Ciudadanos se ha convertido en un partido sin rumbo propio. En plena etapa de recomposición, los naranjas se han visto obligados a rearmar su hoja de ruta después del batacazo histórico que sufrieron en los comicios del pasado 10 de noviembre. Descabezados, la marcha de Albert Rivera obligó a la formación a iniciar un proceso alejado del presidencialismo existente, con Inés Arrimadas en el centro de todas las miradas y partiendo en cabeza en todas las encuestas que se ponen sobre la mesa de la sucesión.

Sin embargo, el aperturismo que emana de las declaraciones de sus máximos dirigentes vuelve a ser sometido a juicio interno, provocando la desazón de aquellos que creyeron que con la marcha de Rivera finalizaría la época de la estigmatización de la disidencia.

Escuchar a la militancia se convierte en una tarea primordial para recuperar la ilusión perdida. La gestora que salió del Congreso nacional celebrado el pasado 30 de noviembre ya ha puesto la maquinaria a funcionar, ensalzando la figura de la predilecta por encima de aquellos que rechazan que todavía figuren cargos que llevaron a la formación al descalabro electoral.

Empezando por Manuel García Bofill, persona que está al frente de la gestora hasta que se celebre el proceso de primarias en el partido. Según argumentan fuentes internas de la formación, el dirigente es “vieja guardia total”, ya que ejerció de Secretario General de la estructura durante la época previa a la coalición de Ciudadanos con el partido ultraderechista Libertas.

Escuchar a las partes, según critican los díscolos, sigue siendo una tarea pendiente. Caracterizados por ser una formación en la que todo estuviera atado, protegiendo los exabruptos o salidas de tono de sus altos cargos, la gestora ha enviado esta semana una circular a todos sus afiliados para imponer lo que había que decir tras unas declaraciones de Inés Arrimadas en El Programa de Ana Rosa (Telecinco).

La candidata alegó que había sido un error no pactar con Pedro Sánchez tras las elecciones del 28 de abril, ya que había una amplia mayoría que hubiera permitido a los naranjas tener un poder orgánico y legislativo mucho mayor que el actual. Aquello suponía un revés a la estrategia defendida tiempo atrás por sus compañeros, por lo que se decidió cortar la sangría.

“La señora Arrimadas no dijo eso. Dijo lo que hemos dicho ya muchas veces y que yo comparto, que es que no supimos explicar o convencer a los españoles sobre en qué consistía nuestra solución de Estado para desbloquear España a cambio de tres exigencias muy básicas a Pedro Sánchez”, reza el comunicado, de obligado cumplimiento para la totalidad de los afiliados.

Pero esta circular prosigue: “Toda España vio que Sánchez nunca quiso pactar con nadie que no fueran sus socios habituales: nacionalistas y populistas. Y nosotros ya lo hemos dicho muchas veces: no fuimos capaces de trasladas nuestra propuesta, que fue la única que se puso encima de la mesa”.

Cansados de callar ante la doctrina autoritaria, fuentes del partido informan a ElPlural.com de que esto no es más que “decirle a la gente lo contrario de lo que ha visto”. “Que se hayan arrepentido es distinto”, sentencian.