Ni tan siquiera el periodista y escritor Manuel Jabois se ha guardado su opinión sobre la caída de careta de Frank Cuesta. El herpetólogo publicó una serie de vídeos esta semana en los que el televisivo - al menos en el primero – confesó que haber engañado a sus seguidores durante años a colación de unos audios que revelaban su verdadera cara. Y es que el conocido aventurero admitió que no padeció cáncer y que los animales que tenía en su santuario no fueron rescatados, sino comprados. Un vídeo devastador que ha tirado por tierra la imagen ya de por sí decaída del colaborador televisivo.
En un artículo publicado en el diario El País, Manuel Jabois pone el foco en la gravedad del asunto, tanto si se trató de una confesión verdadera como si fue una puesta en escena forzada. "Impresionante que algo sea peor que confesar que llevas engañando años a todo el mundo al punto de inventarte un cáncer", señala el periodista gallego, visiblemente impactado por la dimensión de las declaraciones.
En su análisis, Jabois destaca el tono del primer vídeo, rodado con unas llamativas gafas de montura blanca que, a su juicio, parecían elegidas a propósito para enfatizar el dramatismo. “Hay ciertas cosas que sólo se pueden decir con esas gafas”, ironiza, subrayando la falta de compasión del propio Cuesta hacia sí mismo.
Pero más allá de la estética o el contexto, Jabois lanza una advertencia contundente: "Hay pocas ruindades peores que fingir enfermedades o jugar con ellas". El periodista cierra su reflexión con una sentencia lapidaria: “Si es mentira, hay demasiada gente dispuesta a creer que es verdad; si es verdad, para qué vas a salir”. Una conclusión que deja en el aire no solo la credibilidad de Frank Cuesta, sino también el impacto ético de lo que, sea cual sea su naturaleza, ha sido un lamentable espectáculo público.
Los vídeos de Cuesta
Todo comenzó con un vídeo en el que Cuesta afirmaba que había engañado al público sistemáticamente. Aseguró que no padecía cáncer, como había dicho, y que nunca rescató animales, contradiciendo la imagen que durante años cultivó ante sus seguidores. Reconocía también que sus conocimientos sobre fauna no eran profesionales, admitiendo que no es veterinario ni herpetólogo, y que su personaje público había sido fruto de su "mitomanía y ego". “He sido un personaje y se me ha ido de las manos”, decía mientras pedía disculpas públicas por haber "engañado a todos".
Sin embargo, apenas unas horas después, el extenista daba un giro radical con otro vídeo en el que aseguraba que esa confesión no era real, sino parte de un guion que se vio obligado a leer bajo coacción. “Lo hice porque me vi obligado. Me pidieron que lo hiciera si quería que se detuviera todo esto. Estoy en un estado de nervios desde hace un mes”, explicó.