Rouco Varela, Gran Jefe de los católicos, habla respecto al IBI como si fuera un comerciante irritadísimo a la hora de abonar  impuestos. Cuando, para evitar pagar el IBA, soltó que -si se le obligaba a abonarlo- él se vería obligado a recortar a Cáritas  se quitó su careta de cardenal y apareció el rostro de un preocupado hombre de negocios.

Rouco Varela -al estilo de Mariano Rajoy-también mintió al decir lo que dijo. Cáritas es financiada por la Iglesia, ciertamente. Pero la aportación de los monseñores a esta entidad benéfica  es ínfima. Según el presidente de Cáritas Diocesana Barcelona, Jordi Roglà, se trata de  un 0´8% del presupuesto total que manejan, que ronda los 25 millones de euros.

La derecha gobernante se ha puesto al lado de la Iglesia. Esta situación  escandalosa  viene de muy lejos y está mayoritariamente  incorporada a los genes populares. Y a los genes eclesiásticos, salvo raras excepciones.  No sólo se juntan el PP y los clérigos de una manera más o menos afectiva, sino que semejante entente refuerza las políticas neoliberales, legitima  los recortes salvajes de los últimos tiempos y provocan un bombardeo sistemático contra la izquierda desde el aparato mediático de los conservadores.

En el panfleto de Rouco Varela,  Alfa Omega, que es una letrina semanal al servicio de la Iglesia y del PP, se rasgan las vestiduras y presentan la pitada al himno nacional y al Príncipe, en el partido F.C. Barcelona-Athletic, final de la Copa del Rey, como si estuviéramos ante un pecado mortal o una blasfemia. El PP puso también toda su artillería mediática para cargar contra la pitada. He aquí como es verdad que circulamos hacia la reconquista  del nacionalcatolicismo. Asco que dan.