Jack Read, senador demócrata y máximo representante del comité de servicios de la armada, y el senador republicano James Inhofe, dirigente de las fuerzas armadas y que recientemente tuvo que abandonar su cargo, escribieron una carta al presidente Joe Biden, diciendo que existía sobrecarga de los recursos navales que tenía el país americano.

En este sentido, los dos senadores proponían abandonar el contrato de venta de los 12 submarinos nucleares que solicitó Australia, el año pasado, cuando gobernaba el partido conservador liderado por Scott Morrison.

Informaciones publicadas por The Financial Review sostienen que la carta fue escrita hace tres meses, y es la primera vez que congresistas de los dos lados pusieron en duda el acuerdo de AUKUS (Australia, Reino Unido y Estados Unidos). Por otro lado, las fuentes destacan que el país norteamericano necesitaba 60 submarinos nucleares para su propia defensa, lo cual quiere decir que si tiene que suministrar las naves a Australia, tardarían décadas en llegar.

Inmediatamente, tras conocerse las declaraciones de los senadores norteamericanos, Richard Marres, ministro de defensa del gobierno australiano saltó a la palestra para decir que se hacía cargo de las necesidades de las fuerzas navales de los Estados Unidos. Sin embargo, añadió que es una gran oportunidad para Australia construir las bases y ser menos dependientes de los Estados Unidos. Además, añadió que también sería una gran oportunidad para avanzar en los dispositivos tecnológicos que se requieren en pos de construir submarinos con energía nuclear.

Por otra parte, el primer ministro australiano, Anthony Albanese, dijo en el mismo sentido que "para Australia era una gran ocasión y un gran desafío, tanto la adquisición de los submarinos como los prototipos que tenemos que construir". El líder del gobierno laborista añadió que también era necesario reforzar los recursos de trabajadores y empleados en la fabricación de submarinos. Refiriéndose a la tecnología necesaria para construir las naves, recalcó que era menester estar pendiente de las universidades australianas para escoger los mejores especialistas en construcciones navales. 

Tensión con Francia tras cancelar un contrato valorado en 10 billones de dólares 

En dos cumbres mantenidas el año pasado en Tailandia y Bali, donde Albanese y el presidente francés, Emmanuel Macron, tuvieron la oportunidad de entrevistarse, el primer ministro australiano se disculpó por las medidas que su antecesor, Scott Morrison, resolvió en torno al controvertido contrato de la venta de 12 submarinos nucleares.

Un contrato sobre el que Macro pensó que el nuevo gobierno de Albanese podría dar marcha atrás y corregir los errores cometidos. De todos modos, las críticas más contundentes sobre los cambios que hizo el anterior gobierno llegaron del ex primer ministro conservador Malcolm Turnbull, quien en principio negoció la compra de submarinos con el gobierno francés. En sus declaraciones a los medios no sólo tachó de mentiroso a Morrison, sino que desde el punto diplomático solventó que había cometido una chapuza monumental.

¿Necesita Australia construir submarinos de energía nuclear?

Echando la vista atrás, hace dos lustros la marina australiana puso en tela de juicio la necesidad de desguazar los submarinos. Mike Gilligan, quien en esos años era dirigente de las fuerzas navales australianas, subrayó que de acuerdo a un estudio que se hizo sobre las naves,estas solo ofrecían  beneficios marginales para defender a Australia. Abundando en detalles recalcó que los submarinos podrían acarrear serias consecuencias si merodean por aguas limítrofes con China o Rusia, una operación peligrosa que ni siquiera los submarinos nucleares norteamericanos se atreverían a poner en práctica.

Así las cosas, en las últimas horas aparecía una carta remitida al editor del rotativo The Age de Melbourne. Craig Belkin, del distrito de Mornington, destacaba en la misiva que los Estados Unidos entre 1942 y 1945 fabricaron alrededor de 300.000 mil aviones, 192.000 vehículos armados y 77.000 barcos. Además, el mensaje solventaba que, para fabricar ocho submarinos nucleares norteamericanos tardarían varias décadas porque los recursos se encontraban al límite de sus posibilidades. Pero al margen del escrito de Belkin, cabe destacar que en un principio los requerimientos de las fuerzas navales australianas eran de 12 o 13 submarinos nucleares a un coste aproximado de 171 billones de dólares teniendo en cuenta la fecha de entrega y los vaivenes de la economía, mientras que  el contrato con Francia rondaba por los diez billones de dólares.