El aquelarre ultraderechista acontecido este lunes en el Senado con la VI Cumbre Transatlántica contra el aborto defendida por el exministro del PP Jaime Mayor Oreja tuvo una respuesta parlamentaria en clave feminista. Sumar impulsó la jornada ‘Por el derecho a la autonomía de las mujeres. Aborto para ser libres y decidir sobre nuestras vidas’ en el Congreso de los Diputados.

Mientras en esta cumbre se habló sobre la equiparación del aborto con la esclavitud y la antropología cristina en aras de defender la vida, tal y como defendió Mayor Oreja, en contraposición, el Grupo Parlamentario de Sumar presentó un acto potenciado con voces e iniciativas feministas a favor de la autonomía y los derechos de las mujeres de decidir sobre su cuerpo.

Con intervenciones de dirigentes de Sumar, portavoces de asociaciones de este calado y activistas internacionales, la segunda formación del Gobierno central en la Cámara Baja abordó los riesgos de la criminalización contra el aborto por parte de grupos y voces ultraderechistas, así como la relevancia de defender este derecho de las mujeres.

Hoja de ruta: blindar el aborto en la Constitución

La jornada celebrada en el Congreso arrancó con la intervención de la diputada de Sumar Engracia Rivera, quien quiso ahondar en la cuestión del aborto para que ésta se constituya como “una realidad” en la Constitución: “Es el momento de iniciar la pelea para que sea un derecho fundamental defendido con uñas y dientes”, esgrimió. En unos términos similares se expresó Pedro Gullón, director general de Salud Pública del Ministerio de Sanidad quien, precisamente en clave sanitaria, reiteró que el derecho al aborto es también en salud al “formar parte de la seguridad para las mujeres”.

En principio de “igualdad, justicia y derechos humanos” también lo situó el derecho al aborto la vicepresidenta tercera del Congreso, Esther Gil, quien abogó en “no dar un paso atrás” en esta lucha por la proliferación de “sectores reaccionarios” como los protagonistas de la cumbre del Senado.

Tesh Sidi, también diputada de Sumar, defendió a su vez el derecho al aborto “no como privilegio o cesión, sino como la base de la autonomía y libertad de las mujeres”, poniendo el acento al tiempo en que las políticas impulsadas por el Partido Popular y Vox en esta materia “acogen una feria medieval para retroceder en derechos”. Aina Vidal, en los mismos términos, reiteró que criminalizar el aborto supone “negar que las mujeres son personas libres”, fomentando a su vez “la cultura de la muerte”.

Volviendo al plano ya planteado por Rivera en la jornada, la portavoz del Grupo Parlamentario Plurinacional de Sumar, Verónica M. Barbero, urgió en introducir el derecho al aborto en el artículo 15 de la Carta Magna al “formar parte de la inviolabilidad de la persona”: “Nadie decide sobre mi cuerpo. Hoy empieza el camino para el reconocimiento constitucional”, auguró.

Pero no sólo la voz de Sumar se hizo eco del derecho de las mujeres a abortar en este cónclave en el Congreso, sino que también tuvieron cabida voces internacionales que arrojaron más luz al debate. Melanie Vogel, senadora francesa, abogó porque España siga los pasos de Francia y que blinde el aborto en la Constitución, ya que ayuda a “definir quiénes somos”.

Saida Kouzzi, activista de la ONG Mobilising for Right Associates, explicó que en Marruecos está penada la interrupción voluntaria del embarazo y solo se puede proceder si la mujer corre peligro. Sin embargo, hay penas de cárcel de entre 6 meses y un año. Por su parte, Justyna Wydrzyńska, activista polaca de Abortion Dream Team, le condenaron por ayudar en un aborto: “Dí píldoras abortivas a una mujer pero su pareja llamó a la policía. Finalmente lo hizo con el método de las abuelas”. Morena Herrera, activista de El Salvador, reiteró que las mujeres solo tienen dos caminos, “el cementerio o la cárcel”; mientras tanto, Nika Kovac, coordinadora de la campaña My Voice My Choice, hizo énfasis en que en Europa aún no hay aborto seguro.

Silvia Aldavert, coordinadora de l’Associació de Drets Sexuals i Reproductius de Catalunya, abogó "no sólo resistir, sino avanzar" y "generar narrativa y relato". Tatiana Romero, activista antirracista, puso el foco en los problemas de migrantes y personas racializadas. Por último, Gemma Candela, activista por el derecho al aborto, denunció a su vez el “acoso” ante las clínicas así como la “gymkana” para abortar en lo público.

Realidades a la que hacen frente miles de mujeres trasladadas al Congreso en clave de argumentos y en un debate candente en España y que aún tiene que hacer frente a una ola reaccionaria que compara el derecho a abortar con la esclavitud de siglos atrás, e incluso como seña de una práctica amoral.

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