Alrededor de 70 personas han perdido la vida y cerca de 200 han resultado heridas tras una serie de atentados en Bamako, la capital de Malí, a lo largo de esta semana. La organización terrorista Al Qaeda en el Sahel ha sido señalada como la responsable de estos ataques, que han tenido como blanco principal instalaciones militares. Por ello, la Comisión de la Unión Africana (UA) ha exigido este jueves que se refuercen las defensas internaciones contra el yihadismo.
Los ataques más mortíferos se registraron cerca del aeropuerto de Bamako y en la Escuela de la Gendarmería en Faladié, donde al menos 20 personas fueron asesinadas en una sola acción. A pesar de la magnitud de la tragedia, las autoridades de Malí aún no han ofrecido un balance oficial de víctimas.
Ataques yihadistas dejan un saldo devastador
Ante esta escalada de violencia, el secretario general de la ONU, António Guterres, ha manifestado su profundo pesar por las pérdidas y ha confirmado la muerte de un efectivo de la ONU en estos ataques. Guterres ha instado al gobierno de Malí a asegurar que los responsables de estos “despreciables ataques” sean llevados ante la justicia.
Por su parte, el presidente de la Comisión de la Unión Africana, Moussa Faki Mahamat, no solo ha condenado estos actos de terror, sino que también ha hecho un llamamiento urgente para reforzar la colaboración regional e internacional en la lucha contra el terrorismo y el extremismo violento, especialmente en África occidental. El Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes, conocido por sus siglas en francés JNIM, ha reivindicado la autoría de los ataques, alegando haber causado “grandes pérdidas”. Los principales objetivos fueron la Escuela de la Gendarmería en Faladié y el campamento militar de Senou, donde se encuentran desplegados mercenarios de Africa Corps.
La comunidad internacional reacciona ante la violencia
Malí, bajo la dirección de una junta militar desde los golpes de Estado de agosto de 2020 y mayo de 2021, vive momentos de gran tensión. La junta, liderada por Assimi Goita, ha buscado acercamientos con Rusia, alejándose de Francia y otros gobiernos occidentales. Este contexto político complejo se suma al desafío constante que representa el avance del yihadismo en la región. La situación en Malí es un claro recordatorio de la fragilidad de la paz en regiones vulnerables y de la necesidad imperiosa de un esfuerzo conjunto para restablecer la seguridad y la estabilidad en el Sahel.