A poco más de dos meses para la celebración de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, otro compenente ha vuelto a resurgir para poner patas arribas el final de la campaña electoral. Se trata de las cuentas pendientes de Donald Trump con la justicia con dos casos concretos: los papeles clasificados de Mar-a-Lago y la alteración de los resultados electorales de 2020.

El primero fue archivado por la jueza mientras sobre el segundo pesa una sentencia de inmunidad presidencial del Tribunal Supremo, pero ambos han regresado a la primera línea. Y no están solos, ya que también está pendiente el fallo por el caso de Nueva York y la instrucción de la causa de Atlanta. En total son decenas de delitos de los que se acusa al candidato republicano, en liza con la demócrata Kamala Harris, quien cada vez gana más peso en las encuestas.

Vuelven dos casos judiciales de Trump

hace solo unos meses que Trump fue declarado culpable de 34 delitos por falsificar facturas, cheques y apuntes contables con el objetivo de ocultar sobornos a la actriz de cine porno Stormy Daniels para que esta guardase silencio sobre sus relaciones extramatrimoniales y no perjudicase sus opciones electorales en las elecciones presidenciales del año 2016.

Pero también se le achacan fraude, abuso sexual y difamación en otros casos civiles. Nada de esto parece haber perjudicado al candidato republicano, que tiene muchas opciones de volver a sentarse en la Casa Blanca, especialmetne con su estrategia de presentarse como víctima de una persecución política o una "caza de brujas".

Pero ahora, a menos de tres meses de la cita con las urnas del próximo 5 de noviembre, han vuelto a reflotar dos casos penales que parecían ya abandonados. Eso sí, no parece que ninguno de ellos vayan a llegar a juicio antes de las elecciones. Se trata de los papeles clasificados de Mar-a-Lago y la alteración de los resultos electorales de 2020.

El primero de ellos fue archivado el pasado mes de julio por la jueza federal Aileen Cannon, encargada del caso y nombrada por el propio Trump, bajo la acusación de que el nombramiento del fiscal especial, Jack Smith, era ilegal dado que no lo había designado el presidente -lo hizo el fiscal general- ni había sido ratificado por el Senado.

Esta decisión rompió todos los moldes y los precedentes, y fue ampliamente celebrado por Trump, sin embargo, esta misma semana Smith ha pesentado un recurso ante el Tribunal de Apelaciones, que ya ha dado varios palos jurídicos a la jueza por tomar decisiones claramente favorables para Trump. Las opciones de que se retome el caso son elevadas.

Por su parte, la otra causa también es del mismo fiscal, en ese caso ante un juzgado de Washington D. C.. Este juicio estaba previsto que se celebrara el pasado mes de marzo, pero los abogados del expresidente lo recurrieron hasta la extuanuación apelando a la inmunidad presidencial, tal y como recuerda el diario El País.

La inmunidad, en el aire

El Tribunal Supremo, que cuenta con una mayoría conservadora, le concedió una amplia inmunidad justificando que los actos realizados entraban dentro del ejercicio de su cargo, aunque sí permitió que los tribunales inferiores continuasen con el proceso.  Así, el fiscal ha conseguido una nueva imputación de la mano de otro jurado, que considera que se adapta a la nueva doctrina y que mantiene la acusación por los cuatro delitos de la anterior.

Esta deja al margen aquellas actividades que, a su juicio, están amparadas por la sentencia del Supremo, principalmente sus interacciones con el Departamento de Justicia, al mismo tiempo que sí que se presentan como actos privados de un candidato las presiones sobre autoridades para alterar el resultado.

El equipo legal de Trump insisten en que esta nueva acusación sigue violando su inmunidad, pero será la jueza Tanya Chutkan, nombrada por Barack Obama, la que tendrá que decidir en primera instancia. Cabe destacar que esta misma sentencia del Supremo sobre inmunidad provocó que el juez Juan Merchan tuviera que aplazar la sentencia por el caso Stormy Daniels, prevista para el 10 de julio. 

La dejó para el 18 de septiembre para dar margen de tiempo a las partes para alegar si dicho fallo afectaba a su caso o no y así tomar una decisión. Esta está prevista para el 16 de septiembre. Pero los abogados de Trump solicitaron la semana pasada al juez que aplazase la condena hasta después de las elecciones. Este caso conlleva varios años en prisión, por lo que Trump quiere retrasarlo lo máximo posible a la vista de que le puede perjudical electoralmente.

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