Toque de corneta en Moncloa. El presidente del Gobierno ha tomado el control tras la crisis desatada por el Ministerio del Interior y el contrato de compra de 15 millones de balas a una empresa israelí. Pedro Sánchez ha tomado los mandos de la nave para no sólo desautorizar a Fernando Grande-Marlaska, sino para forzar la rescisión del contrato con la empresa hebrea, después de que el socio minoritario de la coalición pusiera el grito en el cielo e incluso amagara con romper los lazos con el Partido Socialista por quebrantar los compromisos de no comprar material militar al "estado genocida" de Israel. Así, fuentes del Ejecutivo han confirmado que se rompe todo nexo con la firma, así como los procesos abiertos antes de octubre de 2023 y los "no armamentísticos".

El Gobierno rescindirá “de forma unilateral” el contrato suscrito por el departamento de Marlaska con la empresa filial del grupo Guardian LTD Israel. Un acuerdo por el que España compraba 15 millones de balas a Israel por algo más de 6,5 millones de euros y que, en clave interna, había puesto a prueba la robustez de la coalición, así como la imagen del presidente. El propio Sánchez tuvo que tomar las riendas de una crisis que se estaba enquistando. De hecho, la cabeza visible de Sumar en Moncloa, Yolanda Díaz, presionó al ala socialista del Ejecutivo para que hiciera entrar en razón al ministro del Interior, que abogó por mantener el contrato suscrito y así sortear la posible indemnización económica.

Esa misma presión forzó de algún modo a Sánchez para abrir el canal permanente con Díaz. Máxime cuando desde Sumar -concretamente Izquierda Unida- se barruntó la posibilidad de romper la coalición de gobierno. Los magentas pusieron el foco sobre Marlaska, agregando que no aceptarían ninguna salida que no fuera la cancelación del contrato, dado que se hubiese incurrido en un incumplimiento flagrante de los acuerdos de gobierno con el PSOE. Por ello, el presidente del Gobierno sacrificó, por una vez, a una de sus piezas más valiosas y prefirió apuntalar una coalición que se desmembraba por momentos. Por supuesto, también blindó su propia promesa, pues fue él mismo el que garantizó en el Congreso que España no compraría armamento a ninguna empresa israelí mientras persistiera el acoso sobre la Franja de Gaza.

Rescisión unilateral

La polvareda levantada el miércoles continuó este jueves, hasta el punto de que el Gobierno se vio forzado a mover ficha. De hecho, en un primer momento, fuentes monclovitas confirmaban a ElPlural.com que el presidente se hacía cargo de la crisis de las balas, para poco después anunciar de manera oficial su resolución. Esquivaron en todo momento palabras “sonoras” como rectificación. “No está produciéndose en esos extremos”, aseguraban voces del entorno del presidente, que sin embargo ya hablaban de “salvar” la situación administrativa en la que se había sumido el Gobierno.

A media mañana saltó la liebre y las palabras que salían de Moncloa cogían peso y contundencia. “Tras haber agotado todas las vías negociadoras, la presidencia del Gobierno, la vicepresidencia segunda y los ministerios competentes han decidido rescindir de forma unilateral el contrato de compra de munición a la empresa israelí IMI Systems”, explicaban desde el Ejecutivo a través de un breve comunicado difundido a los medios de comunicación. En él exponían el procedimiento a seguir, indicando que la Junta de inversión de material de doble uso “denegará” a la firma hebrea el permiso de importación del material contratado por “razones de interés general”. Acto seguido, Interior rescindirá el contrato. Un movimiento que, según prevén en el entorno del jefe del Ejecutivo, traerá unas consecuencias legales para las que ya están trabajando tanto Abogacía del Estado como los ministerios en liza.

El comunicado emitido por el Gobierno escenifica el armisticio entre socialistas y magentas, además de ofrecer una pista considerable sobre el papel de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, en la gestión de la crisis. Moncloa remarca en el escrito que las dos fuerzas de la coalición están “firmemente comprometidas” con la causa palestina y “la paz en Oriente Medio”. De ahí que, desde el pasado 7 de octubre de 2023, España “ni compre ni vende armamento a empresas” hebreas. Tampoco “lo hará en un futuro”, argumentando que los procesos de compra que siguen abiertos y se iniciaron antes de dicha fecha y los que sean de armamento “no se van a ejecutar”.

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