El aznarismo no estaba muerto, estaba de parranda. Una corriente ideológica que se despegó del Partido Popular durante los años de Mariano Rajoy al frente de los populares, y que volvió tras la victoria de Pablo Casado frente a Soraya Sáenz de Santamaría –le heredera del marianismo- en el Congreso Nacional del PP.

Al actual líder de Génova 13 se le puede considerar como el discípulo más adelantado del expresidente de España (entre mayo de 1996 y agosto de 2004) y presidente de la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), José María Aznar. De hecho, ambos nunca han ocultado su admiración por el otro, e incluso Casado ha pedido consejo en algunas ocasiones a su mentor.

Sin embargo, la influencia del aznarismo, el ala más radical del PP, no se limita solamente a algún que otro asesoramiento esporádico de Aznar, sino que va mucho más allá y cada vez es más notorio en la dirección actual de los populares, con el propio Casado como principal baluarte. Prueba de ello es el fichaje de Alfredo Timermans para el equipo de la portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, Cayetana Álvarez de Toledo, otra admiradora confesa del aznarismo. Este, miembro del Patronato de FAES, ocupó diferentes cargos en Moncloa durante los gobiernos de Aznar, e incluso llegó a ser secretario de Estado de Comunicación.

Timermans sustituirá en el puesto a Pilar Marcos, otro fichaje de Álvarez de Toledo que consiguió entrar en la Cámara Baja en las pasadas elecciones generales del 10 de noviembre. Asimismo, desde hace unas semanas dirige el área de Ciudadanía y Libertades del PP en el Congreso. Anteriormente a estas responsabilidades, se empapó del aznarismo cuando ocupó el cargo de directora de publicaciones de FAES (entre 2006 y 2012).

También de FAES es el ex secretario de Estado Gabriel Elorriaga, al que la portavoz 'popular' fichó al llegar como coordinador de la Asesoría Parlamentaria del PP en Congreso, senado y Parlamento Europeo. Elorriaga, número once por Madrid en las generales del pasado noviembre, se convertirá en diputado cuando la exministra Isabel García Tejerina formalice su renuncia al escaño tras dar el paso al sector privado.

La capital, una réplica a menor escala

No obstante, la sombra del aznarismo no solamente se da a nivel nacional en el PP, sino que también se ha propagado a nivel autonómico, con la Comunidad de Madrid como el mejor ejemplo. En este sentido, en las últimas semanas la presidenta Isabel Díaz Ayuso oficializaba, con la disconformidad de su vicepresidente, Ignacio Aguado, el fichaje del siempre polémico Miguel Ángel Rodríguez como jefe de su gabinete –después de que este formara parte del equipo de asesores de la dirigente madrileña durante la campaña electoral de las autonómicas del 26 de mayo pasado-. Un hombre que alcanzó su cúspide profesional cuando fue secretario de Estado de Comunicación y portavoz del Gobierno de Aznar. Cargo que desempeñó desde 1996 hasta el 10 de julio de 1998, cuando renunció por motivos personales.

Con anterioridad a esta designación, Ayuso también nombró a Javier Fernández Lasquetty, pupilo de Esperanza Aguirre, como consejero de Hacienda y Función Pública. Otro peso pesado del PP que años antes había encontrado cobijo con Aznar. No en vano, fue subdirector del Gabinete del expresidente popular entre 2002 y 2004, y entre 2004 y 2007 ejerció como secretario general de FAES.