La actualidad política da un respiro al caso Rubiales, eclipsado ahora por la reunión que mantendrán este miércoles en el Congreso de los Diputados el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, y el candidato designado por el rey Felipe VI, Alberto Núñez Feijóo. La investidura como horizonte más próximo. El líder del Partido Popular tiene hasta el 26 de septiembre para conseguir lo imposible, que no es sino atraer al menos al Partido Nacionalista Vasco (PNV) hacia un ‘sí’ que le han negado públicamente hasta la saciedad. El relato que maneja el Ejecutivo, y por extensión el bloque progresista, se cimenta precisamente sobre la negativa de los jeltzales, responsabilizando directamente al dirigente popular de “hacer perder el tiempo” a todo un país. Voces autorizadas de La Moncloa prevén que septiembre se le hará “extremadamente largo” y afean, tanto en público como en privado, la práctica de “maniobras dilatorias” por el que hasta ahora era jefe de la oposición.

La ministra portavoz se ha mostrado excesivamente dura contra un Feijóo sumido en una vorágine “dilatoria” a sabiendas de que ha encaminado a España hacia una “investidura fallida”. Isabel Rodríguez, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, ha afeado la actitud del jefe de los conservadores, contraponiéndola a la del líder del Ejecutivo, quien enmarca en el “absoluto respeto institucional y normalidad democrática” el encuentro bilateral que ambos mantendrán el miércoles en la sede de la soberanía nacional. La titular de Política Territorial ha elevado el tono hasta calificar de “paripé” la sesión del próximo 26 de septiembre  en la Cámara Baja, encuadrándola bajo una artimaña de Génova para “ganar tiempo”. “A saber para qué”, ha precisado inmediatamente después.

En cualquier caso, este pasado lunes, Sánchez y Feijóo abrieron vías de comunicación a través de WhatsApp, emplazando a sus jefes de gabinete a fijar un día y una hora para la reunión. Los socialistas pusieron sobre la mesa este mismo martes, el miércoles o, como última opción, el jueves. Finalmente, ambos equipos sellaron el acuerdo para fijar el encuentro este miércoles a las 10:00 horas. Fuentes de la Moncloa han confirmado este martes que ambos asistirán solos a la reunión. Sin asesores, ni equipos. Un cara a cara al que el candidato a la investidura deberá aportar una suerte de orden del día a tratar.

Al menos así lo estiman desde el entorno del jefe del Ejecutivo, quienes evitan avanzar cualesquiera de las exposiciones que le pueda trasladar a su interlocutor. Estas mismas fuentes, sin embargo, no entienden que un candidato a la investidura decida reunirse en exclusiva con un solo grupo. En este caso, con el Partido Socialista, encabezado por el propio Sánchez. De hecho, encuadran como “poco respetuoso” que Génova envíe otros emisarios a los contactos con el resto de formaciones que componen el arco parlamentario.

Un mes “muy largo”

En cualquier caso, lo que sí asumen en el Palacio de la Moncloa es que la investidura de Feijóo no tendrá mucho recorrido, más allá de los sonoros portazos que le ha regalado ya el PNV. Los jeltzales son la pieza clave para el Partido Popular, pero desde su dirección se ha insistido por activa y pasiva en un rotundo ‘no’. A pesar de ello, en Génova no tiran la toalla, aunque a ojos del Gobierno forma parte de una treta del líder del PP para “ganar tiempo” y retrasar lo máximo posible los plazos. Deslizan desde la órbita del Ejecutivo que la fecha para la sesión la propusieron desde la formación conservadora. “Es el propio Feijóo el que la propone a Armengol. La fecha es suya. Ha decidido hacer perder el tiempo a todos”, reprochan voces autorizadas, que percuten en encasillar la estrategia de los populares como “maniobras dilatorias”.

Feijóo no tiene muchos movimientos en su partida de ajedrez particular contra Sánchez. La vía Vasca, pese a que los nacionalistas aceptaron la reunión con el PP, está descartada con total seguridad; máxime con las manifestaciones públicas de sus dirigentes en la mano. Incluso el propio líder del PNV, Andoni Ortuzar, se vanaglorió, con luz y taquígrafos, de ponerle el cartel de dirección prohibida al Partido Popular. Por ello, desde el Gobierno recuerdan que “no tienen los votos”. Precisamente es el hecho diferencial entre las dos candidaturas. “Feijóo no puede conseguir 176 apoyos. Sánchez sí. Ese es el matiz”, explican fuentes de Moncloa.

La carretera de sentido único que ha tomado el PP alimenta los malos augurios que le dedican desde el Gobierno. “Se le va a hacer muy largo el mes”, comentan altos cargos del Gobierno en privado. A pesar de ello, se mantienen firmes en cederle todo el protagonismo de su “fracaso” a Feijóo. De este modo, ensordecen cualquier tipo de grieta en torno a las conversaciones que el Partido Socialista también ha abierto de cara a una posible investidura de Sánchez, aunque en el Palacio presidencial nadie quiere hablar o estipular plazos. “No podemos. Es el rey el que estimará volver a reunirse con todos los grupos”, aducen estas mismas voces, que no se aventuran a esbozar siquiera un calendario porque desconocen “cuánto tardará” el jefe del Estado en volver a convocarlos.

La lista más votada

Desde tiempos de precampaña, el Partido Popular, auspiciado por una demoscopia que después se cayó con todo el equipo, exigía al PSOE un compromiso inequívoco para respetar a la lista más votada. Un requisito que en Génova creían que allanaría el camino de Feijóo hacia la Moncloa. Mientras, en paralelo, diseñaban pactos en autonomías y municipios para desbancar a la candidatura más apoyada. Allá donde los socialistas salieron victoriosos el 28M, los conservadores, con el respaldo de Vox, derribaron la misma premisa que ahora exigen como condición sine qua non.

La ministra portavoz ha cargado las tintas contra Feijóo precisamente en esta dirección. Recordando al líder del PP que su formación fue la primera en descabalgarse de la promesa que reiteraban en público. “En las municipales y autonómicas, apelando al respeto a la lista más votada, Feijóo dio orden de no hacerlo”, ha subrayado Isabel Rodríguez desde la sala de prensa del Palacio de la Moncloa. Por ello, ha exigido a sus adversarios que muestren el mismo “respeto” no sólo por sus intereses, sino también por las “instituciones, Constitución y al sistema parlamentario”. Una actitud que, simple y llanamente, la titular de Política Territorial ha definido como “no mentir”.

Así las cosas, ha manifestado que el deseo del Gobierno pasa por articular una mayoría progresista que permita la reedición de la coalición de izquierdas. “A diferencia de Feijóo, tenemos la capacidad para emplearnos y lograrla. Él no tiene mayoría para ser presidente. Es el mandato de las urnas”, ha precisado Rodríguez.