Rubén Sánchez, conocido por su activismo en defensa de los consumidores como secretario general y portavoz de FACUA, por su presencia en diversos medios españoles y por su implicación en denuncias judiciales, es también periodista y autor de varios libros. Tras la publicación de Timocracia, un alegato contra el fraude y una llamada a que los ciudadanos se rebelen para defender sus derechos, el sevillano pone ahora otra obra en las librerías. Se trata de ¿Por qué dejas que te roben?, un título que ya indica el objetivo de sus páginas no es otro que buscar, como una especie de guía que narra casos de éxito de luchas de consumidores, que la ciudadanía aprenda a identificar fraudes y defender sus derechos.

Pregunta: Hay quien ha definido esta nueva publicación suya como un libro de consulta continua para evitar los abusos a los consumidores. Usted define el libro como “una guía para enfrentarte a las relaciones tóxicas con empresas que nos maltratan y que nos sedujeron con promesas que nunca cumplen: Su lectura puede servir como una especie de entrenamiento para despertar la conciencia del consumidor y dotarle de las herramientas adecuadas con las que defender sus derechos”. Deduzco que de la lectura de este libro se muestran aplicaciones prácticas y reales para defendernos y que no nos engañen o nos roben ¿es así?

Respuesta: Una buena parte del contenido del libro son historias de éxito. Relatos de consumidores que se han enfrentado a fraudes de manera organizada como lo es a través de FACUA u otras formas. Con la narración de esas historias pongo de manifiesto los principales abusos de los últimos tiempos y lo que conlleva enfrentarse desde lo colectivo. Pongo de manifiesto, como dice la frase conocida, que “la unión hace la fuerza”, y este es el caso de muchas historias de éxito en su mayoría vehiculizadas desde una organización de defensa de los consumidores y denunciante de los abusos, como es FACUA.

P: Hagamos un poco de historia con el grave problema del encarecimiento de la energía. Es con la liberalización del sector eléctrico español llevado a cabo, fundamentalmente con Aznar, cuando las empresas de generación fijan sus precios mayoristas diariamente en una subasta marginalista que implica que el precio lo dicta el más alto de la puja hasta cubrir la demanda. Posteriormente, Mariano Rajoy y su ministro José Manuel Soria, acabaron con la transparencia en la aplicación de las tarifas y la facturación. Como usted escribe en su libro “en 2021 la factura de la luz se convirtió en algo más difícil de descifrar que el guión de Tenet”. Con estos antecedentes parece muy injusto cargar las tintas y culpabilizar al Gobierno progresista presidido por Pedro Sánchez de esta situación heredada.

R: Yo parto de que la historia de la liberalización del sector comienza con Felipe González como punto de partida. Luego llegó la liberalización de Aznar. Los dos gobiernos de Pedro Sánchez no han mejorado el modelo anterior porque son modelos impuestos por Bruselas como las subastas marginalistas y otros aspectos nocivos. Creo que es falta de valentía e independencia, según los momentos. Podría haberse hecho más y aún se puede ahora hacer más. Hoy, a nivel discursivo, no veo al PSOE cuestionando la subasta marginalista ni cuestionando un modelo estafa. No le plantea a Bruselas que hay que acabar con este sistema. Otra cosa es que ese logro sea utópico, pero si al menos el PSOE, en lo discursivo, se mostrara en contra de este modelo…, pero no, no se diferencia en este tema del discurso del Partido Popular.

P: Usted ha puesto un ejemplo reciente de cómo se maltrata al consumidor por parte de la banca y de los servicios que presta. Uno de sus mejores amigos es beneficiario de un seguro de vida de 100.000 euros que contrató su tío, ya fallecido. Ha revelado que su amigo viene reclamándole a la empresa de seguros de un gran banco, que le pague. La respuesta es que creen que hay otro beneficiario más aunque no le han aportado ningún documento que lo demuestre ¿cree que las grandes empresas, corporaciones, banca, aerolíneas, empresas de telefonía, etc… nos toman por tontos o juegan con la complejidad de las normas?

R: Básicamente nos toman por tontos y por débiles. Se aprovechan de que en España el fraude sale casi gratis porque no hay multas contundentes. Las administraciones que tiene competencia sancionadora como los gobiernos autonómicos o determinados ministerios, son de todos los colores, socialistas, del PP o nacionalistas. Pero donde gobiernan no se hace visible sus capacidades sancionadoras de manera contundente. Si un banco o una energética nos roba millones de euros con prácticas ilegales y no hay multa o es mínima, se proyecta a la ciudadanía y a la sociedad que el fraude es gratis. A lo más que aspiran los consumidores es a recuperar su dinero pero no tienen la visión de que existan políticas de castigos con dureza para que no se repitan. Lo que planteo en el libro además de la reivindicación de FACUA, es el aguijoneo del consumidor a las empresas para que no cometan fraudes solo por una cuestión de  dignidad. Planteo transmitir que se exijan que los contratos se cumplan pero, además, que aguijonemos con denuncias en las administraciones competentes a través de organizaciones que le impongan multas y sanciones de decenas de miles de euros a quienes hacen prácticas como los registros de morosos o se aprovechan de clausulas abusivas de contratos, todo ello muy frecuente.

P: Piensa, como testigo de lo que sucede internacionalmente que, a pesar de lo que se diga, a pesar de lo que se inventen, es más que evidente que la guerra de Ucrania tiene que afectar de manera inevitable a la subida de los precios, al incremento del coste de los productos, a los suministros, a la logística, a los carburantes… Es un escenario complejo y perverso ¿justifica este diabólico escenario que, como siempre, repercuta en el bolsillo del consumidor?

R: En parte esta coyuntura de la guerra genera un efecto en cadena que no solo afecta a la luz y a la energía, sino que son otros muchos productos y servicios los que se encarecen. Pero también hay una realidad incontestable como que determinadas empresas se aprovechan de esta situación. Con datos objetivos se demuestra que hay empresas que incrementan sus precios más de lo que debe. Son empresas que “cuelan”, aprovechando este maremágnum alcista, subidas del doble de lo que debería ser porque el consumidor lo desconoce, no lo identifica, sabe que tiene que subir pero no cuanto ni en qué medida.

La otra parte de la estafa es que por el hecho de la coyuntura internacional se produce una desmedida subida tanto de la luz como de la energía. En ese sentido, el Gobierno debe de ver que el sistema no vale, que no hay que mantener un modelo que hace que se fije el precio fijo, que la energía más barata se pague al precio de la más cara. Sería necesaria una intervención del Estado que, además, se debería valorar en Bruselas. La actual coyuntura debería servir para que los políticos vieran que hay que cambiar esta fórmula y no llegar a estas situaciones, hay que modificar este sistema. Las grandes empresas y oligopolios son los grandes protagonistas y máximos responsables de este fraude y de este sistema.

P: Me ha chocado el hecho de que el libro se titule “¿Por qué dejas que te roben?” ¿Tan torpes o displicentes somos los consumidores que no solo nos roban sino que según usted, “nos dejamos”?

R: Pues parto de una idea de que, por un lado, las grandes empresas nos roban y además nos educan en asumir el robo desde pequeños. Con la sociedad de hiperconsumo, confiamos en las empresas y no hay una formación que nos eduque en detectar y revelar sus efectos y consecuencias negativas. El contrapeso debe ser que seamos más críticos, que aprendamos de los fraudes, que nos eduquemos, que no toleremos determinadas prácticas ilegales, que no caigamos en el hiperconsumo, que cuestionemos la facturas mirándolas detenidamente… por eso el libro se titula “¿Por qué dejas que te roben”?
La segunda parte busco con la lectura del libro que no pensemos que hay gobiernos que se encargan de defendernos o que controlan a las grandes empresas, eso no funciona así. Somos nosotros los que debemos de actuar con una actitud más activa y crítica. Si no nos defendemos nosotros, nadie nos puede defender.

P: Tras el tope concedido por Bruselas, y a pesar de que la rebaja está ahí y si no se hubiera adoptado esa medida, peleada en la UE por parte de España y Portugal, la luz hubiera sido mucho más cara, sin embargo, los precios, incluso en el primer día de su aplicación, el pasado 15 de julio, se dispararon hasta rozar los 260 euros pese a la “excepción ibérica” debido a una tormenta perfecta ¿qué solución definitiva propondría usted?

R: Pues como anteriormente he planteado, cuestionando el modelo y el sistema de subasta que es una gran estafa. Y más allá de eso, entendiendo que el tope al gas es positivo y el efecto va a ser bueno y no negativo, como nos hace creer el loby eléctrico, sí creo que los partidos del Gobierno central deberían apostar por una política energética que cuestione el modelo europeo. Creo que en Unidas Podemos pueden tener ese ideario y Yolanda Díaz también. En cambio, tengo serias dudas de que en el PSOE asuman cambiar ese ideario, no están por la labor pero ojalá los socialistas cambien esa concepción de su política energética. Partiendo de que en Bruselas no están por la labor, sería bueno que un gran partido defendiera allí un intervencionismo en los precios y no tanta apuesta por una liberalización de derechas. Una liberalización que solo favorece a los oligopolios y a las grandes empresas. El mantra de que la liberalización favorece la competencia y al consumidor es radicalmente mentira, solo beneficia a las grandes empresas del sector.