El Espanyol ha apostado por mantener una postura apolítica ante los sucesos ocurridos desde hace un mes a raíz del proceso independentista, con los hechos del 1 de octubre en Cataluña como eje principal, mientras realiza un llamamiento constante a la concordia y al diálogo entre todos los estamentos.

La postura de la entidad, fundada en 1900 por estudiantes de la Universidad de Barcelona, ha generado debate. Algunos sectores independentistas consideraron su posicionamiento inicial como tibio, aunque más tarde, con su llamamiento, muchos aficionados aplaudieron que el deporte, como reza su himno, sea el único objetivo del club blanquiazul.

Relato apolítico 
Su relato apolítico no es nuevo ni tampoco está forzado por estos últimos episodios. De hecho, desde los despachos de Cornellà-El Prat están convencidos de que su neutralidad en estas cuestiones forma parte de la naturaleza intrínseca del club, sin que eso signifique estar desconectados de la sociedad actual.

Tras los acontecimientos del 1 de octubre, en un referéndum considerado ilegal por el Gobierno y por las instancias judiciales, el Espanyol condenó cualquier tipo de violencia a través de su vicepresidente, Carlos García Pont. Durante el choque contra el Real Madrid, calificó los hechos de "preocupantes" y pidió "diálogo" para acabar con la tensión.

La crispación fue a más en los días siguientes y la entidad blanquiazul hizo un llamamiento a la paz social y al diálogo. Este mismo comunicado lo ha publicado de nuevo hoy, después de que ayer el exvicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras, y ocho exconsejeros entraran en la cárcel como medida cautelar, acusados de varios delitos.

Terremoto político 
Desde el vestuario y desde la directiva siempre se ha apostado por el diálogo y se ha condenado la violencia de cualquier tipo. Y, en medio de este terremoto de tensión política, el club alcanzó un pacto con todos sus agentes sociales, peñas y agrupaciones, para evitar la politización del estadio de Cornellà-El Prat.

El objetivo era borrar cualquier bandera que no fuera la blanquiazul contra el Betis, en la anterior jornada. La iniciativa fue seguida por una amplísima mayoría de los seguidores pericos y fue motivo de satisfacción para los directivos, que recibieron felicitaciones y adhesiones desde todas las posiciones ideológicas.

En la masa social del Espanyol confluyen distintos planteamientos y opiniones políticas. Es por eso que el club evita los malabarismos dialécticos para contentar a unos y a otros, algo que su directiva asume como imposible. Apuesta, rotundamente, por una única bandera: la apolítica y blanquiazul.