El canciller de Alemania, Olaf Scholz, ha anunciado que impulsará la construcción de un gasoducto que aumente el suministro desde Portugal a España hasta la zona central de Europa, en un momento en el que el continente se encuentra buscando nuevas fuentes de energía con las que contrarrestar la dependencia de Rusia.

Scholz ha explicado que, si se hubiesen reforzado antes las conexiones con la península Ibérica, se hubiese llevado a cabo "una contribución masiva para aliviar y aligerar la situación" del suministro de gas, que Alemania ha recibido mayoritariamente desde Rusia en estos últimos años y que ahora, pese a haber sido restablecido el suministro hace escasas semanas, pende de un hilo por la Guerra de Ucrania.

Por ello, el dirigente alemán ha defendido "firmemente" en rueda de prensa el abordaje de un proyecto que tratará con otros líderes de España, Portugal y Francia, y que también prevé exponer ante la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen.

Un avance en la emancipación energética de Rusia

El proyecto, denominado MidCat, lleva años paralizado por los elevados costes de construcción y desarrollo de la infraestructura y por el bajo precio del suministro ruso, del que Alemania se ha beneficiado durante los últimos años. Restan por construir 226 kilómetros de tuberías desde la localidad catalana de Hostalric hasta la francesa Barbaira, una operación para la que España ha solicitado que sea la UE quien sufrague los gastos.

Actualmente, sólo dos gasoductos pasan desde suelo español al otro lado de los Pirineos y suman una capacidad de 8.000 millones de metros cúbicos anuales, que se antojan escasos cuando se comparan con la capacidad del 'Nord Stream 2', el interrumpido proyecto planteado para exportar gas de Rusia a Alemania, que puede llevar unos 55.000 millones de metros cúbicos en el mismo periodo. Por ello, este nuevo proyecto nacido en suelo ibérico supondrá, en un futuro próximo, un avance significativo en la emancipación energética de Europa con respecto al gas ruso, al surgir un nuevo proveedor alternativo para la zona central y norte del continente.   

“De ocho a nueve meses”

La vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, ha explicado este viernes que la apertura del nuevo gasoducto entre España y Francia a través de Cataluña, el MidCat, requeriría “un periodo de ocho o nueve meses”, con una inversión "muy importante" en la parte española. A su vez, Ribera ha puntualizado que el plazo final depende también de lo que haga Francia en su territorio: "Tiene poco sentido que nosotros corramos mucho si, del lado francés, se convierte en un callejón sin salida".

Por otra parte, Ribera ha avanzado también que España podría exportar hasta un 30% más de gas en los próximos meses. En concreto, ha asegurado en una entrevista en La Hora de la 1 que la instalación de un compresor adicional en las interconexiones en Francia podría elevar entre un 20% y un 30% la capacidad de España para exportar gas en el próximo trimestre.

Europa, en la línea de Sánchez

A su vez, este proyecto va en la misma línea que la que planteó en su momento el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. En marzo de este mismo año, con el conflicto ruso-ucraniano recién estrenado y con sus consecuencias en el horizonte, el presidente del Gobierno realizó una gira por Europa, reuniéndose con sus homólogos de Rumanía, Croacia, Italia, Grecia, Portugal y Alemania, entre otras naciones, con tres objetivos centrales: limitar el precio del gas, desacoplarlo del resto de las energías en el cálculo del precio total de la factura eléctrica y abrir una nueva cadena de suministro con la que el conjunto de la UE sea más independiente y no dependiera tanto de Rusia.

Sobre la última propuesta, el propio Sánchez indicó su deseo de que España se convirtiera en un agente principal de las nuevas importaciones y exportaciones de gas, gracias a sus seis plantas de regasificación, a los gasoductos que unen a la Península con mercados como Argelia y Marruecos y, ahora, gracias al nuevo proyecto MidCat, lo que convertiría a España en una referencia energética en Europa y supondría un paso hacia la emancipación de la región en esta materia.