El presidente de Rusia, Vladimir Putin, y el líder chino, Xi Jinping, se han propuesto reforzar sus lazos diplomáticos y, con ello, propulsar su objetivo de “liderar un mundo cambiante” como respuesta a las consecutivas sanciones de Occidente.

Este jueves ambos dirigentes se han reunido en Uzbekistán, al margen de la cumbre multilateral de la Organización de Cooperación de Shangái, en la que se han tratado cuestiones en materia de seguridad con India, Pakistán y otros países de Asia central.

Algunos de los puntos clave que se han podido extraer del encuentro es que el máximo mandatario ruso apoya sin matices la creación de “una China” de Bejing, rechazando así la tensión actual del país con Estados Unidos por los aires independentistas de Taiwán. Asimismo, ha valorado positivamente la “posición equilibrada” de Jinping respecto a la guerra de Ucrania, con la cual Putin se está encontrando con dificultades debido a que el Ejército ucraniano está ganando terreno.

La OTAN ya advirtió de la “amenaza” que suponen Rusia y China

Durante la Cumbre de la OTAN celebrada el pasado mes de junio, los principales líderes de la Alianza Atlántica estuvieron de acuerdo con que Rusia es la “amenaza más directa y significativa para la seguridad, la paz y la estabilidad” de Occidente. “Los actores autoritarios ponen en peligro nuestros intereses y valores”, reza el documento del Concepto Estratégico.

Es así como también entra en escena el papel de China que, con el actual pacto que pretende forjar con Rusia, supone otro actor a tener en cuenta por Europa y Estados Unidos. En el marco estratégico que aprobaron los líderes de la OTAN, dedican al país asiático hasta dos puntos: “Las ambiciones declaradas y las políticas coercitivas de la República Popular China (RPC) desafían nuestros intereses, seguridad y valores. La República Popular China emplea una amplia gama de herramientas políticas, económicas y militares para aumentar su huella global y proyectar poder, mientras permanece opaco sobre su estrategia, intenciones y desarrollo militar”.

“China busca controlar sectores tecnológicos e industriales, infraestructuras críticas y materiales estratégicos y cadenas de suministro. Utiliza su influencia económica para crear dependencias estratégicas y potenciar su influencia. Se esfuerza por subvertir el orden internacional basado en reglas”, prosigue el texto (art.13).