La amenaza de la escalada de la ultraderecha en todo el territorio europeo ha llegado hasta las puertas de Suecia. Los conservadores del país han llegado a un acuerdo para gobernar en minoría y en coalición, de la que no formará parte Demócratas Suecos, la formación de extrema derecha que logró ser la segunda más votada en las pasadas elecciones. Con todo, aunque estos no entrarán en el equipo de Gobierno, sí serán necesarios para sacar adelante las medidas ya que serán su principal apoyo externo.

Este viernes, Ulf Kristersson, presidente del Partido Moderado, ha anunciado que el bloque de derechas ha acordado conformar un gobierno de coalición tras haber pedido este mismo miércoles dos días más de plazo para poder ultimar los pormenores de la alianza. Esta supone el fin tanto del periodo de Ejecutivo en funciones como de los últimos años de mandato del Partido Socialdemócrata de la hasta ahora primera ministra Magdalena Andersson.

En una rueda de prensa junto a los dirigentes de los otros cuatro partidos que van a formar parte de esta conjunción, el líder conservador ha explicado que este acuerdo responde a la necesidad de llevar a cabo un "cambio político", que estará marcado por un endurecimiento de la política de inmigración o de asilo así como por la incorporación a su legislación de una presunta prohibición de la mendicidad. "Recibimos un mandato del pueblo sueco el día de las elecciones y lo tomamos con la mayor seriedad. El cambio no es solo necesario, también es posible, y los cuatro partidos podemos ofrecer ese cambio", ha dicho.

Así, los moderados compartirán equipo de gabinete con el Partido Liberal y los Demócratas Cristianos, mientras que la ultraderecha será fundamental para garantizar la gobernabilidad y poder dar luz verde a las normativas en el parlamento. Además, aunque estos no tendrán ministerios a su cargo sí un papel en la organización. "El Gobierno trabajará de forma estrecha con Demócratas Suecos, que tendrá una oficina de coordinación en departamentos del Gobierno", ha explicado Kristersson.

El partido ultra, por su parte, ha reconocido que hubieran preferido formar parte de esta coalición en mayoría. De esta manera se ha manifestado su líder, Jimmie Akesson, quien ha puesto de manifiesto estar contento por haber logrado una influencia "significativa" dentro del acuerdo así como que ha reivindicado su capacidad para lograr un "cambio de paradigma" en el devenir político del país escandinavo. De hecho, ya ha marcado la línea a seguir, partiendo de la reducción de la inmigración como primer eje de actuación.

La inmigración, en el centro de su política

Este acuerdo, presentado este mismo viernes al presidente del Parlamento, Andreas Norlén, sienta las bases de un claro giro a la derecha en la nación sueca. Con todo, cabe recordar que fue el partido de centroizquierda liderado por Andersson el que logró continuar como la fuerza más votada en los pasados comicios de septiembre con más del 30% de los votos, por delante de la formación ultra (20,5%) y los moderados (19,1%). El bloque de derechas sí se impuso en número de escaños, con 176 frente a 173.

Esto supone un cambio de caras pero también de políticas. Akesson ha asegurado que se enducerá la política de inmigración así como los criterios para poder adquirir la nacionalidad en el país. También se pondrá en marcha medidas para acabar con la criminalidad ejercida por bandas de delincuentes, tales como duplicar las penas o permitir testigos anónimos, y se estudiará dar luz verde a una prohibición de la mendicidad a nivel estatal. 

"Las reglas de asilo en Suecia no deben ser más generosas que lo que nos obliga el derecho comunitario", ha afirmado el líder de extrema derecha. Está previsto que la votación en la Cámara sueca para elegir a Kristersson como primer ministro se produzca el próximo lunes 17 de octubre, tras haber dado su confirmación el presidente del Parlamento.