No todos los populares son como José María Aznar y su aventajado discípulo Pablo Casado. Pero la moderación cotiza a la baja en el partido. En la misma semana en la que el expresidente exige al actual líder del PP una ruptura total con el PSOE, y que no confunda propuestas de pactos de Estado con ofertas trucadas, el líder del partido en Euskadi, Borja Sémper, abandona la política.

Aunque Casado haya prometido bajar el tono y diferenciarse de Vox, la realidad va por otros derroteros y, seguramente, la deriva se verá ratificada cuando haya nuevo líder del PP vasco. Nada hace suponer que se seguirá la línea de Sémper, claramente enfrentado con Cayetana Álvarez de Toledo, quien en su momento calificó de tibio al partido en Euskadi. Todos recuerdan la respuesta: “mientras algunas caminaban sobre mullidas alfombras, otros nos jugábamos la vida”. Alguien que ha lidiado con el terrorismo no iba a quedarse callado. Fue, quizá, el único dirigente popular que se pronunció de manera contundente contra los pactos con Vox, aunque después, por lealtad, haya tenido que tragar. Pero la lealtad tiene un límite, y ese límite se ha traspasado.

Para vergüenza de Casado y los suyos, Borja Sémper no tiene pelos en la lengua: “Seguir hablando tanto de ETA es como olvidar que la derrotamos”. Toda una declaración de principios ante la estrategia compartida por PP y Vox. El partido ultra es un incómodo compañero de viaje para los populares, pero estos no solo no hacen nada por alejarse, sino que cada movimiento que perpetran les acerca más. Para que no haya dudas sobre este acercamiento, miembros del partido ultra han celebrado la despedida de Sémper y, por ejemplo, el diputado por Murcia Luis Gestoso, ha publicado que le desea “lo que se merece”. Estas palabras en este contexto son, como poco, desafortunadas.

Primera semana del nuevo Gobierno y las cartas están sobre la mesa. Borja Sémper está en su casa, José María Aznar acusa a Pedro Sánchez de querer convertir a España en un Estado fallido, Vox celebra, Casado dice una cosa y hace la contraria, Ciudadanos persiste en el error que les hundió. Mientras tanto, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias suben las pensiones y el Tesoro emite deuda con récord de demanda y mínimo de interés. El Apocalipsis anunciado no está ni se le espera.

La sombra de Aznar es alargada, pero la derecha ultra parece haber tocado techo. No hay elecciones a la vista, pero todas las encuestas indican que, de persistir en esta estrategia dura, podría haber un trasvase de apoyos de uno de los tres partidos a otro, pero nunca una subida general de la derecha.

Enric Sopena es Presidente Ad Meritum y fundador de ElPlural.com