Uno de los problemas que más cola ha traído en los tiempos recientes ha sido la factura de la luz. A la ya consistente especulación de mercado llevada a cabo durante años por el oligopolio eléctrico de nuestro país ha habido que sumar el estallido del conflicto entre Rusia y Ucrania el 24 de febrero de 2022, que ha puesto en jaque a toda la soberanía energética europea. Los habitantes de los países mediterráneos, pese a contar con conexiones directas con los proveedores norteafricanos y no depender íntegramente del gas ruso, también han sufrido, en primera instancia, el aumento del precio de la factura eléctrica como consecuencia de la guerra.

Ante esta situación, el papel de Pedro Sánchez en la búsqueda de la independencia energética europea y de una mejora en las condiciones españolas a este respecto ha sido decisivo. En marzo de este mismo año, con el conflicto recién estrenado y con sus consecuencias en el horizonte, el presidente del Gobierno realizó una gira por Europa, reuniéndose con sus homólogos de Rumanía, Croacia, Italia, Grecia, Portugal y Alemania, entre otras naciones, con tres objetivos centrales: limitar el precio del gas, desacoplarlo del resto de las energías en el cálculo del precio total de la factura eléctrica y abrir una nueva cadena de suministro con la que el conjunto de la UE sea más independiente y no dependa tanto de Rusia.

Sobre la última propuesta, el propio Sánchez indicó su deseo de que España se convirtiera en un agente principal de las nuevas importaciones y exportaciones de gas, gracias a sus seis plantas de regasificación y a los gasoductos que unen a la Península con mercados como Argelia y Marruecos, lo que convertiría a España en una referencia energética en Europa y podría suponer un paso hacia la emancipación de la región en esta materia.

La exención energética ibérica

El 25 de marzo de 2022 tuvo lugar una eterna reunión que se extendió hasta la madrugada en el Consejo Europeo. En ella, era posible encontrar una división de opiniones en dos grandes bloques: por un lado, el flanco sur de Europa, que siempre se ha mantenido unido en la postura de buscar una solución que desligara el gas del precio de la factura de la luz, y por otro, los países frugales: Austria, Dinamarca, Países Bajos, Suecia y Finlandia, a los que también se unió Alemania y que trataron de bloquear los 140.000 millones de euros que nuestro país recibirá de los fondos europeos.

Otro aspecto importante a tener en cuenta es la singularidad de España y Portugal en materia energética, ya que los proveedores principales de los países mencionados son ajenos a Rusia y, por consiguiente, no se deberían ver tan afectados por los sucesos coyunturales con el país regentado por Putin. Sánchez, firme en esta postura, no cedió ante las presiones de sus opositores y consiguió hacer calar esta idea en la reunión. ¿El resultado? El reconocimiento de la mencionada singularidad energética de España y Portugal, y el permiso para aplicar medidas excepcionales para reducir el precio de la factura de la luz, con entrada en vigor a partir del próximo mes de junio.

"España y Portugal, a partir de ahora, podremos poner en marcha medidas excepcionales para reducir el precio de la electricidad. Se tendrán en cuenta las condiciones especiales de España y Portugal, como es el escaso nivel de interconexión con Europa, que es de menos del 3%", expresó Sánchez tras la reunión. "La Península Ibérica tiene una situación especial, una alta carga de renovables y muy pocas interconexiones. Por ello hemos acordado un tratamiento especial para que se puedan gestionar los precios de la electricidad de la manera que hemos debatido en el Consejo", añadía también.

Este “tope ibérico” ha generado buenas sensaciones en el resto de Europa, y su aplicación en el resto de países miembros se está estudiando: Bruselas se encuentra, actualmente, observando la posibilidad de tomar medidas similares que redujesen el coste de la factura para los ciudadanos del resto de Europa y que encaminasen a la Unión a una mayor independencia energética.

Las reticencias de la oposición

Pese a los esfuerzos de Sánchez por conseguir una mejora en las condiciones energéticas de España, la oposición ha mantenido constantemente una postura discrepante y crítica con el presidente del Gobierno. Por ejemplo, este mismo viernes, el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, ha declarado en Radio Nacional de España que “la inflación es una muestra de que las medidas de Sánchez no han funcionado”.

En segundo lugar, Cuca Gamarra, portavoz de los populares en el Congreso, también fue crítica con Sánchez, acusándole de “estar al frente del peor gobierno en el peor momento posible” y de tener “una pasividad que ha empujado a la sociedad española al colapso”, además de lanzarle el siguiente dardo: “Quería desacoplar el gas, pero el único que vive desacoplado de la realidad es usted”, acusando también al presidente de utilizar la coyuntura de la guerra para hacerse autopromoción y sacar beneficio propio.

Los resultados finales del acuerdo

Con vilipendio de la oposición o sin él, la propuesta que permitirá a España reducir el precio de la factura de la luz gracias a la exención ibérica está en marcha, y sus efectos podrán empezar a notarse a partir de junio. Cabe destacar que esta medida no reúne todas las voluntades que el presidente del Gobierno quería en primera instancia, pero es significativamente mejor que haber salido del Consejo Europeo con las manos vacías. Si se hacen números, el tope quedará situado en 40 euros/MWh, hasta llegar a los 48,8 euros/MWh de media en el mercado mayorista de la electricidad, durante los doce meses en los que la medida estará vigente, con una "protección especial".

Las previsiones del Gobierno pasan por conseguir una rebaja "inmediata" de la factura de los consumidores domésticos del 37% y del 70% del montante total de la factura en el caso de los consumidores industriales, a partir de la entrada en vigor. Además, la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, ha avanzado que este tope se materializará según se revisen los contratos de los consumidores domésticos.

El tope al precio del gas situará el precio de la electricidad en los 130 euros/MWh en el mercado mayorista, frente a los 210 euros/MWh de este primer trimestre y los picos máximos de hasta 600 euros de los últimos meses. Sin embargo, ese no será el precio definitivo, sino que "habrá que sumarle los elementos que correspondan en cada una de nuestras facturas", ha explicado también la ministra, haciendo referencia al pago de impuestos y costes fijos