Santamaría, cuyas simpatías por el PSOE son conocidas, cree que todavía hay partido. "La pelota está en el campo del PSOE, en su capacidad de movilizar a su electorado y evitar fugas a otros partidos". En su opinión, la crisis pasa una enorme factura al partido en el Gobierno pero, sin embargo, al PP no parece perjudicarle su inhibición y falta de colaboración ante un problema de Estado como la situación económica actual.

El peor de los escenarios
"Para rematar, argumenta, "la elección de Rubalcaba como candidato del PSOE coincidió con un verano caliente en que los mercados de la deuda arreciaron con mayor fuerza en España, Europa y EE.UU. dificultando aun más la fluidez del crédito y la inversión, y, por tanto, la recuperación de la actividad y el empleo. (...).Cuesta imaginar un escenario más difícil para el PSOE. Quizá el de 1982 para la UCD, con la salvedad de que antes de aquellas elecciones la coalición había sufrido ya toda una serie de escisiones".

Factura sólo al Gobierno
Santamaría asegura que la campaña girará en torno a la situación económica y el desempleo. "Se hace responsable al Gobierno con independencia del carácter global de la crisis, se exonera por completo la falta de cooperación de sus adversarios y se renuncia incluso a conocer sus propuestas para superarla", concluye.

Hay partido
Pese al desolador panorama para los votantes socialistas y a poco más de un mes para las elecciones, concluye que no todo está perdido. "La pregunta es si el PP llegará o no a la mayoría absoluta", plantea. En su opinión, el PSOE todavía puede hacer frente a los de Rajoy. Es una "tarea difícil", pero no imposible, máxime, sostiene, cuando "el reducido tamaño de la muestra sólo permite una aproximación al hacer el cálculo de los escaños que puede variar o no de forma sensible".

Alteración del formato
Concluye finalmente que, de confirmarse la abrumadura mayoría del PP y el importante retroceso socialista, se produciría una "profunda alteración del formato y la dinámica del sistema de partidos que se había venido consolidando desde 1993, tendría profundas repercusiones en la vida política y, como en la legislatura 2000-04, reduciría a los partidos nacionalistas y regionalistas a un papel claramente subordinado".