Tras más de dos meses de estado de alarma, España continúa inmersa en la mayor crisis nacional desde la Guerra Civil. A pesar de la gravedad del momento, la progresión hacia la denominada 'nueva normalidad' es real y este viernes se ha hecho oficial que tanto Madrid como Barcelona y Castilla y León pasarán a la fase 1 de la desescalada el próximo lunes y el resto del territorio español lo hará a la fase 2. De esta manera, el objetivo marcado es cada día más cercano y la recuperación, tanto sanitaria como económica, se va efectuando progresivamente.

Aunque la mejoría gracias a las medidas tomadas por el Ejecutivo socialista resulta evidente, la crisis política que vive España es cada vez mayor y la fortaleza del Gobierno se va debilitando poco a poco. A pesar de conseguir sacar adelante una nueva prórroga del estado de alarma el pasado miércoles en el Congreso de los Diputados, lo sucedido respecto al pacto para derogar la reforma laboral de Mariano Rajoy ha evidenciado las grietas que existen en el Gobierno de coalición. El mayor símbolo de debilidad de un Gobierno es cuando existe oposición interna. Y en este caso resulta evidente.

Cabe destacar que la portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, ha reconocido que hay “distintas sensibilidades” en el Consejo de Ministros y que ha podido haber “ruido” que ha provocado una falta de comunicación con respecto al acuerdo entre PSOE, Unidas Podemos y EH Bildu. Esas diferencias están representadas en las figuras de Pablo Iglesias y Nadia Calviño y sus desavenencias públicas reflejan la fricción interna del Ejecutivo. Del "absurdo y contraproducente" en torno al debate de la reforma laboral de Calviño al "pacta sunt servanda" (lo firmado obliga) de Iglesias. 

El acuerdo con Bildu tampoco ha gustado a la patronal. El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, ha señalado que “es gravísimo este pacto en la actual situación económica cuando lo que hay que proteger es el empleo”. De hecho, tras hacerse pública la firma con el partido abertzale, el propio Garamendi ha roto el pacto social que ha venido manteniendo con sindicatos y Gobierno.

En materia económica, la crisis del coronavirus está afectando de manera considerable a las familias. Según un estudio de la OCU, un 74% de los hogares españoles ha sufrido pérdidas económicas por el impacto del Covid-19, con una pérdida media de 1.715 euros por hogar. Por otro lado, la encuesta muestra que el 10% presenta serias dificultades para llegar a fin de mes. Y las previsiones de futuro no son optimistas. 

El clima social también se ha enrarecido notablemente en las últimas semanas. Las protestas anti Sánchez que nacieron en el barrio de Salamanca de Madrid se han extendido por todo el mapa y ya se han visto escenas de violencia. De hecho, los enfrentamientos entre ciudadanos de diferentes ideologías comienzan a tornarse en una estampa habitual. Este mismo sábado,Vox ha programado en toda España manifestaciones contra el Gobierno en un alarde de desafío de la ultraderecha al estado de alarma, ya que cada concentración que se organiza es una amenaza a la salud de los españoles. 

Con estos antecedentes, las encuestas sobre intención de voto siguen publicándose cada día. Y Pedro Sánchez sigue imponiéndose a sus rivales. A pesar de que ciertos estudios avanzan un adelanto del Partido Popular en número de escaños, la gran mayoría de las publicaciones continúan dando como ganador de las elecciones al PSOE, y, en numerosas ocasiones, con una gran ventaja. De esta manera, ElPlural.com publica una edición más de la madre de todas las encuestas tras analizar los resultados de las publicaciones demoscópicas de Sigma 2, SW Demoscopia para Andalucía Información, CIS de mayo, Hamalgama para Ok Diario, NC Report para La Razón y Celeste Tel para eldiario.es.

Intención de voto

Tal y como refleja la madre de todas las encuestas de este 23 de mayo, Pedro Sánchez ganaría las elecciones con claridad. De esta manera, el presidente del Gobierno conseguiría el 27,9% de los votos, dando así un golpe en la mesa en un momento de gran crisis en el Ejecutivo. A pesar de la contundencia de la victoria socialista, Pablo Casado, en el caso de haber adelanto electoral, obtendría el 23,4% de los sufragios.

La ultraderecha continúa manteniendo una oposición radical, fiel a su estilo. Algo que repercute negativamente en las intenciones electorales ya que Santiago Abascal perdería un punto respecto al 10N y se quedaría con un 14% de los votos. A continuación, estaría Unidas Podemos con un 11,9% de los votos y por último Ciudadanos, con el 6,9%.

Escaños

La clara victoria socialista otorgaría 119 escaños a esta formación, uno menos que los actuales. En la peor crisis que vive el socialismo desde que ganara las elecciones, la formación progresista conseguiría sacar casi 20 escaños al Partido Popular. A pesar de la evidente distancia entre ambos partidos, los de Pablo Casado llegarían a los 100 asientos, mejorando notablemente su resultado de las últimas elecciones, en las que consiguieron 89. 

Finalmente, Vox obtendría 46 escaños, Unidas Podemos 32 y Ciudadanos llegaría a los 11.