Alberto Núñez Feijóo quiere convertirse en el próximo presidente del Gobierno y el Partido Popular sobrevivir a las elecciones del pasado 23 de julio. Para el primer caso la cúpula popular ha iniciado una ronda de consultas con todas las formaciones que conforman el Hemiciclo del Congreso con el objetivo de recabar los cuatro votos que necesita. Para el segundo, tanto la formación como su líder están aprovechando esta situación para abrirse camino de cara a una posible repetición electoral. Y es que el dirigente del PP busca sacar pecho de su buen hacer en pro del diálogo con todos los partidos -incluso con los hasta ahora "separatistas" de Junts o los "sanchistas" del PSOE- así como de su disposición a llegar hasta el final a pesar del más que esperable resultado negativo de la votación de la investidura el próximo 27 de septiembre.

Génova no solo se empeña en defender su planteamiento sino que reivindica la necesidad de ser los actores principales del debate y liderar los intentos para conformar un Ejecutivo pese a no tener una mayoría suficiente. Pero precisamente esto, aunque es un escollo insalvable para llegar a Moncloa, se ha tornado una oportunidad para los populares de presentarse como incansables. Hacer todo lo que haga falta "en el marco de la Constitución", incluso hablar con el enemigo, para mostrar que su proyecto es de cambio desde el origen. De hecho, los populares aseguran que en este ciclo de contactos que va a dar comienzo este miércoles con Pedro Sánchez va a servir para "evidenciar dos modelos diferentes". "Hay otra España posible a la que dibuja Sánchez", esgrimen desde la dirección nacional de Feijóo, que emprenden sus primeros actos de campaña.

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Los contactos y la investidura, la precampaña de Feijóo

En el PP han comenzado la actividad política tras el tímido parón del verano con todas las ganas. Génova se encuentra inmerso en el calendario tanto de la investidura en sí como de la ronda de conversaciones que su líder tiene pensado mantener con todas las fuerzas que han salido elegida en la Cámara Baja, manteniendo su "línea roja" sobre EH Bildu. "No es equiparable a ninguna otra formación política del Congreso porque cree que asesinar en España tuvo justificación política. Esto les posiciona en otra galaxia lejana a la del resto de formaciones", ha sostenido este lunes el vicesecretario y portavoz popular, Borja Sémper, tras la reunión del Comité de Dirección. Pero para el resto, ahora, no hay distinciones, e incluso se ha establecido como interlocutor válido a Carles Puigdemont, denominado en incontables ocasiones como "prófugo de la justicia".

Esto no solo pretende presentar al Partido Popular como una formación recién renovada en la moderación sino también como adalid del diálogo parlamentario, tal y como se han esforzado en defender desde que el rey Felipe VI encomendara a Feijóo la tarea de intentar conformar las mayorías suficientes para instaurar un Ejecutivo bajo sus siglas. Una tarea dificultosa de la que son plenamente conscientes. "No nos engañamos, la investidura es muy complicada. Nos quedan cuatro escaños, pero son muy difíciles de lograr. La alternativa era quedarse en Génova cruzado de brazos y hubiera sido no cumplir el mandato de las urnas", ha sostenido el propio Sémper este martes, tras conocer la fecha y el enclave para el encuentro entre el líder del PP y el del PSOE. Eso sí, los populares se han enfrentado con los que pretenden dialogar por el reparto de escaños. Mal inicio.

Proyecto de país y capacidad de diálogo

Así, los populares aseguran estar ya trabajando en la investidura "en dos planos" que van desde el contenido de la propuesta que van a presentar a las fuerzas para intentar convencerles de que apoyen a Feijóo así como con las formas. Como si de un documento de campaña se tratara, el PP ha sostenido que las conversaciones van a girar entorno a "proyecto de país" que radique en tres ámbitos: "una batería de iniciativas económicas para que la economía crezca, se cree empleo, sanear las cuentas públicas y reducir la carga fiscal de los ciudadanos; una propuesta de regeneración institucional ya que tras los cinco años del PSOE y Podemos, España y la institucionalidad necesita ser regenerada y recompuesta; y reformas urgentes en materias como financiación autonómica, agua, independencia de la justicia, pensiones, reto democrático o sanidad".

Junto al contenido, el estilo. Feijóo ha pasado de defender a capa y espada desde que llegó a la dirección nacional "derogar el sanchismo" a pedir al dirigente socialista un gran pacto de Estado para salvar la problemática de la gobernabilidad que dice estar en manos de los independentistas, con quienes ahora también está dispuesto a hablar para lograr los cuatro síes o las cuatro abstenciones que necesita. Insisten en que es "extraordinariamente complicado" lograrlo. A la vista está que incluso el dirigente popular se ha pensado mucho si acudir a la votación conociendo la "endiablada aritmética" que tienen delante pero se acoge a su "responsabilidad" ante el resultado de las urnas, el mandato del rey y para "evitar un gobierno alternativo". Cabe recordar que de puertas para dentro surgieron voces que consideraban un suicidio político presentarse a la investidura.

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"Evidenciar dos modelos diferentes"

A juicio de la dirección nacional y del propio dirigente, la ronda de consultas incluso con Junts es "lógica" y está enmarcada en la "normalidad democrática" que impera en estos procesos. "Pretende recuperar la institucionalidad en el Congreso y la transparencia. También el buen sentido de la política, que pasa por que escuchar o hablar no significa ceder", insisten para desmarcarse sin embargo de posibles pactos con los nacionalistas que en anteriores ocasiones han criticado. De hecho, en el PP de Madrid que lidera Isabel Díaz Ayuso consideran que la reunión con los catalanes no es más que una escena cosmética y que "nadie espera nada" de ella, tal y como han trasladado en conversaciones con ElPlural.com. Pero el discurso de su capacidad de diálogo del nuevo Partido Popular ya está encima de la mesa.

Junto a la ronda de consultas y su encuentro con el propio Sánchez, otro escalón para adelantarse de cara a una repetición electoral se encuentra en el paso hacia delante que ha dado Feijóo llamando a los presidentes autonómicos. Los populares entienden que es "razonable" que quien intenta conseguir una mayoría o incluso quien podría estar en Moncloa en unos meses contacte con representantes de las Comunidades Autónomas "para que les cuente qué va a hacer desde el Gobierno". Aseguran que su plan previo e incluso legislativo es impulsar "un discurso nacional, abierto, que busca conocer las necesidades de los españoles" frente al sanchismo o el independentismo. Un guante para cosechar simpatías entre los dirigentes regionales e incluso conquistar a los barones críticos con Sánchez.

Hay otra España posible a la que dibuja Sánchez

De esta forma, el Partido Popular busca rearmarse tras la debacle política pese a ganar el 23 de julio. Para ello busca presentarse como la única formación capaz de agotar todas sus energías evidenciando su disposición al diálogo y su trabajo incansable para sacar adelante un reto como es una votacion de investidura que nace fallida. Con el ábaco de los apoyos en la mano, su cúpula insiste en defender que Feijóo "no va a ser presidente a cualquier precio" así como que "no se va a ceder" fuera de los márgenes de la Constitución. "Vamos a aprovechar para evidenciar dos modelos diferentes", aseguran sobre el proceso que comienza oficialmente este mismo lunes, en la que pretenden convencer al resto de fuerzas y a los españoles de que "hay otra España posible a la que dibuja Sánchez", en palabras de Sémper este martes en Más de uno, de Onda Cero.