Hay pocas certezas sobre lo que ocurrirá en las Elecciones Europeas que en España se celebrarán el próximo domingo. Será la primera vez en la historia de la Unión en el que el resultado electoral marque la composición del gobierno europeo, porque esta vez el Presidente de la Comisión se corresponderá con la formación política más votada y no se elegirá a dedo entre los primeros ministros de los 28. Es un tímido gesto hacia los ciudadanos europeos que reclaman una UE más democrática y menos oligárquica.

Sobre las certezas
La primera es la altísima abstención. Estos pueden ser los comicios europeos con mayor abstención en todos los países en la historia del Parlamento Europeo, baste como ejemplo que en un país en el que ya se votó, Holanda, pero cuyos resultados se conocerán en la noche del domingo como en el resto de la UE, se cifra la participación en tan solo el 36% del censo electoral.
La segunda certeza es que prácticamente en todos los países se presentan más partidos, y aquí el ejemplo es España donde la Junta electoral ha validado 39 candidaturas, cuatro más que en las europeas del 2009. Y la tercera es el auge de formaciones de extrema derecha y antieuropeas con un único discurso: fuera inmigrantes y nacionalismo radical. En este caso el ejemplo extremo es el de Reino Unido, donde también se votó el jueves y donde todos los sondeos dan la victoria al UKIP, cuya principal reivindicación es la salida del Reino Unido de la Unión. Así las cosas, la cuarta certeza es que tendremos un Parlamento Europeo más fragmentado en el que las dos grandes fuerzas tradicionales, conservadores y socialdemócratas, ceden terreno.

6 países deciden más de la mitad del Parlamento
Desde que Croacia se incorporó a la Unión Europea en 2013 en el Parlamento Europeo ha habido 766 diputados, pero este número se reduce a 751 en estas elecciones y permanecerá fijo en el futuro independientemente de la población de cada país. Los 751 eurodiputados representarán a más de 500 millones de ciudadanos de los 28 países que integran la UE. El reparto de escaños es proporcional a la población de cada país, por lo que Alemania tiene 96 eurodiputados frente a los 6 que corresponden a países como Chipre, Estonia, Luxemburgo y Malta.
Lo importante es que los seis grandes países de la Unión por población deciden más de la mitad de todo el Parlamento Europeo. Estos países son, Alemania con 96 escaños, Francia con 74, Italia y Reino Unido tienen 73, en quinto lugar está España con 54 diputados y en el sexto Polonia con 51. Entre estos seis países suman 421 escaños de los 751 que se elegirán el domingo.

Casi empate entre los dos grandes
Tanto los sondeos que manejan en el Partido Popular Europeo como los Socialistas europeos hablan de un resultado muy ajustado, prácticamente empate, entre los dos bloques. Actualmente hay 13 grupos parlamentarios en el Parlamento Europeo, pero el peso de los dos grandes bloques, populares y socialdemócratas, es abrumador. Sin embargo lo que los expertos dan por descontado es que, aunque sigan siendo mayoritarias, cederán terreno en favor de los pequeños e incluso no se descarta que se creen nuevos grupos parlamentarios en la Euro cámara.
En gran medida todo dependerá de los resultados en los seis países grandes, y de los seis solo en uno se puede hablar de recuperación clara de la izquierda: Italia con el 'efecto Renzi'. Por contra para la familia socialdemócrata el gran temor es Francia, donde por primera vez puede ganar la formación ultraderechista del Frente Nacional y, en cualquier caso, la suma de los votos del Frente Nacional y la UMP será mayor a los votos de la izquierda. La gran certeza es que tendremos que esperar la noche del domingo para saber cómo queda le nuevo Parlamento Europeo.

La crisis y el desencanto
Europa ha vivido dos crisis desde el 2.008, una crisis financiera y la crisis que puso en riesgo la supervivencia del euro (la de la deuda soberana). Pero no todos los países de la UE han sufrido la crisis -a Alemania ni le ha rozado- ni todos los países afectados la han sufrido por igual. Grecia, Irlanda, Portugal y España son los que han pagado un precio más alto. Las políticas para combatir la crisis las han fijado los ricos y la percepción clara de los ciudadanos es que Alemania manda. Y las recetas aplicadas son solo dos, austeridad y recortes. Tras cinco años de crisis el desencanto no afecta solo al bipartidismo tradicional, sino al propio proyecto europeo porque son más los ciudadanos que piensan que Europa no es la solución, sino el problema.