Desde que se decretó el estado de alarma, Vox ha tratado de capitalizar la pandemia del coronavirus. La tendencia en las encuestas de los de Santiago Abascal era al alza. En algunos sondeos la formación ultra rondaba los 60 escaños, ocho más que los 52 actuales. Las proyecciones eran positivas y Vox emprendió una estrategia marcada por la confrontación contra el Gobierno de Pedro Sánchez para recabar más apoyos. Pero no lo está consiguiendo.

Los discursos incendiarios de Abascal en el atril del Congreso hablando de comunistas y etarras en plena pandemia o las declaraciones a modo de celebración de Iván Espinosa de los Monteros durante la manifestación del pasado domingo son buena muestra de que Vox aprieta el acelerador tanto en el hemiciclo como en la calle. Y todo con un objetivo: exhibir músculo y sacar rédito político.

Sin embargo, su comportamiento ha provocado resultados diametralmente opuestos a los deseados.

Todas las encuestas a día de hoy otorgan una caída a Vox no solo con respecto a anteriores ediciones, sino a lo obtenido el 10N.

En el último barómetro publicado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), relativo al mes de mayo, Vox cayó hasta el 11,3%. En la anterior edición, la de abril, obtuvo un 13%, por lo que la caída es de dos puntos porcentuales en un mes. El 10N obtuvo un 15,09%; por lo que la caída en menos de medio año sería de cinco puntos porcentuales.

La madre de todas las encuestas, un análisis pormenorizado de todas las publicaciones demoscópicas e Sigma 2, SW Demoscopia para Andalucía Información, CIS de mayo, Hamalgama para Ok Diario, NC Report para La Razón y Celeste Tel para eldiario.es. realizado por ElPlural.com; apunta en la misma dirección.

Según todas ellas, Vox obtendría un 14% de los votos, un punto porcentual menos que el 10N y desde luego una cifra muy alejada de los 60 diputados que algunas encuestas reflejaban.