El conflicto entre Israel y Palestina es complejo y ha persistido durante décadas. Los posibles escenarios futuros de evolución del conflicto pueden ser variados y dependen de múltiples factores, incluyendo la voluntad política, las intervenciones internacionales, y las dinámicas internas de ambas sociedades. Algunas de las posibilidades son:
Estancamiento prolongado con brotes de violencia
La situación actual parece que persistirá, e Israel mantendrá el control sobre Cisjordania y Gaza. Los asentamientos israelíes continuarían expandiéndose, mientras que la Autoridad Palestina sigue enfrentando dificultades para gobernar eficazmente. La violencia en Jerusalén Este y Cisjordania también podría aumentar esporádicamente hasta llevar a una nueva intifada (levantamiento palestino) de baja intensidad que podría surgir, con protestas regulares, ataques con cuchillos, y otros actos de violencia esporádica en los territorios ocupados y dentro de Israel. En este caso, Israel respondería con mano dura, incluyendo incursiones militares, arrestos masivos y demoliciones de casas. Crecería entonces la presión internacional sobre el país hebreo debido a las tácticas consideradas excesivas, mientras que Palestina recibiría mayor apoyo simbólico pero insuficiente para cambiar la realidad sobre el terreno.
Posibilidad de extensión del conflicto
La posibilidad de que el conflicto se extienda al Líbano es significativa debido a varios factores. Hezbolá, el grupo militante chií respaldado por Irán, tiene una presencia fuerte en el sur del Líbano y un historial de confrontaciones con Israel. Cualquier escalada significativa en Gaza o Cisjordania podría desencadenar ataques de Hezbolá contra Israel. Irán podría alentar a Hezbolá a actuar en respuesta a la situación palestina, utilizando el conflicto como una herramienta en su rivalidad regional con Israel. En caso de ataques significativos desde el Líbano, Israel podría llevar a cabo incursiones o bombardeos en territorio libanés, lo que agravaría la situación regional.
Cabe tener en cuenta que el Líbano enfrenta una crisis económica severa y una situación política frágil. Un conflicto con Israel podría desestabilizar aún más el país, provocando desplazamientos internos y aumentando la presión sobre un gobierno ya débil. En definitiva, la situación seguirá siendo volátil y con potenciales repercusiones regionales significativas.
Perspectiva internacional
La violencia desmedida de Israel podría tener varias consecuencias desde el punto de vista de la Corte Penal Internacional (CPI), que ya tiene abierta una investigación sobre la situación en Palestina, incluyendo presuntos crímenes de guerra cometidos por todas las partes del conflicto desde junio de 2014. Si la CPI encuentra pruebas suficientes, podría emitir órdenes de arresto contra individuos específicos, incluidos líderes políticos y militares israelíes. Estos individuos podrían enfrentar cargos por crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad y otros abusos graves.
Además, en respuesta a los fallos de la CPI, países y bloques como la Unión Europea podrían imponer sanciones económicas contra Israel. Estas sanciones podrían incluir restricciones comerciales, financieras y de inversión. Asimismo, Israel podría enfrentar un mayor aislamiento diplomático en foros internacionales como la ONU. Podría haber una mayor presión para suspender la cooperación con Israel en diversas áreas, incluyendo la defensa, la tecnología y la cultura.
Sudáfrica ha sido vocal en denunciar las acciones de Israel, destacando su propia experiencia con el apartheid. Su liderazgo podría movilizar a otros países africanos y del Sur Global a unirse a la denuncia. Además, Sudáfrica podría utilizar su influencia en la Asamblea General de la ONU para promover resoluciones contra Israel y solicitar opiniones consultivas a la Corte Internacional de Justicia (CIJ). El hecho de que España participe en el procedimiento iniciado por Sudáfrica puede fortalecer el caso legal y aumentar la presión sobre la CPI para avanzar en las investigaciones y procesamientos. España, como miembro de la UE, también podría influir en la postura del bloque europeo. Además, España podría destacar su compromiso con los derechos humanos y el derecho internacional, usando su posición en organismos internacionales para abogar por acciones más contundentes contra las violaciones cometidas por Israel. Finalmente, las acciones legales y las condenas internacionales podrían dañar la reputación de Israel a nivel global, aumentando el apoyo a movimientos de boicot y desinversiones (BDS) y afectando las relaciones comerciales y culturales.
Por tanto, las consecuencias para Israel de su violencia desmedida, desde el punto de vista de la CPI, podrían incluir investigaciones y procesamientos por crímenes de guerra, sanciones económicas y diplomáticas, y un mayor aislamiento internacional. La participación de países como Sudáfrica y España en denunciar estas acciones podría amplificar la presión sobre Israel, movilizando a la comunidad internacional para tomar medidas más firmes en defensa de los derechos humanos y el derecho internacional. Esto también podría influir en la política interna de Israel y su reputación global.