Suecia y Dinamarca han calificado de emergencia en el sector eléctrico y energético la situación de ambos países tras las fugas que se han producido en los gasoductos que unen a los dos con Rusia. Es decir, el Nord Stream 1 y Nord Stream 2.

Durante la tarde del lunes, las autoridades danesas detectaron una fuga de gas en uno de los tramos del gasoducto Nord Stream 2 en la isla de Bornholm, en el país. Horas después, el gasoducto submarino Nord Stream 1 detectó una caída de la presión del gas que procedía del país de Putin y se enviaba hacia Alemania.

La causa de la avería se desconoce, aunque cabe señalar la importancia de los tubos ya que, aunque los dos permanecen cerrados y no funcionan, contienen gas y éste debe mantener su presión constante, al salirse está provocando un fuerte oleaje. En la línea de actuación, la autoridad marítima sueca ha pedido que “ningún barco se acerque demasiado” y ha anunciado que “extrema la vigilancia” sobre el terreno.  

Daños “sin precedentes”

Por otro lado, la compañía ha querido tranquilizar a las partes asegurando que el hecho no tendrá impacto en el suministro a Europa o Dinamarca. Eso sí, ha calificado los daños de un hecho “sin precedentes” y ha advertido de que es imposible saber cuándo se restaurarán los hilos que han provocado las fugas en el mar Báltico.

"Los daños ocurridos de forma simultánea en tres líneas de gasoductos offshore del sistema Nord Stream no tienen precedentes. Es imposible estimar el tiempo necesario para la recuperación de la infraestructura de transporte de gas" ha solventado la compañía Nord Stream, según ha recogido la agencia rusa de noticias TASS.

Asimismo, el director general de la Agencia de Energía de Dinamarca, Kristoffer Botzauw, asevera que la ruptura de los gasoductos es “extremadamente rara” y asegura que llevarán a cabo un estudio “minucioso” para “reforzar la seguridad del suministro”.