Un policía junto a un cadáver en el exterior de la discoteca Bataclán en París. EFE



La plaza de République y sus alrededores, que en enero escenificaron la condena de los parisinos tras los atentados contra la revista satírica Charlie Hebdó con una manifestación masiva, ha sido en la noche de este viernes el epicentro de una nueva ola de ataques terroristas que sustituyeron su habitual bullicio con un inusual vacío.

Las sirenas de los bomberos, las ambulancias y la policía, y los gritos de los agentes a quienes intentaban saltarse el cordón policial o avanzar por calles ya cerradas llenaron una noche en la que los transeúntes circulaban entre la incredulidad y el miedo.

"Al principio pensaba que un camión estaba descargando piedras. Luego que podría ser un petardo. Pero el ruido era muy potente y comenzó a alargarse demasiado como para pensar que era algo normal", explicó a Efe Leslie Guihard, testigo de uno de los primeros tiroteos.

Esos disparos, que se prolongaron cerca de 30 segundos, según recordó, fueron lanzados contra las terrazas del restaurante Petit Cambodge y el bar Carillon, situados cerca del canal y uno enfrente del otro.

Varios cuerpos en el suelo tapados con sábanas blancas, heridos atendidos por personal sanitario antes de ser trasladados al hospital y agentes de todas las fuerzas del orden en ese primer punto reflejaron poco después el impacto de un ataque que se repitió en otros puntos de la ciudad.

Florian Guerrier, responsable del Café Grisette, relató cómo a menos de cien metros de su establecimiento, en el restaurante Bonne Bière, dos individuos abrieron fuego a quemarropa contra los clientes de la terraza. "Iban a pie y no estaban encapuchados. Con las imágenes de las cámaras de seguridad no debería de ser difícil identificarles", relató a Efe, todavía con la conmoción de haber presenciado la escena.

Los bares y comercios de la zona cerraron sus locales primero por decisión propia, pero poco después la policía ordenó recoger las terrazas y quedarse en el interior de los mismos. En la calle, no obstante, no faltaron los curiosos, unos intentando conseguir información directa de lo sucedido, y otros ante la imposibilidad aparente de volver a sus casas, dado el cierre de algunas calles y líneas de metro.

"Todo es bastante vago", dijo  Micha Deffo, que estaba cenando en un restaurante de République cuando el ruido de lo que parecían disparos llevó a la policía a ordenar que todo el mundo se echara al suelo.

100 muertos en Bataclan
Los terroristas también tomaron una conocida sala de conciertos actuaba el grupo de rock estadounidense Eagles of Death Metal. Tenía un aforo para 1.500 personas. La Policía puso fin a la toma de rehenes entrando en el local aunque la escena era dantesca. Murieron unas 100 personas, entre ellas tres de los terroristas.

Según testimonios de supervivientes que recoge el diario El País, los terroristas entraron en la sala disparando sus ametralladoras. Eduard Veilly, de 39 años, que logró escapar porque había salido a fumar dijo que, cuando la gente se dio cuenta de lo que ocurría, hubo una avalancha: "Todos mis amigos se han quedado dentro. Es terrible, ha sido una carnicería”.

Un padre y su hijo de 17 años, que habían ido a ver el concierto, explican que lograron salvar la vida porque se escondieron. Según su testimonio, había otros menores de edad entre el público. Los terroristas estuvieron durante una hora disparando sin parar.

Estos terribles atentados terroristas se producen 10 día antes de que en París se celebre la Cumbre del Clima, que reunirá en París a 117 primeros ministros y presidentes.