Mariano Rajoy posa en su remodelado despacho de la calle Génova / Foto PP



No es noticia ya que a Mariano Rajoy le lluevan, también, críticas desde la derecha, pero sí que alguien tan apegado a Moncloa como Federico Quevedo –sobre todo a la ‘vicetodo’- le lance un buen aguijón al Gobierno, aunque, hay que decirlo, con prolijo cariño. El columnista de El Confidencial.com le reprocha haber estado “ausente durante estos tres años” en su acción “política” y confiar “únicamente en el crecimiento del PIB para ganar las elecciones”.

Un Gobierno ausente ...
“Ya es obvio que no es suficiente confiar únicamente en el crecimiento del PIB para ganar las elecciones. No. Hará falta mucho más, recuperar buena parte del terreno perdido en estos tres años, y hacerlo en unos pocos meses... Y no sé si un Gobierno que ha estado ausente durante estos tres años va a ser capaz de ponerse de nuevo a la cabeza de la manifestación en tan corto espacio de tiempo. Pero en política, un año puede ser una eternidad”, escribe Quevedo.

...que se mira el ombligo
Federico Quevedo reprocha al Gobierno que en un momento en que los ciudadanos “necesitaban que el Gobierno trasmitiera algo, por poco que fuera, se encontraron con un Ejecutivo”, que se “miraba el ombligo del déficit” y “se dedicaba a los números” y “abandonaba la obligación de hacer política”, dejando “un espacio libre de un valor incalculable a los profetas de la catástrofe, a los pesimistas de uno y otro lado, a los enemigos del sistema”.

Curri Valenzuela habla de "nervios" en el PP
Otro ‘fuego amigo’ destiñe el inicio de año a Rajoy. Desde ABC, Curri Valenzuela dice que el PP está “de los nervios”: se llama para candidatos a las autonómicas y municipales a los que no se quieren presentar, no se dice nada a los voluntarios y Madrid pone en jaque al Gobierno, dice Valenzuela.

Rita y los otros que dudan si presentarse
Según la opinadora de ABC, entre los que tienen reticencias para repetir están Rita Barberá (Valencia), Paco de la Torre (Málaga), Juan Vicente Herrera (Castilla y León) y Pedro Sanz (La Rioja); estos últimos por cansancio, los dos primeros, porque preferían una “jubilación gloriosa” a perder sus mayorías. La dirección del partido –asegura Valenzuela- les ha pedido que se presenten a la reelección.

Madrid, el dilema de Soraya
El gran problema, dice Curri Valenzuela, lo tiene el PP en Madrid, donde los sondeos hablan de malos augurios. La mejor posicionada, mejor que Aguirre, según sondeos internos, cuyo “contenido sólo conocen Rajoy y Cospedal”, es Soraya Sáenz de Santamaría, lo que es un problema añadido, porque “añade más nervios al desconcierto general”: Tras una crisis de Gobierno provocada por una hipotética salida de Sáenz de Santamaría, a quién se coloca como número dos de Rajoy: “¿José Manuel García-Margallo?”, ¿vuelve Javier Arenas?

A Rajoy le llaman "abuelo"
En República.com, Pablo Sebastián le da el más duro golpe a Rajoy, a quien tilda de “abuelo” y de quien recuerda que es “el único viejo que queda en activo” frente a los jóvenes Pedro Sánchez, Alberto Garzón, Albert Rivera y Pablo Iglesias.

“Se habla de que si al PP las cosas les van muy mal en las elecciones locales y regionales de la primavera don Mariano podría dar un paso atrás para favorecer la candidatura de su ‘niña', Soraya Sáenz de Santamaría. La que, en el caso de llegar al Gobierno, nombraría a María Pico su ministra de Interior a ver si de una vez por todas controlamos al pequeño Nicolás, otro niño de rompe y rasga al que al menos habría que nombrar capitán de fragata con rumbo a la ínsula de Barataria”, escribe Sebastián.

Caricias de Carrascal
La caricia le llega a Mariano Rajoy de manos de Carrascal, en ABC, que, según destaca Periodista Digital le “elogia por ser un traidor a sus votantes”.

Carrascal defiende que el papel de los traidores no “resulta tan odioso como tienen fama” y dice que “son absolutamente necesarios para ir adaptando las naciones a la marcha de los acontecimientos”. Para argumentarlo recuerda que “Don Juan Carlos fue un traidor a los Principios Fundamentales del Movimiento que había jurado respetar, al ver que no había otra forma de hacer de España una democracia parlamentaria. Felipe González fue un traidor a la línea de su partido cuando envió a Marx a las bibliotecas como único medio de convertirlo en una socialdemocracia acorde con los tiempos”.

“¿Necesitamos un traidor? Algunos de su partido se lo han llamado a Rajoy”, añade Carrascal, en referencia al incumplimiento del presidente del Gobierno de su programa electoral.