El Gobierno de Italia, capitaneado por la líder de extrema derecha Giorgia Meloni, mantiene la pelea contra las ONG que operan en el Mediterráneo para tratar de rescatar a personas migrantes. La líder ultranacionalista mantiene así sus políticas ultraconservadoras y antimigratorias que prometió en su programa. 

Aunque la pugna ha entrado en un nivel menos agresivo para evitar un nuevo choque directo con la Comisión Europea, la intención de la polémica dirigente del país está más que clara y pasa por reducir todo lo posible la entrada de inmigrantes a Italia, torpedeando para ello el trabajo de los barcos que actúan en la costa.

Trabas de Meloni a las ONG humanitarias

La responsable primera de los Fratelli d'Italia (Hermanos de Italia) ha estimado un decreto esta semana para limitar la actuación de los buques humanitarios como son el Open Arms u Ocean Viking. El documento -todavía con flecos sueltos- no impide el desembarco de los migrantes rescatados en alta mar, pero sí que lo complica. El punto más problemático es el que tiene que ver con el código de conducta al que, a partir de ahora, las organizaciones han de obedecer. 

En primer lugar, el ministerio italiano asigna distintos puertos de desembarco en su programa. Cada enclave será informado a la ONG en cuestión después de que éstas notifiquen de inmediato la operación (u operaciones) de rescate. La traba primera se encuentra en que despúes de la actividad el barco debe dirigirse sin demora al puerto asignado y que el mismo puede no ser el más cercano a su posición

El equipo italiano mantiene que el texto está en consonancia con la normativa internacional sobre salvamento marítimo y migraciones y que el objetivo no es otro que el de favorecer que los barcos estén el menor tiempo posible en la zona de búsqueda y puedan llevar a cabo varios salvamentos consecutivos. 

Sin embargo, en la práctica este nuevo modo de hacer supone un problema para las ONG dado que, al menos hasta el momento, a todas las asociaciones que han realizado alguna de estas actividades se le ha asignado un puerto muy lejando a su posición. De hecho, en algunas ocasiones los barcos han tenido que recorrer hasta cuatro días de navegación para llegar al punto. 

Además, en la actual normativa -que por el momento se está ensayando- no están permitidos los rescates "múltiples". Es decir, no se puede salvar a ninguna otra persona que los tripulantes se encuentren en su camino hacia el puerto asignado ni tampoco trasladar a otras que vayan a bordo de otro barco. De incumplir alguno de los aspectos, tendrás prohibida la entrada a los puertos italianos y el capitán del barco se enfrenta a una multa de hasta 50.000 euros

Italia sigue intentado doblar así el brazo a las ONG, aunque se muestra más flexible que el exministro Matteo Salvini y su política de puertos cerrados que en 2019 provocó una imagen que dio la vuelta al mundo y que tiene como protagonistas al centener de inmigrantes que no pudieron entrar en el país, al líder de la Liga y, precisamente, al Open Arms. Pese a todo, las trabas son claras y que no vayan a más son solo reflejo de que Meloni no quiere -al menos por el momento- confrontar más con Europa.