El Gobierno ha tratado de apaciguar las críticas de sus posibles socios parlamentarios por el espionaje de Pegasus y ha hecho “un llamamiento” tras el Consejo de Ministros para recibir apoyo al Plan de Choque contra las consecuencias de la guerra de Ucrania. El ministro de Presidencia, Félix Bolaños, ha defendido el papel de los servicios secretos y ha asegurado que votar en contra del paquete de medidas económicas es “perjudicar a los ciudadanos”.

Bolaños ha asegurado que no se “imagina que los partidos puedan votar en contra” del Plan de Choque que necesita aprobar el Gobierno en el Congreso. El ministro de Presidencia respondía así a las duras críticas de sus posibles socios parlamentarios por el espionaje con el sistema Pegasus a multitud de políticos vinculados al independentismo. Desde ERC, unos minutos antes su portavoz, Gabriel Rufián, daba un ultimátum de 48 horas al Gobierno para dar “muchas explicaciones”, bajo amenaza de “tumbar su agenda legislativa”. El día anterior, fue el portavoz de Bildu, Jon Iñarritu, quien avisaba al Ejecutivo, con una metáfora cinematográfica, del “meteorito” que se acercaba y no veían.

El Gobierno reaccionaba al término del Consejo de Ministros reclamando que “el consenso no se predica, se practica”, en una referencia al Partido Popular y su nuevo líder. Unas palabras de la portavoz Isabel Rodríguez que apelaban a los intentos de acercamiento entre ambos partidos por asuntos como la renovación del CPGJ, pero que también apuntaba a un plan B para aprobar el plan de medidas por las consecuencias económicas de la guerra en Ucrania.

Plan de Choque

Tanto Rodríguez como Bolaños han insistido en recordar las medidas que lleva aparejadas el Plan de Choque cuyo decreto se somete a votación. De ese plan dependen la rebaja de 20 céntimos por litro del combustible, la limitación de la subida de los alquileres, el IVA reducido de la electricidad o el aumento del Ingreso Mínimo Vital. “No me imagino que puedan votar en contra de los ciudadanos”, señalaba el ministro de la Presidencia, tras hacer “un llamamiento a las fuerzas políticas para que apoyen en Plan”. “Los ciudadanos les votaron para hacerles la vida más fácil”, aseveraba Bolaños, “de eso se está hablando el jueves”.

Sin embargo, el ministro también ha tenido que hablar del espionaje con Pegasus, que ha hecho tambalear los apoyos parlamentarios del Gobierno. Bolaños ha defendido al CNI, alegando que “la labor de los servicios de inteligencia en las democracias avanzadas es defender a los ciudadanos y salvar vidas, pero deben hacerlo en silencio”. 

El ministro se ha remitido a la “investigación interna a petición del propio CNI” para aclarar “las sombras” y a las explicaciones en la recién desbloqueada Comisión de Secretos Oficiales, “donde todos los grupos parlamentarios, que son los que representan a los ciudadanos, van a poder recibir toda la documentación”. El ministro ha rechazado la petición de comisión de investigación que reclaman los partidos independentistas, con el argumento de que “serviría para bien poco” porque los citados guardarían silencio al ser la Comisión de Secretos Oficiales el único espacio en el que pueden darse estas explicaciones.

Ultimátum de ERC

La defensa del Gobierno llegaba después de una tensa rueda de prensa de Rufián, quien ha dado al PSOE un ultimátum de 48 horas para “dar muchas explicaciones” sobre el espionaje con Pegasus a más de 60 líderes independentistas catalanes y vascos para garantizarse su apoyo al Plan Nacional de respuesta a la guerra en Ucrania. “El único idioma que entiende el PSOE es tumbarle la agenda legislativa”, ha avisado el portavoz de ERC.

Rufián ha reconocido que votar contra el plan “puede ser lesivo” para su formación, aunque ha defendido que “lo más lesivo en democracia, es espiar a nadie simplemente porque no te gusta como piensa. Sobre la posibilildad de que el Gobierno buscase el apoyo del Partido Popular, Rufián ha retado al PSOE, instándoles a  "pactar con el PP del moderadísimo Alberto Núñez Feijóo, si son tan chulos"

A juicio de Rufián es insuficiente la puesta en marcha de la comisión de gastos reservados y secretos oficiales porque “sabemos cómo van”. “Es una comisión a puerta cerrada, y nos parece mal, porque ya que está todo esto [el Congreso] lleno de cámaras, estaría muy bien que hubiera. No las hay y no las habrá. Aún es más absurda porque, aquellos que participáramos, no podemos decir o hablar sobre nada de lo que ahí se nos ha dicho”, ha añadido.