El faraónico -pero disfuncional- nuevo hospital de pandemias de Isabel Díaz Ayuso, el Enfermera Isabel Zendal, vuelve a situarse en el epicentro de la polémica tras trascender que el Gobierno de la Comunidad de Madrid mintió sobre la fecha en la que recibió la obra, pues se entregaron dos semanas más tarde de lo anunciado, según ha confirmado Maldita.es.
El consejero de Sanidad, Enrique Ruíz Escudero, aseguró en una entrevista el pasado 3 de noviembre con Federico Jiménez Losantos que el hospital fue entregado “el sábado”, refiriéndose al 31 de octubre, fecha que Ayuso fijó como plazo a las constructoras.
Sin embargo, Escudero mintió. La entrega, que no es más que un acto administrativo en el que la Comunidad de Madrid da fe de que se ha finalizado la obra en tiempo y forma, se hizo dos semanas después de lo establecido. Así lo revelan los documentos publicados por Maldita.es, que recogen que fue el 16 de noviembre el día en que el Ejecutivo de Ayuso recibió la obra.
El retraso no supondrá penalización alguna para las empresas adjudicatarias, a saber, Dragados, Ferrovial y Sacyr; ya que se debieron “a circunstancias sobrevenidas no imputables al contratista" según la propia Comunidad de Madrid”.
Los obreros no daban crédito
ElPlural.com desveló un elevadísimo sobrecoste que supera con creces el 200%, pues la obra se había licitado en 52 millones y el gasto asciende a más de 125 por la necesidad de incrementar el alcance del proyecto y la extensión de la climatización al conjunto del hospital. Pese a ello, la construcción se retrasó hasta el punto que los propios trabajadores advertían que aquello parecía cualquier cosa menos un hospital
También se han tenido que adaptar necesidades de obra que inicialmente no se ajustaban a la realidad (volúmenes de tuberías, red eléctrica, saneamiento, etc.) y que, además, tenían estimado un coste muy por debajo del precio real de mercado.
"¿Entregado? Esto no se parece ahora mismo a un hospital. Le quedan por delante semanas de trabajo”, aseguró un obrero en declaraciones a este periódico. Las imágenes desveladas en exclusiva por ElPlural.com confirmaron este extremo.
El grueso de la construcción se suponía que estaba acabado, pero el edificio estaba lejos de parecer un hospital. Los obreros explicaban que trabajaban sin descanso, sin libranzas, a contrarreloj y, con todo, reconocían que aún faltaban al menos dos semanas para que estuviera terminado: “Es todo un desastre. ¿Qué falta? Un poco…”, ironizaban.
