Efecto Sánchez o cansancio, la mayoría de los catalanes ha perdido interés ya por un referéndum sobre la independencia de su región, según el barómetro del Gabinet d'Estudis Socials i Opinió Pública (GESOP) para El Periódico.

El 42,4% de los consultados en ese sondeo se decantan por un referéndum independentista, mientras que el 27,2% se conformaría con ser preguntados sobre si quieren una mayor autonomía o una actualización del Estatut. El 26,5% se opone a cualquier tipo de consulta.

En abril, el 78,7% quería un referéndum independentista

El cambio es sorprendente, si se mira una encuesta similar del Gesop del pasado abril, cuando el 78,7% respaldaba un referéndum sobre la independencia, aunque es verdad que en aquella ocasión no se hacía una diferenciación entre una consulta sobre la secesión o más autonomía.

El cambio de Gobierno podría tener que ver en ese giro de opinión, dado que la mayoría de los catalanes muestra su satisfacción por la oferta de negociación ofrecida por Pedro Sánchez. El 56% cree que la Generalitat debería valorar esta opción y dejar de lado el proceso independentista.

Votantes independentistas

Un 34,8%, sin embargo, insiste en el plan secesionista.Una quinta parte de quienes se sienten independentistas abogan por negociar una reforma del Estatut, incluida una cuarta parte de los votantes de JxCat y un tercio de los de ERC.Tres de cada cuatro independentistas reclaman un referéndum sobre la ruptura.

Bloque constitucionalista

En el bloque no secesionista, entre los votantes del PSC obtiene más apoyos la consulta sobre autogobierno, mientras que los electores de Ciudadanos y el PP rechazan cualquier referéndum. En cuanto a la marca de Podemos, Catalunya en Comú-Podem, el 44,1% apuesta por un referéndum sobre una mayor autonomía y el 41,5%, por una consulta secesionista.

El 52,8% asegura ser contrario a la independencia, mientras que el 45,9% apoyan la secesión. De estos últimoas, el 25,7% afirma haberse convertido al independentismo en los últimos años y el 20,2% dice serlo de toda la vida. Desde diciembre de 2017, el rechazo a la desconexión ha aumentado en cinco puntos.