Un día después de las elecciones europeas, Yolanda Díaz desataba un terremoto político en el espacio a la izquierda del Partido Socialista. La hasta entonces líder de Sumar dio un paso a un lado en el organigrama de la formación asumiendo la responsabilidad del batacazo electoral. Varapalo del cual los magentas no se han recuperado aún y estudian las fórmulas para reconectar con el electorado. El volantazo de la plataforma ideada por la vicepresidenta segunda no cristalizará hasta el próximo mes de marzo, cuando se celebre la pertinente asamblea general. Por el momento, las ideas en las que trabaja el grupo coordinador del movimiento recogen unas primarias como las que demandaba Podemos antes de salir del paraguas magenta, pero también un modelo bicéfalo de liderazgo orgánico.
El grupo coordinador del Movimiento Sumar se reunió este pasado sábado con el fin de avanzar en los objetivos de redefinición de su espacio. Se diseñó un documento político que define el nuevo rumbo político que quiere seguir la plataforma, así como la reestructuración organizativa que se cimentará sobre una dirección colegiada de dos personas con carácter paritario. Todas estas decisiones sobrevolaban por el espacio magenta en estos últimos compases del año, pero la crisis desatada por el caso Errejón provocó que se guardaran en un cajón, dado que el exportavoz parlamentario era el encargado de dar forma a la ponencia política de cara a la asamblea general de los próximos 29 y 30 de marzo.
Tras llegar al “límite de la contradicción entre la persona y el personaje”, se encomendó la redacción del citado documento a Rosa Martínez, en el que cobra una especial relevancia un órgano de dirección bautizado como coordinación general que estará compuesto por dos personas -hombre y mujer- de “forma colegiada”. Sobre esas dos personas recaerá el timón de Sumar y actuarán como máxima portavocía del partido o, en su defecto, tendrán la potestad de nombrar a alguien para ello. No obstante, serán la representación “legal, política e institucional” del partido y ejercerán como tutores legales del resto de órganos.
La línea roja de Podemos
Pero la madre del cordero de esta resignificación se establece en el modelo de democracia interna. La idiosincrasia de Sumar permite la doble militancia y sienta las bases para el relanzamiento del Movimiento Sumar en todo el territorio. De ahí que se plantee la posibilidad de implantar estructuras autonómicas bajo el modelo de coordinación amplificado a nivel estatal. En suma, la plataforma admite a las fuerzas políticas que “ya han avanzado en procesos políticos en territorios como Madrid, Cataluña, Asturias, Valencia o Baleares”.
Por ello, en el citado documento se blindan los procesos de coalición con otras formaciones siguiendo el ejemplo de Sumar en 2023. Es decir, las alianzas con otras fuerzas en cualesquiera de los planos se decidirá territorio a territorio, aunque serán las asambleas territoriales de Movimiento Sumar las encargadas de ofrecer su última palabra. Para implementar y desarrollar los modelos de participación, se hace un énfasis especial en la participación digital.
En este sentido, el nuevo Sumar incorporará lo que en tiempos suponía una línea roja para Podemos y otras fuerzas que, a diferencia de los morados, sí permanecen al amparo de los magentas. Con el fin de coordinar y blindar el espacio político, se apostará por relaciones horizontales y partiendo de la igualdad entre formaciones. Así, se liquida el modelo anterior que tan sólo fijaba una cuota del 30% en los órganos de dirección a partidos implicados en la construcción del espacio, aunque sí hubo una aproximación a tal modelo después de que se reformulara el documento a nivel autonómico para conceder más peso a los partidos y acudir a primarias en caso de no existir consenso.
Sumar destaca que su crecimiento y consolidación territorial deben ser graduales, adaptándose a las particularidades de cada región. Reconoce la influencia de los "Comunes" en Cataluña y el peso de sus aliados como Más Madrid, Compromís y Més per Mallorca en otras comunidades. En resumen, aunque no renuncia a desarrollar estructura en estas autonomías, sus órganos estarán coordinados con estos partidos.
Modelo de delegados
La asamblea de Movimiento Sumar se celebrará en modalidad de delegados territoriales, en lugar de la votación directa de sus bases como ocurrió en su primer congreso en marzo de 2022, que registró baja participación. Esta vez, se elegirá un nuevo grupo coordinador, el máximo órgano de dirección, y ejecutiva, siguiendo el modelo de los partidos tradicionales.
Sumar busca con esta convocatoria reorganizarse políticamente tras los malos resultados electorales y superar tensiones internas con sus aliados. Además, pretende estabilizar un liderazgo orgánico que ha sido interino desde que Yolanda Díaz dimitió como coordinadora de la formación, tras los malos resultados de las elecciones europeas. El actual liderazgo colegiado está compuesto por la propia Hernández, Elizabeth Duval, Rosa Martínez y Txema Guijarro.
Una pieza más del engranaje
La ponencia organizativa de Sumar subraya que la formación "no se limita a ser una fuerza política" ni una parte del Gobierno, sino que representa un espacio amplio, con cinco ministerios, un grupo parlamentario y una coalición "político-electoral" que ha evolucionado y superado las expectativas iniciales.
El documento resalta el compromiso de Sumar de trabajar en horizontalidad y coordinación con otras fuerzas, reivindicando su identidad propia. De hecho, IU ya pidió un cambio de nombre, considerando un error que coincida con el de Sumar. Además, destaca que su enfoque en alianzas más allá de lo electoral es un rasgo distintivo, ya que forma parte de su "ADN", y busca construir coaliciones que garanticen buenos resultados en futuras elecciones.