Los ciudadanos de Túnez acudirán a las urnas en unas elecciones presidenciales marcadas por la controversia y la denuncia internacional. El actual presidente, Kais Saied, busca la reelección en un contexto de creciente autoritarismo, enfrentándose únicamente a dos rivales, uno de los cuales ha sido encarcelado recientemente. Este proceso electoral es el tercero desde que el país se deshizo del régimen de Zine el Abidine ben Alí en la 'Primavera Árabe', pero la situación ha retrocedido en términos de derechos y libertades en los últimos cinco años.

Desde 2021, Saied ha liderado un gobierno que ha limitado significativamente el espacio cívico, lo que ha generado comparaciones con Ben Alí. En mayo de ese año, el presidente anunció la suspensión de la Constitución y el cese del Gobierno, gobernando por decreto desde entonces. A pesar de algunas voces que respaldaron estas medidas como necesarias para salir del estancamiento político y económico, los avances en los problemas principales del país han sido escasos o nulos.

Saied también promovió una nueva Constitución que aumentó sus poderes después de un referéndum de baja participación. Esta nueva carta magna le dejó a cargo de casi todas las decisiones importantes, incluido el nombramiento de gobiernos afines y la disolución definitiva del Parlamento. En las elecciones legislativas de 2023, se estableció un nuevo organismo liderado por personas alineadas con sus políticas.

Bajo la sombra de la represión

Los dos rivales de Saied en estas elecciones son Zuhair Magzhaui, del Movimiento del Pueblo, y Ayachi Zamel, del partido liberal Azimun. Magzhaui ha apoyado las acciones de Saied desde 2021 y es visto por muchos como un candidato que solo pretende dar una apariencia de legitimidad a las elecciones. Por otro lado, Zamel fue arrestado horas antes de que su candidatura fuera aceptada oficialmente y desde entonces ha sido condenado por supuesta falsedad documental.

La oposición, representada por el Frente de Salvación Nacional, no ha llamado al boicot de estas elecciones, a pesar de las severas críticas y acciones contra sus miembros, incluida la detención de su líder. La situación ha puesto de relieve la labor de la Alta Autoridad Independiente para las Elecciones (ISIE), acusada de estar influenciada por Saied y de eliminar arbitrariamente a la mayoría de los candidatos.

En el ámbito internacional, organizaciones como Human Rights Watch han criticado duramente las acciones del gobierno tunecino, acusándolo de socavar la integridad del proceso electoral. Además, las políticas migratorias de Saied, especialmente sus declaraciones contra los subsaharianos y las duras medidas contra la migración irregular, han atraído más críticas.

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