No lleva ni 24 horas al frente del Congreso de los Diputados, pero Francina Armengol ya tiene una agenda más que apretada. La flamante presidenta de la Cámara Baja ha concedido su primera entrevista tras la sesión constitutiva de las Cortes y lo ha hecho ante las cámaras de la televisión pública. Una primera toma de contacto mediática en la que, si bien ha eludido marcar el tempo al rey Felipe VI, con quien se ha reunido este mismo viernes, sí ha deslizado que el resultado de la votación de este pasado jueves en el Hemiciclo arroja alguna que otra pista sobre las mayorías parlamentarias de cara a una investidura. “Ayer se conformó una mesa progresista y eso ya marca un camino”, ha señalado la que ya es la tercera máxima autoridad del Estado.

La partida ya está en marcha y desarrollándose entre bambalinas. Poco queda del primer envite, más allá de vencedores y derrotados. La investidura es el partido de vuelta. Tabula rasa y a empezar de cero. Pedro Sánchez pescó en las revueltas aguas de la derecha, aprovechando la debilidad de Alberto Núñez Feijóo, quien ahora también está en guerra con sus socios de Vox. Situación de alerta roja en Génova y una oportunidad de oro para asentar la coalición durante cuatro años más, pero las negociaciones que derivaron en la composición de la Mesa del Congreso de la XV Legislatura, nada tienen que ver con lo que se cierne sobre todos los grupos del arco parlamentario. Demandas renovadas y a un precio más elevado. No obstante, pese a entrar en nuevo momento, el primer lance arroja algunas pistas de lo que serán estas negociaciones. O al menos de los derroteros que pueden tomar.

Así lo cree también la flamante presidenta del Congreso de los Diputados. Francina Armengol ha estrenado el cargo, embargada por la “emoción” y la “ilusión” de una nueva etapa. Lo ha hecho ante las cámaras de RTVE, en La Hora de La1, afrontando las preguntas de la conductora del programa matinal de la cadena pública, Silvia Intxaurrondo. La ex presidenta de Baleares siente el peso de la “responsabilidad” que comporta ser la tercera máxima autoridad del Estado y de la complejidad de esta legislatura, que cuenta con un Parlamento todavía más enrevesado que el recientemente disuelto. No obstante, pese a la dificultad para cuadrar la aritmética parlamentaria y con vistas ya al siguiente paso, que no es sino la conformación de un nuevo Gobierno, considera que el resultado de la votación de este pasado jueves, si bien no es definitorio, sí “marca un camino”.

Armengol: "Cuando se hayan posicionado todos, entonces tendré la reunión con Su Majestad para refrendar su decisión"

La presidenta de la Cámara Baja mantiene este viernes un encuentro con el Rey Felipe VI en Zarzuela, en el que dará cuenta de los primeros pasos de la recién nacida XV Legislatura. “¿Y ahora qué?”, es la pregunta que resuena en el imaginario colectivo español, que ya posa su mirada sobre el Palacio de La Moncloa. Ahora es el momento de la Jefatura del Estado, que se emplazará a reuniones con todas las fuerzas que componen el arco parlamentario a excepción de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), que ya han avanzado su negativa a acudir a la residencia del monarca; y presumiblemente EH Bildu, que suele ir de la mano de sus colegas catalanes.

Armengol admite en cualquier caso que su competencia no pasa por fijar los tiempos porque no se encuadra entre su cómputo de “responsabilidades y decisiones”. No obstante, sí considera que el paso democrático de este jueves ya arroja cierta luz sobre el futuro inmediato del país. “Ayer vivimos un día de normalidad democrática. Se conformó una mesa progresista y eso ya marca un camino”, sugiere la expresidenta de Baleares, quien subraya que, pese a estas pinceladas iniciales, aún queda mucho “sendero por recorrer”. “Cuando se hayan posicionado todos, entonces tendré la reunión con Su Majestad para refrendar su decisión”, ha agregado, tras prometer que los tiempos, en cualquier caso, “serán los adecuados” para buscar las “mejores soluciones”.

Más allá de la investidura

Armengol ha convocado a la Mesa del Congreso toda vez concluya su encuentro en Zarzuela con el Jefe del Estado. Lo hará para “poner en marcha la maquinaria” de la institución. Un mero “trámite” que permitirá a la Cámara Baja arrancar con presteza para constituir los grupos y empezar las negociaciones entre ellos, más allá de dotar de un cierto clima de “tranquilidad” a un organismo que “tiene que funcionar a completo rendimiento desde el minuto uno”. “Esa es mi intención”, ha precisado inmediatamente. Tempranero primer paso para marcar el rumbo.

En este sentido, más allá de la compleja aritmética que “han decidido los ciudadanos”, considera que esta no es sino la “gran riqueza de nuestra democracia”. “Una Cámara rica en pluralidad, diversidad, diferentes posiciones políticas… Se trata, en definitiva, de llegar a acuerdos para afrontar los retos difíciles de este mundo y mejorar así la vida de la gente […] Tenemos que representar lo que dicen y hacerlo desde la capacidad de llegar a acuerdos,  desde el respeto y el entendimiento desde posiciones antagónicas, a pesar de que hay posiciones de consenso y por las que hay que luchar”, ha precisado.

Entre estos desafíos, Armengol ha destacado la lucha contra la violencia machista en una democracia que se va consolidando a mayor ritmo. Sin embargo, en este camino de progresivos avances en derechos surge la “enorme lacra que es la violencia contra las mujeres por el mero hecho de serlo”. Entiende que los asesinatos machistas con su “máxima expresión”, pero ha subrayado la presencia del maltrato psicológico u otros subtipos de violencia contra la mujer, además de manifestar que la “pobreza aún sigue teniendo cara de mujer” o la tangible desigualdad en calidad de salarios. “Tenemos que buscar las mejores propuestas para erradicar esta situación. El pacto contra la violencia machista tiene que ser impulsado por el Congreso y tenemos que hacerlo con la fuerza del deber que tenemos como institución democrática”, ha rematado, no sin antes advertir de que espera cristalizar “lo más pronto posible” el compromiso del uso de las lenguas cooficiales en la Cámara Baja.