El exjefe del Estado Mayor de la Defensa (Jemad) José Julio Rodríguez, durante su comparecencia ante los medios de comunicación esta tarde en la sede de Podemos en Madrid. EFE
Pablo Iglesias ha prometido que en los próximos días seguirá anunciando más fichajes estelares para las listas electorales de Podemos en las elecciones generales del 20 de diciembre. De momento ya se ha conocido la entrada de Victoria Rosell, quien fuera portavoz de Jueces para la Democracia, y la de Juan Pablo Wert, hermano del exministro de Cultura. Pero quien se ha llevado la palma, por el momento, es José Julio Rodríguez, quien fuera jefe del Estado Mayor de la Defensa.
La entrada en las listas es un gran espaldarazo para la formación y un golpe bajo para el PSOE, pues fue con un Gobierno socialista con quien el militar estuvo al frente del Ejército. Sin embargo, el fichaje de Rodríguez supone un arma de doble filo porque resalta algunas contradicciones dentro del espíritu de Podemos, que incluso algunos de sus miembros han destacado, como Rocío Filpo, candidata a la Secretaría General en Andalucía a través de la vía alternativa Andalucía desde abajo, como ha demostrado en las redes sociales retuiteando mensajes como el que sigue:
Sin paridad en las listas
Para empezar, Rodríguez estará en la lista de Podemos por Zaragoza, donde estudió y estuvo destinado como piloto, y ha sido su voluntad participar por esa provincia. Pero es muy difícil que el militar consiga un escaño, pues se trata de una circunscripción muy reñida que sólo brinda siete diputados y donde también concurren la Chunta e IU, restando votos a la izquierda. Aunque es cierto que en esta provincia Podemos tuvo su mejor resultado en las autonómicas.
Sin embargo, el empeño de Rodríguez por presentarse por Zaragoza supone un problema para cumplir su promesa de presentar listas cremallera (que alternen a un hombre y una mujer), porque el primer puesto lo ocupa otro hombre, Pedro Arrojo. Desde Podemos aseguran que cumplirán ese compromiso poniendo a tres mujeres seguidas en la lista y a otra encabezando la de Huesca.
Pero no deja de ser llamativo que en Madrid ese compromiso se siga tan a rajatabla que haya provocado que Iñigo Errejón tenga que ir el tercero en la lista por Madrid, dado que el segundo puesto lo ocupará Carolina Bescansa, secretaria de Análisis y Programa, mientras que el primero es para Pablo Iglesias.
Fichaje a dedo
Otro de los detalles que chirrían en el fichaje de Rodríguez es que se haya hecho a dedo, dado que la bandera de Podemos siempre ha sido la de la democracia interna y las listas abiertas. Sin embargo, esa utopía saltó por los aires este verano, cuando se consiguió que fuera la cúpula de la formación quien controlara las listas electorales, mientras que en los comicios autonómicos de mayo sí se permitió la integración desde las bases, como ocurrió con la candidatura de Ahora Madrid que ahora gobierna en la capital.
Para ello se aprobó un polémico mecanismo de primarias que fomentaba la votación de listas cerradas, lo que daba especial ventaja a la lista oficialista que encabezaba Pablo Iglesias. Además, la votación se realizó a nivel estatal en lugar de por comunidades o provincias, lo que hubiera favorecido la entrada de dirigentes e independientes regionales. Así, se obtuvo una pequeña lista de personas cercanas a la cúpula que podría luego elegir si encabezar una provincia o entrar en la lista de Madrid. Y el resto de puesto quedan al albur de la decisión de la cúpula.
Un militar en Defensa
Por último, el futuro que Iglesias prepara para Rodríguez supondría un anacronismo viendo la tendencia de la historia reciente. El líder de Podemos ya ha manifestado que “será un honor que Julio Rodríguez acepte ser mi ministro de Defensa cuando formemos gobierno”. Esto podría cumplirse aun en el caso de que el exJEMAD no saliera elegido, pero Podemos pudiera formar Gobierno. En cualquier caso, a día de hoy, Rodríguez ha dicho que "no está dentro de mis prioridades", preguntado por los periodistas.
En el caso de que sí accediese a dicho cargo se produciría un hecho insólito desde 1979, porque desde entonces no ha habido un ministro de Defensa que fuera militar. El último fue Manuel Gutiérrez Mellado, que sería el primer ministro de este departamento tras la dictadura, con la UCD, pues antes había tres ministerios separados por los principales cuerpos de las Fuerzas Armadas (Ejército, Marina y Aire).
Desde la Transición, este Ministerio ha estado siempre ocupado por civiles, tanto con el PSOE como con el PP, y el caso más extraordinario es el actual, con Pedro Morenés, que no es militar pero sí un lobista de la industria armamentística.