El último seguimiento de las autoridades australianas apunta a que más de 7.000 internados en residencias de mayores han contraído el coronavirus en Australia. Sin embargo, y pese a que a finales de 2021 se confirmaron las dos primeras muertes en Sidney a causa de la reciente variante Ómicron, a día de hoy, según un portavoz del Departamento de Salud de Nueva Gales del Sur, no se están contabilizando, por separado, cuáles son las cifras de fallecidos que han dejado Delta y Ómicron.  Sin embargo, las cifras de fallecidos en Australia a consecuencia de la última variante están muy por encima del cómputo por de Delta.

En este sentido, uno de los más trágicos episodios en Melbourne tuvo lugar en la Residencia Ortodoxa de Saint Basil, donde murió medio centenar de los residentes que ocupaban las instalaciones.

Los inicios del brote de Covid19 tuvieron lugar en el mes de julio del 2020 y, poco a poco, fueron falleciendo muchos de los residentes hasta que Brett Sutton, jefe del Departamento de Salud, dio orden de clausurar la Residencia. Los dirigentes del Centro asistencial se pronunciaron en contra de la decisión que, sin embargo, contó con el apoyo del Gobierno Federal.

Los familiares de los fallecidos reclamaron una investigación a fondo, mientras que el jefe ejecutivo de la residencia, Kon Kontis, se negó a responder a las acusaciones. Lo que sí se ha descubierto, gracias al programa de investigación Background Briefing, es que la Iglesia Ortodoxa de Saint Basil en Sidney recibió 31 millones de dólares de dinero público para poner en orden su balance presupuestario. Además, el nuevo arzobispo fue alojado en un piso valorado en 6,5 millones de dólares con vistas espectaculares a la bahía más emblemática de Australia.

Por su parte, el Gobierno federal se ha defendido de las críticas por la situación de los internados en residencias recordando que en las últimas dos semanas ha logrado que el 75% de los mayores hayan sido vacunados y su confianza en que para fin de mes el 100% habrá recibido la tercera dosis de refuerzo.

Epidemia de bajas entre los cuidadores

Retomando la crisis de los 7.000 casos positivos del Covid-19 en los centros asistenciales Paul Sanddler, principal dirigente de los servicios médicos del Estado de Victoria, explicó a los medios informativos de 9News que los problemas de fondo consistían en el gran número de trabajadores de residencias que tuvieron que abandonar sus labores tras ser contagiados por el virus.

Una situación que dio lugar a problemas de soledad y angustia por parte de los internados, después de prohibir la entrada en muchas Residencias a familiares y seres queridos, según comentó Geoff Rowe, dirigente de un centro comunitario de Melbourne.

 En este contexto, Mrs. Anda Kowadlo internada en otro Centro Asistencial al sur de Melbourne, comentando su situación con ElPlural.com ponía énfasis en la desolación de los internados de sentirse completamente aislados de sus familias y amigos de toda la vida. Era una situación desesperada y añadía: "El otro problema es estar encerrada en la habitación todo el día, incluso, a la hora de las comidas que las servían llamando a la puerta de la habitación".

Organizaciones humanitarias, servicios sociales y personas inscritas al voluntariado hicieron un llamamiento al Gobierno federal para relajar las medidas draconianas impuestas a personas mayores internadas.

Soledad por las prohibiciones

El primer ministro, Scott Morrison, dijo en entrevista con el canal nacional de la televisión australiana que era esencial reconocer que, si se detectaban casos positivos de los empleados, las visitas se prohibirían durante un periodo con el fin de evitar el contagio de forma exponencial. A continuación, puntualizó que, por lo demás, una vez que no existieran riesgos, dos personas de la familia podrían visitar a los internados durante el día.   

En este sentido, dando un repaso a las instrucciones de las autoridades, las visitas están obligadas a pasar por controles de seguridad, con el fin de evitar que estén enfermas o incluso con algunas con dosis sintomáticas del virus.

Por otro lado, el voluntariado también está prestando ayuda a los inquilinos de Centros de asistencia para mayores. Aija Gross, quien trabajó varios años como voluntaria en una residencia de Melbourne, en entrevista concertada por teléfono con ElPlural.com destacó que, en su experiencia echaba en falta al personal de enfermería para atender a los internados con todo tipo de labores, incluso para meterles en la cama.

Por lo demás, añadió que otros de los problemas era que, de vez en cuando, por razones de salud les trasladaban a centros hospitalarios, donde tenían que pagar más de 1.000 dólares diarios por la habitación, con lo cual, por razones económicas, a muchos les urgía regresar cuanto antes a la Residencia.  

La Comisión que destapó la situación actual

En 2018, Australia creó la Age Care Royal Commision, una comisión gubernamental para investigar a fondo residencias de mayores, donde se admitió la mala calidad de los servicios. En su informe final, que fue remitido a los medios de comunicación, se subrayaba la necesidad de servir con eficacia a los internados. En este contexto la Comisión puso énfasis en el colectivo de reguladores encargados de dirigir las dependencias, enfatizando el hecho de proveer servicios de mala calidad. Y añadía el informe: "Los australianos merecen mejores condiciones".

En total, la Comisión dictaminó  148 recomendaciones incluyendo las más apremiantes en lo que respecta a la profesionalidad de las personas encargadas del cuidado de los internados, así como las credenciales obligatorias para realizar sus labores. También puso el foco en la necesidad de ofrecer garantías suficientes, por parte de los reguladores, para hacer un trabajo con dignidad y respeto.

Negocio milmillonario con dinero público

Sin embargo, y a pesar de las malas condiciones y los servicios deficientes descubiertos hace más de tres años a través de la Comisión gubernamental, miembros de la Institución Justicia Social para Todos sostienen que, en la actualidad las condiciones y el cuidado en las residencias de la tercera edad no han mejorado en absoluto.

Estudios estadísticos elaborados por Justicia Social para Todos, Organismo Australiano que mira con lupa los desmanes y estropicios que sufren las personas de la tercera edad en Centros asistenciales destaca que, hoy en día, hay en Australia un total de 195.000 personas internadas en Instituciones para mayores de la tercera edad.

Sin embargo, para el año 2050 serán alrededor de cinco millones y algunos activistas sociales se preguntan cuánto tiempo tendrán que aguantar el maltrato al que están expuestos los mayores y cuánto tendrán que pagar.

Si el sistema no cambia por parte de los dirigentes o reguladores, añade el organismo de Justicia Social para Todos, los inversores se continuarán embolsando cifras millonarias por tres razones: Una, por los excesivos subsidios que reciben algunas iglesias.

En segundo lugar, por las abultadas concesiones fiscales que reciben dirigentes encargados de las residencias y tercero, siendo un Industria que mueve miles de millones, no se entiende, como dice Lynda Saltarelli, de profesión enfermera y fundadora del organismo Age Care Crisis, que los internados estén abandonados con servicios de mala calidad y, por si fuera poco, las comidas escasean, con el fin de ahorrar gastos de manutención. Por lo demás, Saltarelli asegura que los residentes en algunos centros corren el riesgo de ser expuestos, con excesos de sedantes que podrían causar la muerte.

Graeme Samuel, exdirigente de una organización conocida con las Siglas de ACC encargado de analizar servicios paliativos, incluyendo medicamentos, dijo que los fondos destinados a centros asistenciales para mayores eran una pérdida de dinero, que aporta el ciudadano de a pie a través de los impuestos. Y para terminar añadió "es una consecuencia inevitable de poner en manos del sector privado unos servicios que tendrían que ser financiados por el sector público".