La crisis humanitaria es un tema que domina el panorama mundial actual. Desde la Franja de Gaza que está en la cúspide de poder llamarse oficialmente una hambruna inducida hasta Yemen que ha sufrido durante casi una década de conflicto y enfrenta una de las tasas de desnutrición más altas de la historia, partes de la comunidad internacional intenta abogar por la humanidad.

Ahora bien, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha irrumpido en este escenario, presentándose como una especie de abogado por la paz. “Si yo no estuviera por aquí, tendrías seis guerras importantes sucediendo ahora mismo…”, afirmó en sus redes sociales, haciendo referencia a la tregua reciente entre la India y Pakistán y la que Camboya y Tailandia alcanzaron este martes. El dirigente estadounidense se presenta como una solución para las naciones en conflicto y ha dirigido recientemente la mirada hacia Sudán, lugar de un conflicto que ha sido descrita en varias ocasiones como “la guerra olvidada”.

“Estamos facilitando la paz en lugares como Sudán, donde están teniendo muchos problemas”, resaltó Trump en una reunión a principios de este mes entre los representantes de Liberia, Senegal, Gabon, Mauritania y Guinea-Bisáu. Sin embargo, a diferencia de la situación con sus aliados cercanos, como Israel, Washington no tiene un enviado especial a Sudán -durante el mandato de Joe Biden era Tom Perriello-, pese a defender la necesidad de paz.

No obstante, se espera que la atención de la Casa Blanca sobre Sudán va a aumentar significativamente en las próximas semanas, especialmente a raíz de la cumbre que celebró con Egipto, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos este miércoles con el objetivo de hallar una resolución al conflicto conjunta.

¿Por qué? El fracaso de Trump en las negociaciones de paz entre Rusia y Ucrania (prometió que se resolvería en “24 horas”) está debilitando su imagen como el guardián de la conciliación mundial, por lo que se está viendo obligado a poner el foco sobre conflictos que anteriormente no habría utilizado en sus discursos. A esto se le añade el propio contexto del conflicto, el cual acaba de sufrir otro giro tras la declaración de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), una facción paramilitar sudanesa que antiguamente formaba parte del gobierno de Sudán, sobre la creación de un gobierno paralelo el pasado fin de semana.

¿Qué está pasando en Sudán?

En abril de 2023, irrumpió una guerra librada principalmente entre las RSF y Las Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF), provocada por un golpe de estado de las SAF a raíz de fuertes discrepancias por el proceso de integración del RSF en las Fuerzas Armadas. Ambos grupos desplegaron sus soldados en diferentes zonas del país y el conflicto no ha hecho más que escalar con el paso del tiempo.

El país ha tenido una larga y compleja historia de inestabilidad gubernamental desde su independencia en los años 50, pero este último agravamiento está empezando a recibir atención internacional por denuncias de genocidio y por crear una situación en la que se considera que Sudán está sufriendo una de las mayores crisis humanitarias del mundo.

25 millones de personas, es decir, la mitad de la población de Sudán, enfrentan hambre aguda, según la Cruz Roja, y oficialmente se ha declarado una hambruna en el estado Darfur del Norte. Millones de personas han sido desplazados por el conflicto, 150.000 han muerto y las RSF han sido condenadas por la comunidad internacional por haber cometido un genocidio en contra del grupo étnico masalit en Darfur.

Este conflicto se ha convertido, como muchos otros, en otro tablero de juego de los poderes internacionales, donde diferentes actores han intervenido. En el caso de sus principales aliados, China y Rusia, ambos tienen lazos históricos con el país por razones económicas e ideológicas, incluyendo su rechazo compartido hacia el mundo occidental. Estados Unidos se ha percibido como un adversario para muchos, tanto para los aliados de las fuerzas directamente involucradas en el conflicto como para facciones de los propios sudaneses.

A esto se le añade una propuesta del gobierno interino sudanés de permitir que Rusia construya bases militares en el Mar Rojo, una actuación que analistas han indicado como una señal para que el gobierno estadounidense intervenga en el conflicto. Sin embargo, el think tank estadounidense, The Wilson Centre, ha indicado que la perspectiva empresarial de Trump puede causar problemas en el camino hacia la paz para Sudán porque prioriza el negocio sobre el desarrollo.  

El papel de Trump en las negociaciones de paz

Frente a una situación extremadamente compleja, pero una crisis humanitaria violenta, diversos actores de Oriente Medio están haciendo un llamamiento para que se consiga un acuerdo de paz. Ya se había intentado firmar un alto al fuego poco tiempo después del inicio del conflicto, donde se mantuvieron conversaciones en Yeda, pero se derrumbaron dado que no contaron con la participación de los sudaneses ni los propios grupos armados implicados.  

Ahora, la negociación entre Estados Unidos, Egipto, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos son una oportunidad muy real para firmar un acuerdo, pero, similar a la situación hace dos años, ni el gobierno sudanés -el SAF- ni el RSF se han incluido. Según fuentes cercanas al asunto del Financial Times, Estados Unidos rechazó la solicitud de Egipto de incluir el SAF, pero el Departamento de Estado no ha hecho un comentario con respecto a la razón de esta decisión.

A esto se le añade la propia debilidad diplomática de Trump, que, aunque se autorretrata como el principal instigador de la paz en los conflictos mundiales, su visión económica y perfil como empresario posiblemente sea su talón de Aquiles. En el caso de Sudán, el director del think tank Confluence Advisory, Kholood Khair, señaló que el dirigente de Washington echó a la mayoría de los analistas del conflicto, dejando atrás un equipo de personas que desconocen el origen del conflicto, según The Financial Times.

RSF crea un gobierno paralelo

Las RSF se han aliado con el Movimiento de Liberación de la Ciudadanía Sudanesa-Norte (SPLM-N), un grupo armado poderoso que controla partes del Sur de Kordofán y Nilo Azul, para crear la Alianza Tasis y, con ello, un gobierno opositor.

Esto se anunció tres días antes del inicio de una nueva ronda de negociaciones de paz y es una oportunidad para el RSF de recibir un mayor apoyo desde gobiernos externos -el volumen de asistencia que un gobierno le puede dar a una milicia cambia drásticamente a la que le puede proveer a un gobierno-. Esta evolución es preocupante porque esta legitimidad internacional podría aumentar el número de víctimas en el conflicto dado que el gobierno paralelo tendrá la posibilidad de acceder a armamento del que no disponía previamente.  

Ataques en Kordofán

Pese al intento de negociar la paz, la violencia no cesa. El Comité Internacional de Cruz Roja (CICR) ha alertado este miércoles de que cientos de personas están muriendo en los estados de Kordofán debido a los ataques perpetrados contra civiles, que son también víctimas de un desplazamiento masivo debido a la violencia, y que esta violencia solo ha estado incrementando desde el inicio del año.

"Los ataques contra civiles e infraestructura esencial en los estados de Kordofán incluyen hospitales y mercados y han provocado un aumento de las muertes. Queremos recordar a las partes implicadas que deben cumplir sus obligaciones en el marco del Derecho Internacional y proteger a los civiles", ha indicado el CICR en un comunicado.

"El 90 por ciento de los civiles han huido en algunas zonas", ha explicado Daniel O'Malley, jefe de la delegación de la organización en Sudán. "Aparte de estos enfrentamientos, la presencia de explosivos supone un grave peligro para la población, especialmente para aquellos que están abandonando zonas afectadas por la violencia o que intentan volver a casa", ha añadido, destacando además que "el personal sanitario ha huido, las instalaciones están dañadas o destruidas, y las comunidades se han quedado sin atención médica”.

A esto se le añade la amenaza añadida de un brote de cólera: "Hay más de 7.800 casos registrados y la capacidad para tratarlos es especialmente limitada", ha afirmado O’Malley.

Súmate a El Plural

Apoya nuestro trabajo. Navega sin publicidad. Entra a todos los contenidos.

hazte socio