La Unión Europea va a aprobar una regulación que establece un objetivo obligatorio de ahorro de al menos un 5% en el consumo de electricidad durante las horas pico para todos los Estados miembros, así como un gravamen a las petroleras y gasistas de un 33% sobre su nivel de beneficios extra, según el borrador del plan que elaboran los veinsiete para hacer frente al invierno. Este impuesto se sumará a otros tributos sobre el resto de energéticas, que han visto aumentar sus beneficios económicos debido a los altos precios a costa de la subida de la factua de la luz.

Desde hace unos meses el suministro energético centra la política de la Comisión Europea y se espera un plan de acción común que haga frente al cerrojazo del gas del presidente ruso, Vladimir Putin, que se planteará durante el estado de la Unión de este miércoles en boca de su presidenta, Ursula von der Leyen, ante el pleno del Parlamento Europeo en Estrasburgo.

El invierno se acerca y la Comisión Europea tiene claro que hay que tomar las medidas ya. Así, se espera que el proyecto final sea debatido el 30 de septiembre en Bruselas, donde se no estará el tope al gas después de la oposición de algunos países a poner un precio tope al gas ruso, como proponía Von der Leyen, o a cualquier tipo de gas como propone España.

Ahorro del 5%

Bruselas establecerá un ahorro obligatorio del 5% del consumo de electricidad, que deberá cubrir al menos el 10% de las horas de cada mes en que se espera que los precios sean más altos. Así, se deberá elegir varias horas por días a la semana en las que se produzca el pico. Cada país decidirá estas horas para que sean más adecuadas para el máximo ahorro. La iniciativa podría llegar a derivar en una reducción de consumo de gas de 1.200 millones de metros cúbicos durante cuatro meses.

También habrá un impuesto a los productores de las energías “inframarginales”, es decir, las que no son gas y que han visto aumentar enormemente sus beneficios ya que el precio de la factura de la luz la ocasiona esta última, provocando enormes ingresos económicos. Así, como máximo podrán ingresar 180 euros por megavatio por hora. No obstante, caber destacar que Bruselas no habla de impuestos, sino de topes y de “contribución solidaria” como el eufemismo. En este marco se establece que las compañías de gas y petróleo deberán aportar un 33% de cualquier ganancia superior al 20% de lo que han obtenido de más respecto a la media de los últimos tres años. En última instancia, serán los Estados miembros quienes decidan a qué hogares y empresas y cómo irán repartidos los ingresos obtenidos por esos nuevos impuestos.