El Papa Francisco ha recordado este domingo, 10 de diciembre, la adopción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de la que se han cumplido 75 años, y sobre la que ha asegurado que "se han dado muchos pasos adelante", pero lamenta que "aún faltan muchos y a veces, por desgracia, se retrocede".

"Hace 75 años, el 10 de diciembre del 1948, se firmó la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Y son como un camino a seguir en el que se han dado muchos pasos adelante, pero aún faltan muchos. Y a veces, por desgracia, se retrocede", ha señalado el Pontífice, tras el rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro.

El Papa, ya recuperado de su bronquitis, ha asegurado que "el compromiso con los derechos humanos nunca termina" y por ello ha mostrado su cercanía por "todos aquellos que, sin proclamas en el día a día concreto, luchan y hablan en primera persona para defender los derechos de los que no cuentan".

En este contexto, ha aplaudido la liberación de prisioneros en Armenia y Azerbaiyán y ha mencionado los "dramáticos" conflictos en Ucrania y en Gaza. Estos últimos han dejado ya más de 17.000 víctimas mortales y 50.000 heridos como consecuencia de la respuesta israelí a los ataques de Hamás del pasado 7 de octubre.

Naciones Unidas celebra este domingo el 75 aniversario de la adopción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, un texto creado para evitar que se repitieran los horrores de la II Guerra Mundial, pero que no está terminando de respetarse en los conflictos que azotan la paz mundial y el orden internacional. 

Gaza, en el ojo del huracán

El Papa ha pronunciado estas palabras en pleno conflicto entre Israel y Hamás. La ocupación israelí del territorio palestino ha causado décadas de sufrimiento que entraron en una nueva fase el pasado 7 de octubre, tras el ataque de Hamás en el que murieron 1.200 personas y la consiguiente respuesta del ente sionista. Miles de civiles inocentes han perdido la vida bajo los bombardeos indiscriminados, que solo han cesado en la semana del alto al fuego de noviembre. Todo ello, bajo la complacencia de una comunidad internacional que parece cada vez menos afectada ante las retóricas del castigo colectivo que se están utilizando desde el aparato comunicativo israelí. 

Decía esta semana el secretario del Departamento de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, que Israel "está en su derecho de defenderse" para evitar que Hamás vuelva a atacar. Decía también Anthony Blinken que es necesario proteger a la población civil. Dos frases que han sido pronunciadas en la misma semana en la que Washington vetaba la resolución que aprobaba, por casi unanimidad en el Consejo de la ONU, la solicitud de un alto el fuego en Gaza. Huelga decir que existe cierta incompatibilidad entre abogar por la protección de la población civil, y al mismo tiempo, vetar el mecanismo más útil para ello, como es el cese de las hostilidades, mirar para otro lado cuando se pronuncian discursos que culpabilizan a civiles de los actos de un grupo terrorista y no intervenir de urgencia cuando es, precisamente, la población civil la que está sufriendo las mayores atrocidades.

A su vez, cabe destacar que el aparato propagandístico está funcionando a toda mecha. También esta semana salía a la luz un vídeo en el que se veía a una centena de hombres palestinos desnudos y con los ojos vendados, recluidos por el Ejército israelí. Inicialmente, altavoces afines a Israel indicaron que se trataba de miembros de Hamás que se habían rendido, pero conforme pasaron las horas, los reclusos comenzaron a ser identificados como periodistas, trabajadores de Naciones Unidas, médicos, profesores y población civil en general sin nada que ver con el Grupo de Resistencia Islámica. Como este episodio ya ha habido muchos, pero ha sido el más reciente. Retrocesos como estos son a los que se refiere el Papa en el 75 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.