El PSOE guarda como oro en paño todo lo que rodea a la investidura de Pedro Sánchez. La tentativa fallida de Alberto Núñez Feijóo elevó el nivel de las conversaciones de los socialistas con el resto de formaciones, alejándolas todo lo posible del radar mediático hasta que se consumara el fracaso del candidato del Partido Popular. Con todo, en Ferraz y Moncloa ondea la bandera de la “discreción” en lo relativo a la coronación, incluyendo una fecha que a día de hoy aún se desconoce. No obstante, según fuentes socialistas consultadas por ElPlural.com, hay preferencia por la mitad del próximo mes de noviembre. Dos semanas que se encapsulan entre dos citas de calado europeo y que se percibe como un escenario idóneo para exhibir el nivel de popularidad del presidente del Gobierno entre los líderes de los Veintisiete: el Congreso del Partido Socialista Europeo (PES) y la Cumbre de Barcelona.

No hay prisa alguna en el entorno de Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno se reunió esta semana con la comisión negociadora del Partido Socialista en Ferraz para la puesta a punto de las negociaciones no sólo con los grupos parlamentarios, sino también con los agentes sociales. El secretario general transmitió a los suyos su plena confianza en sacar adelante la investidura, sin desdeñar la “complejidad” que entraña el proceso de conversaciones especialmente con las fuerzas independentistas, mientras se trabaja sin descanso en el encaje de la ley de amnistía que Junts y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) exigieron como moneda de cambio para entregar sus ‘síes’ en la investidura.

La directriz, ya no sólo desde el fracaso de Feijóo sino desde el 23 de julio, es la discreción y la transparencia. Primero, dejar que su rival se cocinase en su salsa para enfatizar aún más su soledad parlamentaria. Después, negociaciones a prueba de filtraciones. Conversaciones entre bambalinas y blindarles ante cualquier eventualidad. “Discreción y prudencia”. Es el mensaje que transmiten constantemente desde la cúpula socialista. Tampoco despejan la incógnita del día de la coronación de Sánchez como nuevo presidente del Gobierno. La presidenta del Congreso, Francina Armengol, todavía no ha fijado una jornada concreta. Pero sí existe una suerte de plan que encaja a la perfección con la estrategia de proyección exterior del jefe del Ejecutivo en funciones.

Unción entre líderes europeos

Fuentes socialistas consultadas por ElPlural.com sugieren que la coronación de Sánchez tendría su encaje a mediados de noviembre. Dos semanas encuadradas entre dos citas de relumbrón en el ámbito europeo. No se baraja, bajo ningún concepto, acelerar los plazos para encajar la investidura antes del 10 de noviembre, fecha en la que se celebrará en Málaga el Congreso del Partido Socialista Europeo (PES). El PSOE será el anfitrión de un cónclave crucial para el horizonte electoral comunitario del próximo 2024 y que servirá al jefe del Ejecutivo en funciones como credencial de sus niveles de aceptación entre sus colegas europeos.

A partir de ahí, contando con que el plazo para la convocatoria de elecciones generales expira el 27 de noviembre, vía libre para elegir. Esa fecha coincide, además, con otro espaldarazo de popularidad entre líderes europeos, precisamente con Barcelona como foco de todas las miradas al erigirse como sede de la reunión de la Unión por el Mediterráneo. En fueros socialistas ven este evento como el escenario idílico para que Sánchez obtenga el respaldo de los máximos mandatarios europeos toda vez se le aúpe como presidente del Gobierno de España por otros cuatro años.

Confianza pese a la “complejidad”

Por el momento, en el PSOE centralizan todos sus esfuerzos en las negociaciones con sus aliados habituales. El presidente del Gobierno en funciones ya dio carpetazo a la primera ronda de contactos con los emisarios de los grupos parlamentarios la semana pasada, dando pie a la toma de temperatura de los agentes sociales que concluirá este jueves con la reunión con representantes de la Agenda 2030. Un primer paso, a la postre, para configurar y cerrar el programa de cara a la sesión de investidura.

El objetivo principal de Sánchez no pasa por cerrar un acuerdo que se entienda como un peaje de acceso al Gobierno, sino que busca la cristalización de un gran programa que englobe a la totalidad de la legislatura. Algunos grupos ya han deslizado, tanto en público como en privado, que ese escenario conllevará un precio más alto. Ni concesiones ni regalos. El PSOE tendrá que sudar para seducir a sus interlocutores y dejar cerrados los cuatro años, lo que implica haber atado, como mínimo, dos Presupuestos. Condimentos que dificultan la preparación de la gran obra culinaria socialista.

El secretario general del PSOE sabe de la “complejidad” intrínseca a este proceso de la investidura. Es precisamente uno de los motivos por los que enmarcan bajo la “discreción” todos los contactos de primer nivel con sus potenciales socios. Así lo hizo saber el propio Sánchez a su equipo de máxima confianza en la reunión de este pasado martes de la comisión negociadora. A la salida del cónclave, conteniendo al máximo cada palabra emitida tanto ante los micrófonos como fuera de ellos, desfilaba el ex alcalde de Valladolid y arma secreta del propio Sánchez para desmoronar el castillo de naipes de Feijóo en su investidura, Óscar Puente.

El parlamentario vallisoletano, uno de los siete integrantes que conforman la comisión negociadora junto a Félix Bolaños y María Jesús Montero, entre otros, trasladaba ante los medios de comunicación el optimismo del que había hecho alarde el presidente del Gobierno previamente. A pesar de la confianza de los socialistas, Puente precisó que las conversaciones estaban en punto muerto. Al menos por el momento. “La situación es la misma, hay confianza en poder sacarlo adelante”, deslizó al tiempo que resaltó que es cuestión de “ir madurando acuerdos”. Cocinarlos a fuego lento, en resumen.

En ese proceso de maduración hace mella la amnistía. El perdón a los líderes procesistas es condición sine qua non de las formaciones independentistas para la coronación de Sánchez. A pesar de que en un primer momento los socialistas cerraron esa puerta, la circunstancia “ha cambiado” y hay que “adaptarse” a esas variaciones con las miras puestas en el “beneficio para el país”. “Es bueno que personas que han estado fuera del sistema vuelvan a él”, justificó Puente en los aledaños del cuartel general del PSOE. En este sentido, argumentó que sería positivo en el marco de “la convivencia”, entendiendo que es deseable que “todos puedan hacer política dentro de la legalidad”.