en una posición complicada, ya que aunque ha ganado las elecciones de nuevo no lo ha hecho con la contundencia a la que estaba acostumbrado. El PP tiene nueve escaños, lejos de los 13 que se necesitan para la mayoría absoluta. Vox ha obtenido cinco, por lo que le darían los números para ello. Eso sí, esta puerta ha estado cerrada hasta ahora.