Hemos podido leer un artículo del cantautor Ismael Serrano titulado "¿Dónde están los músicos?" haciendo referencia al necesario compromiso de los artistas -en este caso en el ámbito musical- al hilo de la reciente polémica que ha suscitado el vídeo de la última canción de Amaral, "Ratonera". (Sea dicho que no se hace referencia al vídeo, que ha sido el punto central de la polémica).

Las letras del cantautor, tanto las del artículo como las de sus canciones deben ser leídas y escuchadas. Siempre me ha gustado su trabajo, y sin duda veo aconsejable prestarle atención. Sin embargo, compartiendo prácticamente la totalidad de lo que publicaba recientemente, me parece importante comentar alguna cuestión.

El debate se ha centrado estos días en la publicación del vídeo que acompaña a la canción "Ratonera" de Amaral: un vídeo que, según los artistas, pretende mostrar una crítica -en tono satírico según ellos- contra lo que algunos denominan "casta política". En el vídeo puede verse una suerte de cómic en el que distintos dirigentes políticos -de prácticamente todos los partidos principales- aparecen magullados, y en algún caso, en circunstancias de pobreza y drogodependencia. Pretenden, según ellos, poner de manifiesto un grito social ante la lejanía de estos "personajes" ante el sufrimiento de la sociedad, de la gente real que ellos, según parece, desconocen (y que paradójicamente pretenden representar).

Entendiendo perfectamente la supuesta intencionalidad, y tengo claro que la libertad de expresión y la búsqueda de la provocación en el arte son legítimas y necesarias armas de movilización social. Dicho esto, se ha creado un debate (que en muchos casos no ha dejado de ser una mera discusión entre seguidores sin afán de objetividad y críticos con la misma "dolencia") que suscita interés.

El vídeo ha suscitado algún tipo de análisis crítico, por considerar que tiene un "tufillo oportunista y simplista". Y es que, resulta cuanto menos curioso hacer una crítica tan dura en las formas y en cierto modo banal en el contenido. Por muy atrevida que pretenda ser la crítica que se hace. Y es que, si algo es evidente es que, lo que buscaba el video era ser visto, no despertar conciencias -como sí hacen las canciones de Serrano y otros tantos que llevan tiempo haciéndolo sin generar, ni tan si quiera, una triste polémica-. Lo que más probablemente pretendan es montar un revuelo con un mensaje llamativo para así generar publicidad y, a su vez, vender más entradas, más discos y seguir en la rueda del sistema (ése que critican sin dedicarle un video a los escándalos de SGAE, o los abusos de las multinacionales discográficas). Quizás lo hayan hecho, quizás hayan escrito alguna canción como la de "Nina, no" de Javier Álvarez (contra la música prefabricada, o tantas como las de Los Planetas, Extremoduro, Nacho Vegas, Quique González, Vetusta Morla, Kiko Veneno) y no nos hayamos enterado. En cualquier caso, permítanme dudar y establecer una diferencia entre la canción protesta y el oportunismo protestón.

No confunda el lector pensando que, por tener vocación política defiendo a los políticos ante las críticas o ataques. Lo que defiendo es el rigor y la búsqueda del equilibrio, del entendimiento al que debemos llegar para generar una acción positiva en la gente. Un compromiso con un objetivo concreto. Y para ello es evidente que quien escribe estas letras es crítica, principalmente con lo que ocurre "en su casa", porque entiendo que es la única manera de comenzar a cambiar las cosas. Soy consciente de que para tener una sociedad mejor, un país mejor, hace falta un Partido Socialista mejor (y en eso estamos muchos). Reconozco a muchos responsables, sé que la cadena se extiende, y he aprendido que señalar con el dedo a uno sólo es tan simplista como injusto. No es fácil hacer bandos, y sin duda, trato de cuidarme de quienes tienden a verlo todo dividido entre buenos y malos.

Sin embargo lo que más me llama la atención es cómo se aplauden estas críticas tan sencillas por el hecho de parecer "valientes". Valiente implica arriesgar, no jugar a caballo aparentemente ganador.

He visto muy de cerca cómo "estrellas" de la música de este país han llenado estadios y han vendido miles de discos con canciones que critican a los políticos. Que enarbolan banderas de igualdad, de libertad, de la dignidad de los trabajadores… y lo riman muy bien. Lo corean perfectamente en sus conciertos sus seguidores. Y he vivido cómo quiénes lideraban estas "revoluciones" trataban injustamente a sus trabajadores, a sus músicos, menospreciando a muchos de los que se dejan la piel de sol a sol para que las estrellas luzcan bien. Que defienden gobiernos lejanos y salarios justos, mientras hacen caja en cada concierto y reparten de manera muy desigual con sus compañeros. De eso, el público, ni idea. Pero los corean porque la imagen que dan es la revolucionaria. Y cuando más se les aplaude, más auténtico se debe sentir uno.

He vivido muy de cerca con políticos abucheados, insultados, cuyos nombres han llenado titulares de periódicos acusándoles de hechos totalmente falsos. He visto cómo han trabajado de sol a sol, noches sin dormir, resolviendo problemas personales de la gente que van más allá de sus competencias. Y he contemplado cómo en las calles tienen que soportar un escarnio público porque la imagen que se proyecta de ellos es la de chorizos desalmados.

Conozco músicos honrados, honestos y coherentes. De los que hacen su trabajo con profesionalidad, rigor y compromiso. Y ahora mismo están haciendo kilómetros, durmiendo en pensiones de pueblos perdidos y ganándose la vida como pueden. Echándole amor al arte y mucho respeto por su profesión y por quienes, en otros ámbitos, le ponen cariño. Críticos con los que se aprovechan de su talento, que denuncian las tropelías que se hacen en su propia profesión antes que en ningún otro sitio. Y comprometidos con proyectos que buscan cambiar, por muy pequeña que sea, una parcela de nuestra realidad.

En definitiva, ser valiente se trata, para mí, de aportar también una manera diferente de hacer las cosas. Diciendo lo que se piensa, siempre. Pero asumiendo que en los mensajes también podría aprovecharse la gran oportunidad para generar una reacción positiva más allá de la mera promoción de su propia marca. Es hora de sumar, de gritar las verdades y llenar los huecos que nos han dejado con talento y compromiso. Y si efectivamente lo que hay no nos gusta, analicemos bien lo que ha ocurrido y asumamos en qué medida cada uno ha participado para que esto haya sucedido. Es desde nuestro alcance desde donde se cambia el mundo.

Beatriz Talegón es ex secretaria general de la Unión Internacional de Jóvenes Socialistas
@BeatrizTalegon