El cambio de hora tiende a ser motivo de debate, más aún cuando se acercan las fechas de hacerlo. El último fin de semana de octubre es el marcado en el calendario para atrasar una hora el reloj y e inaugurar el horario de invierno.  No obstante, desde hace tiempo es ya un clamor popular la negativa a adelantar o atrasar la hora. Una negativa que ha llegado hasta el Parlamento Europeo que ya en 2018 estudió la posibilidad de suprimir el cambio horario.

En ese año, Bruselas lanzó una encuesta para conocer la opinión de la población respecto al cambio de hora. Un 84% de los participantes se mostró partidaria de contar con un horario fijo frente a un 12% que prefería lo contrario. Apenas un año más tarde, en 2019, el Ejecutivo Comunitario acordó suprimir el cambio de hora, sin embargo; aún continúa realizándose ¿Por qué?

La respuesta es simple, se debe al desacuerdo entre los estados miembros sobre la franja horaria que ha de adoptar cada país. Es por esta razón por la que la propuesta se aplazó hasta el año 2021. El debate sobre el cambio de hora trasciende fronteras. El Senado de los Estados Unidos ya aprobó el pasado marzo suprimir el cambio de hora y mantener de forma definitiva el horario de verano con el objetivo de disfrutar de “tardes más luminosas”.

Sin embargo, en España, aún no existe fecha concreta para llevar a cabo la medida. No obstante, se puede intuir que no será a corto plazo. De acuerdo con el calendario publicado en el BOE por el Ministerio de Presidencia, relaciones con las Cortes y memoria democrática, la Unión Europea planea continuar con el cambio de hora durante los próximos 5 años a pesar de su reticencia inicial.

De esta forma el ministerio encabezado por Félix Bolaños ha fijado el inicio y el final de los cambios horarios entre 2022 y 2026, puesto que no hay atisbos de un avance en las negociaciones para fijar un horario definitivo y eliminar el cambio estacional que se configuró en un principio con el objetivo del ahorro energético. Sin embargo, desde el Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía (IDAE), aseguran que hoy en día la situación es "muy distinta a la de aquel momento".

A pesar de la difícil situación energética que atraviesa Europa, el ahorro que se consigue con el cambio horario resulta meramente testimonial y la adopción de un horario fijo continúa siendo un clamor popular ya no solo europeo, sino internacional.