La Guardia Costera de Suecia ha descubierto y confirmado una cuarta fuga de gas en el gasoducto dañado del Nord Stream. Según el periódico Svenska Dagbladet, los primeros agujeros se detectaron el pasado lunes y se calcula que entre las dos canalizaciones se han podido perder la mitad del gas acumulado.

Las sospechas de sabotaje se han extendido por toda la Unión Europea. De hecho, Bruselas ya ha avisado que, de confirmarse, su respuesta será “lo más fuerte posible”. Así lo advirtió la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, cuyas palabras hallaron la réplica del Kremlin, que calificaron las suspicacias comunitarias como “absurdas”, justificando que las fugas también suponen un coste económico para Rusia.

La portavoz de la Guardia Costera de Suecia, Jenny Larsson, ha comentado al citado diario que “dos de las cuatro fugas están en la zona económica exclusiva” del país, mientras que las otras dos se sitúan en territorio danés. Ninguno de los dos oleoductos estaba en uso en el momento de las explosiones, aunque sí estaban llenos de un gas que se ha diseminado por el mar Báltico desde las fracturas.

La última fuga registrada hasta la fecha se ha producido en el gasoducto Nord Stream 2, cercano al agujero más grande hallado en el Nord Stream 1, según informó la guardia costera de Suecia. Por su parte, las autoridades de Dinamarca advirtieron de la existencia de una oquedad en cada una de las dos secciones de los conductos en sus aguas.

Entre tanto, Alemania ha dado por perdido el gasoducto Nord Stream tras las fugas registradas. Según el diario Der Tagesspiegel, fuentes gubernamentales señalan que los daños no se podrán mitigar rápidamente, lo que provocaría, con toda probabilidad, que las aguas marines se filtren por las tuberías y corroan las paredes de las tuberías.

Más de la mitad del gas perdido

Hasta la aparición de este cuarto agujero, los registros indican que se ha perdido más de la mitad del gas almacenado entre las dos tuberías del Nord Stream. El responsable de la Agencia de Energía de Dinamarca, Kristoffer Boettzauw, la fuga masiva del gas equivale a una tercera parte de los daños medioambientales atribuibles al país en todo un año. Pese a ello, ha matizado que no existe riesgo alguno para la población danesa.