Francia y Alemania expusieron hoy su plan de reforma urgente de la Unión Europea para lograr que antes de marzo haya un nuevo Tratado, aunque sólo lo firmen los 17 países del euro, y se apliquen sanciones automáticas a los Estados que incurran en déficit excesivo. Ese nuevo Tratado podrá contar con el apoyo de los 27 Estados miembros de la Unión, pero no necesariamente, según indicaron el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, que avisaron de que si eso no es posible, irán por delante los 17 miembros de la eurozona.

Sanciones al desequilibrio presupuestario
Al frente de esos requisitos ineludibles, Francia y Alemania han acordado colocar la regla del rigor fiscal, de modo que habrá sanciones automáticas para los Estados que superen el límite del déficit del 3 % de su Producto Interior Bruto (PIB). Ese mecanismo de sanciones, según la propuesta, se aplicará una vez que sean votadas por "una mayoría cualificada" de los países del euro, de modo que no la podrá decidir el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas, como había pretendido Alemania. "Las cosas están bastante claras (...) el Tribunal de Justicia europeo no podrá anular un presupuesto nacional, no es posible", subrayó Sarkozy, antes de puntualizar que todos los miembros del euro tendrán que dotarse de un mecanismo en sus Constituciones por el que se comprometen al equilibrio de sus cuentas públicas.

"No queremos que unos bloqueen los avances de otros"
Sarkozy justificó su alianza con Alemania como "un elemento estratégico esencial" para Francia, al tiempo que advirtió del riesgo de "estallido" del euro. "Europa no reproducirá los errores del pasado, hoy hace falta recuperar todo el retraso acumulado", subrayó el presidente francés. La canciller alemana declaró que el espíritu que guía estas propuestas de reforma es el de "restablecer la confianza" y que es preciso dar una respuesta a quienes se preguntan si los países europeos son "de fiar". "Hacen falta modificaciones estructurales", agregó Merkel, quien dijo categórica: "no podemos hacerlo en el marco de los tratados existentes". El presidente francés dijo que las decisiones de la futura UE reformada funcionarán con una "mayoría cualificada del 85 %", de manera que se abandone la regla de la unanimidad. "No queremos que unos bloqueen los avances de otros, de ahí que propongamos esa mayoría del 85 por ciento", explicó la canciller alemana.

Inisisten en la "independencia" del BCE
El presidente francés avanzó que propondrán que durante todo el tiempo que dure la actual crisis de la eurozona se celebren reuniones mensuales en las que participarán los jefes de Estado y de Gobierno de los países miembros de la moneda única. Tanto Sarkozy como Merkel expresaron su rechazo a los eurobonos como instrumento para contrarrestar las presiones que sufren las deudas soberanas de los países de la eurozona y manifestaron un apoyo inequívoco a la "independencia" del Banco Central Europeo (BCE).