Es el turno de Alberto Núñez Feijóo. Es así, al menos, desde el mismo 24 de julio. En Ferraz la consigna era clara: dejar que el líder del PP se cocinase en su salsa para, llegado el momento, presentarlo como un dirigente “incapaz”. Recibió el encargo de Felipe VI para armar una mayoría. Se dio un mes y desde el Partido Socialista se afeó el plazo que el candidato reclamó a la presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol, por carta. Más de 30 días de “parálisis” que concluyen esta misma semana. El PSOE se prepara ya para el siguiente paso, que no es sino formalizar las conversaciones con el bloque soberanista para solidificar unos apoyos que, a priori y a diferencia del PP, son más tangibles. No obstante, hasta que eso llegue, la estrategia es centralizar todo el protagonismo en el presidente conservador, sopesando incluso la opción de colgarle el cartel de “líder de la oposición” en este mismo debate.

En Ferraz han trabajado con mimo el apartado estratégico durante el mes que Feijóo se dio para -en teoría- cimentar una mayoría. Tanto en público como en privado, los socialistas han censurado hasta la saciedad el teatrillo diseñado en la séptima planta de Génova. Un mes que han catalogado como una “pérdida de tiempo”, acusando al candidato de sumir al país en una “parálisis” innecesaria. “Se podía haber resuelto en dos días”, ha lamentado la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, a escasas horas del arranque del pleno de investidura. Lo ha hecho ante los micrófonos de Radio Nacional, profundizando en los reproches vertidos desde la sala de prensa del Palacio de la Moncloa en la rutinaria comparecencia posterior a la reunión del Consejo de Ministros, adelantado al lunes para no restar “protagonismo” al auto de fe del líder popular.

La titular de Política Territorial revistió la estrategia socialista con gruesas telas de sarcasmo: “Estamos deseosos de escuchar por fin al candidato a la investidura”. Dardo recubierto de ironía que no hace sino desnudar la inacción que desde Ferraz y Moncloa se atribuye a un Feijóo que ha estado “más tiempo descansando” que negociando con el resto de grupos. Sorna que, sin embargo, no alcanza al trámite que protagoniza el conservador. El ala socialista del Ejecutivo se toma “muy en serio” el proceso, no así como el propio candidato. “Sabía que no iba a sumar… ¿Para qué ha necesitado un mes?”, ha lanzado Rodríguez a modo de pregunta retórica ante los micrófonos de la radio pública, al tiempo que resaltaba “todo el tiempo que ha perdido” desde que recibiera el encargo del Jefe del Estado; lo cual motiva a los socialistas para presentar a su adversario como un líder “incapaz” de dialogar con otros partidos. “Habrá que ver si está a la altura del trámite”, ha resumido.

Un mes de ataques

Los socialistas calientan el juego y arrinconan a Feijóo. Moncloa y Ferraz han trabajado conjuntamente en el debate, pero taponan todo tipo de posible filtración. No hay nada claro hasta la fecha, pero sí existe la posibilidad, tal y como avanzara LaSexta a media mañana de este pasado lunes, de que sea Patxi López el encargado de dar la réplica al líder de los conservadores. Una maniobra que rebajaría el estatus presidencial que el gallego ha tratado de construir, al de jefe del principal partido de la oposición. No obstante, desde el entorno del PSOE trasladan prudencia y piden “esperar” a la sucesión de acontecimientos. Es decir, al contenido del discurso del candidato a la investidura.

El propio Patxi López ha desfilado ante las cámaras de La Hora de TVE para tomar la temperatura a la “no investidura”. El portavoz parlamentario socialista, en la misma línea que Rodríguez, ha afeado a Feijóo que haya “desperdiciado un mes”, aunque ha profundizado un nivel más que su compañera de partido. Considera que el candidato ha tirado por la borda más de 30 días que, en lugar de construir su mayoría, se ha dedicado a destruir las edificaciones del Ejecutivo en funciones. “Ha atacado al PSOE y a Sánchez, incluso ha convocado una manifestación que se transformó en un mítin…”, ha subrayado.

El portavoz del Grupo Socialista, a la par que repelía las preguntas sobre las negociaciones con Junts y ERC para focalizar en la investidura, ha percutido sobre el endeble mando de Feijóo en Génova. “Cada vez que tenía una posición propia, se la hacían cambiar”, ha resaltado López en alusión a los bandazos estratégicos como la apertura de una vía de diálogo con Junts. “Sonaban las trompetas del apocalipsis, aunque luego hablaba en secreto”, ha sugerido. En cualquier caso, ha incidido en el resultado del 23J, apelando a que la mayoría social dio un sonoro portazo a su proyecto de país con la cooperación de la ultraderecha de Vox.

López prevé, en base a las alianzas que PP y Vox han erigido en ayuntamientos y autonomías, que la réplica “será muy fácil”. “Lo que tenemos claro es que no queremos gobiernos con la ultraderecha para retroceder, para recortar derechos y libertades”, ha apostillado, antes de perjurar que ningún miembro del Partido Socialista, bien por acción o por omisión, permitiría “un gobierno de derechas” con el partido de Santiago Abascal.