Alberto Núñez Feijóo escribió por carta a la flamante presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol, toda vez Felipe VI le designó como candidato para la investidura. El líder del Partido Popular solicitó que la sesión se celebrara el 26 de septiembre, dándose un mes para transformar todos los noes que ya le avanzaron al conservador en síes. El PSOE entendió desde el primer momento que la jugada no era sino un balón de oxígeno para “ganar tiempo”, mientras se lo hacía perder al resto del país. Tras reunirse con el presidente del Gobierno en funciones, en Ferraz se mantiene la misma sensación. Todo ello, mientras en Génova se toman con calma la ronda de contactos con el resto de grupos parlamentarios. Aún no hay fecha para entrevistarse ni con Sumar -con la consabida baja de Yolanda Díaz- ni tampoco para sus socios de Vox. La parálisis de la agenda de Feijóo no hace sino alimentar las críticas de sus adversarios. Fuentes próximas a la Ejecutiva socialista ya incluso ironizan con el planning del candidato: “Lleva más días de descanso que buscando votos”.

Francina Armengol atendió a las súplicas de Alberto Núñez Feijóo. Según revelan fuentes del PSOE y de Moncloa, la presidenta del Congreso de los Diputados recibió una carta del conservador en la que le solicitaba que fijara la sesión de investidura para los días 26 y 27 de septiembre, dejando para el 29 la segunda votación, para la cual tienen que transcurrir 48 horas. Los plazos ya causaron cierto revuelo en la escena parlamentaria, aunque, gustara más o menos, el líder del Partido Popular dispondría de algo más de un mes para negociar su investidura. Un periodo en el que no sólo debe mantener a Vox, Unión del Pueblo Navarro (UPN) y Coalición Canaria (CC). La tarea adquiere tintes de utopía cuando la única vía que se le presenta a los populares es la del Partido Nacionalista Vasco (PNV), quienes ya avanzaron su negativa a prestarle sus votos para ungirle como presidente del Gobierno. La presencia de Vox hace imposible la adición de los jeltzales, quienes se jactaron incluso de sellar el camino de Feijóo a la Moncloa tras las generales. "Las posiciones ya están fijadas", reiteran. 

El rechazo inicial no impide que los nacionalistas vascos acepten la reunión con el candidato, enmarcada en la ronda de contactos rutinaria en el proceso. No obstante, no supone que pueda abrirse una vía al entendimiento con los conservadores, ni tan siquiera un proceso de negociación que cambie el sentido de su voto. Los jeltzales lo tienen claro: “Con Vox, no”. La presencia de la ultraderecha en la alternativa de Feijóo es imprescindible para cuadrar cuentas, como también lo es la del propio PNV o el más distópico aún apoyo de los neoconvergentes de Carles Puigdemont. Génova también tocó a la puerta de Junts, no sin antes rebajar el tono sobre el expresident de la Generalitat y la fuerza soberanista.

Descanso de Feijóo

La opción Puigdemont, no obstante, ha abierto un cisma orgánico en Génova. Desde Cataluña y la Puerta del Sol -paradójicamente- se ha alzado la voz contra la dirección nacional por plantear una reunión con el “enemigo de España”. Alejandro Fernández desde Barcelona e Isabel Díaz Ayuso desde Madrid han marcado el paso a un Feijóo que “titubea” y que se aferra a este mes de septiembre como último resquicio para “salvar su pellejo” ante el “ruido de motores” en los garajes del Partido Popular. Así de duros se han mostrado en la sede del Partido Socialista y en el Palacio de la Moncloa. La ministra portavoz se refiere a la investidura como un “paripé”, además de arrastrar al país a una situación de enquistamiento. Eso sí, siempre exhibiendo el máximo de los “respetos” por el proceso constitucional.

Ante las dificultades consabidas para ahormar una mayoría que derroque a la coalición progresista, el Partido Popular se ha tomado un descanso. Esta semana, sólo ha tenido lugar la reunión con el propio Sánchez para “rogarle” su apoyo para “derogar al sanchismo”. En Génova desvían las preguntas sobre la agenda futura del candidato en términos de reuniones con un “no hay novedad”. Nada con Vox, nada con Sumar, más allá de conocer que la ministra de Trabajo y vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, no estará presente en el encuentro con el gallego. El candidato conservador se toma un “descanso” que no ha sentado nada bien en Ferraz, aunque desde la Ejecutiva federal del partido aprovechan para reafirmarse en su tesis. Lo interpretan como una maniobra para “ganar tiempo” ante el “fracaso inminente” de su investidura.

“De momento lleva más días de descanso que de actividad en su búsqueda de votos”, señalan con sorna fuentes próximas a la Ejecutiva Federal consultadas por ElPlural.com. La parsimonia actual de Génova contrasta con las presiones del propio Partido Popular para que Felipe VI designara como candidato a Feijóo. “Para eso no tenía que haber pedido un mes. ¿Por qué pidió tanto tiempo para parar el país?”, rematan estas mismas voces socialistas, que remarcan la actitud taponadora de los populares.