El pasado miércoles, durante el discurso de inicio del curso político que ofreció el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Instituto Cervantes de Madrid, un titular eclipsó a todo el repertorio de medidas y voluntades contempladas en los seis ejes que regirán la nueva hoja de ruta del Ejecutivo: “Hace falta más transporte público y menos lamborghinis”, especificó Sánchez, en una clara metáfora muy discutida por los medios de comunicación y que incluso pudo ser un dardo velado a Alberto González Amador, novio de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y dueño de coches de alta gama como un Maserati que fue fiscalizado por la oposición madrileña tras destaparse el presunto fraude fiscal cometido por el empresario.

Ahora, poco más de una semana después, Sánchez ha decidido que uno de sus primeros actos tras regresar de su gira por China, donde ha visitado Pekín y Shanghái junto a una gran delegación empresarial, fuera la presentación de una nueva campaña para promover el uso del transporte público.

Concretamente, Sánchez y Óscar Puente han movilizado una inversión millonaria para fomentar el uso de la bicicleta en las ciudades: "Quiero anunciarles que, vamos a incorporar la bicicleta en las ayudas al transporte público. Y vamos a destinar 20 millones de euros a extender los sistemas de bicis públicas que ya están en marcha en distintas ciudades. En concreto, vamos a dedicar 10 millones a abaratar las tarifas de los sistemas ya existentes, como el BiciMad de Madrid o el Bicing de Barcelona; y 10 millones a llevar esta alternativa a otras ciudades del país que aún no cuenten con ella". 

"Además, vamos subvencionar con otros 20 millones de euros adicionales la compra de bicicletas de pedaleo asistido para la movilidad cotidiana, en un programa del que podrán beneficiarse tanto particulares, como las empresas ciclo logísticas de reparto de mercancías en el ámbito urbano. Se trata de incrementar la cuota modal de la bicicleta en los desplazamientos cotidianos. Se trata de que haya más bicicletas en más ciudades, para más gente", ha proseguido el presidente.

A esta presentación, que lleva por título ‘Transporte Público, ¿lo pillas?’, ha asistido también el ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente. El exalcalde de Valladolid es uno de los miembros del Gobierno más aguerridos con la derecha, y, de hecho, durante esta última semana no ha dudado en utilizar la guerra por los lamborghinis en favor propio para desmontar los mantras de la oposición tanto en sede parlamentaria como en redes sociales, uno de sus campos de batalla más prolíficos.

De Sánchez a Ayuso

Concretamente, la guerra de los lamborguinis arrancó el pasado miércoles con el discurso de Sánchez frente a los asistentes al Instituto Cervantes. Durante este cónclave, donde se oficializaba la reapertura del curso político para el Gobierno, el presidente hizo hincapié en las seis prioridades que se tratarían de conseguir desde el Consejo de Ministros: reforzar la competitividad, lograr una igualdad real a todos los niveles, garantizar la vivienda, seguir aumentando la dignidad laboral, proteger el estado del bienestar y seguir vertebrando el orden internacional para lograr la paz en lugares como Ucrania o Palestina.

No obstante, y más allá de lo programático, llamó la atención el poderoso discurso de clase de Pedro Sánchez frente al anfiteatro del Cervantes. Condenando a aquellos territorios dominados por el PP que rebajaban el nivel de los servicios públicos para seguir perdonando impuestos a los ricos, el presidente pronunció su frase estrella: “Más transporte público y menos lamborghinis”.

Una comparativa contra la que la derecha arremetió desde el primer momento. Uno de las más virulentas, aunque no la única, fue, como es habitual, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso: “El gobierno trabaja para que 16 consejeros de Salvador Illa vayan en Lamborghini mientras los currantes madrileños, que pagan sus impuestos, que trabajan todos los días… se quedan atrapados en los Cercanías que ellos gestionan”, sentenció.